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Los Inmortales - Crítica de Highlander, la película original

Jesús Delgado

Los Inmortales - Crítica de Highlander, la película original
Crítica de Los Inmortales (Highlander, 1986) - Dirigida por: Russell Mulcahy - Protagonizada por: Christopher Lambert, Sean Connery, Clancy Brown, Roxane Hart. Argumento: Connor MacLeod nació hace 400 años en las Tierras Altas de Escocia y es inmortal. Sin embargo, su tiempo se acaba. MacLeod pertenece a un extraño y selecto grupo secreto de guerreros inmortales, destinados a luchar unos contra otros hasta que solo quede uno.

"Desde el amanecer de los tiempos venimos, hemos ido apareciendo silenciosamente a través de los siglos hasta completar el número elegido. Hemos vivido en secreto, luchando entre nosotros hasta que llegara la hora del duelo final, cuando los últimos que queden lucharán por el premio. Nunca nadie ha sabido que estamos entre vosotros... hasta ahora"  ¡Y dentro música de Queen!

Los Inmortales - Crítica de Highlander, la película original

Así comenzaba en 1986 Highlander (Los Inmortales en España, tal y cómo la llamaremos a partir de ahora), una de las películas de espada, ciencia ficción y fantasía más importantes de la década de los 80 y responsable de una malograda saga de películas y serie de televisión. Pero no empecemos dando cera a los resultados de esta ma-ra-vi-llo-sa película. Y sí, digo maravillosa porque estamos ante una de esas rara avis del celuloide que, esperemos, nunca llegue a tener más secuelas ni tampoco remakes. Porque Los Inmortales, como algunas películas de su tiempo, es un título que es mejor no sacar fuera de su momento y de su estética, pues el cúmulo de los factores que la componen es la receta mágica detrás de su éxito y de su perdurabilidad.

Los Inmortales es una película de culto, la cual merece nuestra atención más detallada. Y no nos referimos por su significancia como película de su momento, sino también por detallitos muy jugosos como el hecho de que Queen hiciera, junto a Michael Kamen, la BSO (una de las más míticas de su momento). De hecho, ¿qué demonios?, hablemos primero un poco de su producción.

Un drama, reconvertido en una historia de espadas y fantasía

Los Inmortales, esa película mágica en la que un francés (Christopher Lambert) hace de un escocés al que le enseña un egipcio que se hace pasar por español, pero que en la vida real es un escocés (Sean Connery), y que a la vez les da caza un nómada ruso al que da vida un americano (Clancy Brown). Dicho así suena ridículo, pero estamos ante una de esas películas más icónicas de los ochenta.

En un principio, Los Inmortales distaba mucho de ser la cinta que conocemos hoy en día. La historia original se debe a la mente de Gregory Widen, autor de la trama de Ángeles y Demonios con Christopher Walken de antagonista. Widen escribió el borrador de esta cinta en sus últimos años de facultad. Widen se inspiró en un viaje que hizo a Escocia y en una armadura de un caballero escocés que le hizo preguntarse acerca de qué pasaría si un hombre de finales del medioevo hubiera vivido hasta nuestros días. Este guión original no contaba con katanas ni un villano como el Kurgan. Connor tenía 37 hijos y sus correspondientes descendientes, su arma era una espada ancha europea y había pasado casi toda su existencia en Escocia, en el seno de una comunidad que no lo había rechazado. Tampoco existía el tema del Encuentro y el Duelo Final, ni había absorción de poderes cuando un inmortal mataba a otro, a pesar de que existía un villano conocido como el Caballero, que buscaba liquidar a todos sus pares... Como bien sabéis finalmente la historia no siguió estos presupuestos, más orientados hacia el drama fantástico que hacia una película de acción, tal y como la conocemos.

La cinta, en cambio, para alcanzar su tono de film de acción, se basó fuertemente en Los Duelistas (1977) de Ridley Scott y para su dirección se eligió a Russell Mulcahy, quien años después dirigiría entre otras cosas Los Inmortales II y también La Sombra. Mulchay, aprovechando su formación en videos musicales, integraría técnicas de videoclip para sacar partido a las escenas de lucha y a aquellas que requería de un tono más intenso, con la intención de conmover y emocionar al espectador. Más concretamente, nos referimos a duelos, flashbacks e, incluso, la secuencia de inicio en el Madison Square Garden. 

La producción, por otro lado, tuvo no pocas dificultades. Más bien nos referimos a las referentes al pasado de Connor y a Escocia. Mal tiempo en forma de inclemente lluvia y problemas con el vestuario lastraron el rodaje. Lo mejor de todo, y eso lo hemos perdido con el doblaje, fue un Sean Connery teniendo que aprender a poner acento español. De hecho, el eco de los créditos iniciales en la versión original se debe a que el actor grabó la locución mientras practicaba (ATENCIÓN) en el baño de su casa en España. 

Por último, no nos olvidemos de Queen. Ya sabéis que temas como A Kind of Magic o Princes of the Universe fueron grandes éxitos vinculados a la película. Lo mismo sucede con el inolvidable Who wants to Live Forever?, compuesto por el guitarrista de la banda Brian May, con arreglos de Michael Kamen. Ahora bien, ojo al dato, Queen no fue la primera opción, sino el grupo Marillion. Por cuestiones de agenda, estos últimos hubieron de declinar la propuesta, por lo que Queen, que ya había hecho la música de Flash Gordon, tomó el encargo de componer las canciones. Como curiosidad, varias de las canciones hechas a propósito para la película fueron compuestas por separado por cada tres de los miembros de Queen. Como os hemos dicho antes, Brian May compuso la suya, además de Gimme the Prize. Freddy Mercury se encargó de la icónica Princes of the Universe y John Deacon de One Year of Love (la canción del bar durante el encuentro de Brenda y Connor). En tanto, Roger Taylor se encargó de Don't Loose Your Head. Como colofón, sabed que el videoclip, por cierto, muestra escenas de las grabaciones originales en los estudios, con el cameo en carney hueso de Christopher Lambert. 

Solo puede quedar uno

Por cierto, no quería empezar a comentar la película sin decir que el título de Los Inmortales me parece una traducción excepcional de la película. El título original de la cinta, Highlander (Escocés de las Tierras Altas o Montañés), hacía referencia a la ascendencia del personaje. No obstante, considero que, en esta ocasión, los de marketing en nuestro país supieron hilar bien con una traducción que, en mi opinión, recoge mejor la esencia de la película.

Ale, ya podemos seguir. Pero no sin antes haceros notar que la edición europea que nosotros manejamos desde hace años es el corte del director, una suerte de versión extendida de la versión original que se vio en cines en EEUU. No está nada mal, ¿verdad? El motivo puede deberse a que, efectivamente, en EEUU, la película fue un rotundo fracaso. Sin embargo, su popularidad vino sobre todo en el mercado internacional, lo cual consolidó su caracter de película de culto. En general, de hecho, la crítica la consideró bastante buena y

Ale, y tras este momento de "yo", ya podemos seguir, pero no sin antes haceros notar que la edición europea que nosotros manejamos desde hace años es el corte del director, una suerte de versión extendida de la versión original que se vio en cines en EEUU. No está nada mal, ¿verdad? El motivo puede deberse a que, efectivamente, en EEUU, la película fue un rotundo fracaso. Sin embargo, su popularidad vino sobre todo en el mercado internacional, lo cual consolidó su caracter de película de culto. En general, de hecho, la crítica la consideró bastante buena y ponderó que Mullhany había tenido muy buenas ideas.

La verdad es que Los Inmortales ha envejecido muy bien tras 30 años. Las escenas de lucha siguen siendo trepidantes y molan mucho, a pesar de que los tiquismiquis señalen que así no se lucha con una katana. Christopher Lambert, que estaba en lo alto de su carrera tras Greystoke, no hace un papel nada malo (habida cuenta de su Raiden de Mortal Kombat y otros horrores posteriores). El guión es ramplón a veces, y algo machistoide en comparación con los presupuestos actuales, pero se disfruta igualmente, debido a ese támiz de película de Serie-B que tiene, siendo consciente de ello y sin avergonzarse. Ahora bien, el hecho de que Sean Connery y Clancy Brown (Ramírez y el Kurgan) estén en ella, hace que la cinta se sustente, ya que los dos secundarios están sencillamente impresionantes, consolidándose como dos pilares básicos de la cinta.

Los Inmortales - Crítica de Highlander, la película original

Brown pierde mucho en la versión doblada, por mucho que el doblaje español de la época sea muy digno. La voz del actor y sus característicos inflexión y tono, que le han valido consolidarse como uno de los mejores actores de voz de EEUU, dotan a su personaje de una entidad que en la versión traducida se pierde bastante. Da más miedo en el original, palabra. Y es que, el Kurgan, primero con su armadura de hueso y luego con su ropa de motero, es uno de los villanos más apabullantes de la década. Clancy Brown no solo nos regaló uno de los malos visualmente más impactantes de los 80, sino también de los más terribles. 

La alargada sombra de la esencia de los 80

El problema de Highlander, empero, viene dado precisamente de que Los Inmortales, como tal, es una película ochentera. Tiene una filosofía y una forma de entender el bien contra el mal maniquea y propia de su tiempo. La estética también es de ese momento. Y no nos referimos al cardado de la heroína, sino a esas nikes con gabardina y vaqueros de Connor MacLeod. La música de Queen, las localizaciones, la luz, el sonido, los personajes secundarios, los elementos que constuyen la trama... En fin, todo ello son características que conforman una historia que no se debería descontextualizar hacia el pasado o hace el futuro, como demostró su deseo de hacer secuelas y alargar el chicle. 

Ya sé qué más de uno disentirá, pero después de Los Inmortales, no debería de haber habido más explotación de la serie. Sobre todo, porque ya no fue un producto netamente de los ochenta, sino de los noventa. Y esto se percibe en sus continuaciones, que ya no guardan ni el tono ni el espíritu de la original. Y ya no hablemos de la calidad como cinta.

Los Inmortales II (1991) pretendió ser una huída hacia adelante, retconeando el origen de los inmortales y de MacLeod, con un trasfondo de ciencia-ficción; la tercera parte se sacó de la manga a un nuevo antagonista, enterrado durante siglos bajo tierra. La serie y su final en TV-movie fue el sacrificio ritual del personaje de Connor MacLeod en favor de su primo menor Duncan, encarnado por Adrian Paul. Si bien todas estas secuelas expandieron el universo de Highlander, la palabra sobreexplotación fue ligada a estas producciones, debido al descarado descenso en la calidad de las producciones. Aunque, eso sí, admitámoslo, la serie tiene su puntito durante las primeras temporadas, además de un intento de echar tierra sobre la pifia que supuso la secuela cinematográfica. 

En fin, dicho esto, toquemos madera y que no haya secuela. Los Inmortales, como Regreso al Futuro, Bitelchús y otras películas de nuestro especial del cine de los 80 deben quedarse en donde les correponden. Fuera de su tiempo ni molan ni se entienden, Por mucho que amenacen con remakes con Dave Bautista de malo y Tom Hardy como nuevo MacLeod. Porque, como bien dice Connor MacLeod...

Los Inmortales

VALORACIÓN:

Mágica e irrepetible película ochentera. Duelos con espadas, un malo muy malo, Sean Connery haciendo de egipcio que hace de español... ¡Y Queen, Queen por todos lados! "Just give me the Prize, yeah!!"

LO MEJOR:

La música de Queen, el reparto, las secuencias de lucha, la mitología y la fresca premisa

LO PEOR:

¿De verdad hacían falta secuelas y serie de televisión?
Hobby

72

Bueno

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