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Análisis con anillos de Sonic Generations

Óscar Díaz

Análisis con anillos de Sonic Generations

Los aniversarios se llenan de regalos, con muchos anillos que brillan de lo lindo. Pero, ¿quién es el rey de los anillos en los videojuegos? Para los más veteranos, la respuesta puede parecer obvia y ahora, el sujeto en cuestión, vuelve con Sonic Generations. El regreso de un clásico que nunca se ha ido, pero que nos ha dejado menos alegrías de las que podíamos esperar. Sobre todo, con sus incursiones de los últimos años.

El paso incansable de Sonic por las distintas generaciones le ha pasado factura. Si en sus primeros años nos sorprendía por la velocidad y por sacar jugo al hardware de Megadrive, esa capacidad de sorprender se ha perdido del todo. Pero, a diferencia de otros juegos más o menos recientes, en Sonic Generations no se busca el cambio radical. Las novedades brillan por su ausencia, pero no faltan anillos que recoger, escenarios imposibles y un protagonista inconfundible. Tenemos al original, de nuevo, para calmar los ánimos de los fans. Pero también vemos la versión actual del punzante animalillo.

Este título tiene, como en las bodas, algo nuevo y algo viejo. Un símbolo de esperanza y buena suerte, que llega para arropar un futuro en el que sí veamos un Sonic a la altura de nuestros tiempos. Mientras llega el 'esperado', habrá que conformarse con lo que tenemos, todo un homenaje que empieza... con una fiesta.

Estamos de celebración

La televisión ha hecho mucho daño en nuestros ídolos, incluso a los que ha creado. Es el caso de Sonic no caben excepciones. También ha tenido un paso más o menos accidentado por la pequeña pantalla. Pero Generations es un producto positivo. La madurez de su protagonista, por los 20 años que han pasado desde que nació, hacen que cualquier broma quepa en sus juegos. De ahí que la fiesta de cumpleaños, el perrito caliente que le regalan los invitados y que la sombra de Mr. Eggman o sus secuaces (Robotnik, por favor...) no falten a la celebración son sólo homenajes para el foro. Sonic Generations empieza lleno de guiños y cada segundo demuestra que es una experiencia que intenta hacer de nexo. Estamos ante un evento que innova lo justo y que juega sobre seguro. Que busca un público nuevo, pero que quiere contentar a los veteranos, mientras nos prepara para el futuro.


Después de contemplar una puesta en escena que brilla al mejor nivel que Sonic ha visto nunca, llega el golpe de realidad. Un mundo blanco, como un lienzo, se llena poco a poco de puertas a los escenarios que han hecho mella en nuestras memorias. Como si de un menú se tratara, tenemos la posibilidad de degustar esos platos que nunca fallan. Pero la novedad también puede encantar los paladares a los que nunca antes les habían servido estos manjares. Eso sí, el punto del chef no tiene por qué ser apto para todos los comensales y el empacho está a la orden del día.

Sonic Generations tiene mucho de lo que adoramos en la saga, pero también incluye muchos de los elementos que el tiempo no ha ayudado a superar. Tenemos un Sonic clásico que se desenvuelve a las mil maravillas por escenarios con vista lateral, casi todo el rato. Pero esos mismos niveles cambian de perspectiva más a menudo cuando los recorremos con la versión actual del héroe de SEGA. Las opciones son la norma y volver a mismo lugar, hasta conseguir la perfección, vuelve a ser motivo suficiente para echar horas frente a la pantalla. Como pasaba en los viejos tiempos, ¿verdad?

Como una colección de demos

Empezamos por Green Hill, que es todo un clásico. Sus fondos montañosos, los loopings, túneles y todo lo que vemos es perfectamente identificable. Una primera toma de contacto, tanto en el modo tradicional como con el Sonic actualizado. La dificultad es baja y al finalizar veremos que los anillos, las monedas rojas, las vidas, habilidades y la posibilidad de parar un poco o cambiar de camino sirven de tutorial. Tampoco tiene mucho secreto la versión más moderna, que también nos enseña los movimientos básicos, como la posibilidad de fijar objetivos y atacar. A partir de aquí, las cosas se complican. Pasamos de poder ver dónde vamos a tener escenas en las que sólo la práctica y buena memoria nos ayudarán.


Chemical Plant, Sky Sanctuary, Speed Highway, City Escape con su camión... Seaside Hill, Crisis City, Rooftop Run y Planet Wisp nutren al juego principal. Unos niveles llegan desde los títulos más antiguos, otros pasan por mejorar lo que hemos visto, incluso, en los últimos intentos de devolver protagonismo a Sonic. El resultado intenta ser homogéneo, pero sólo en algunos casos vemos la chispa que necesita nuestro héroe para resurgir. Al menos, las fases clásicas tienen el encanto tradicional, que contentará a quien compre Sonic Generations por eso del 20º Aniversario. Nos encontramos momentos de caos, donde pasan muchas cosas en la panalla y se nota el que debe reinar entre el equipo de desarrollo del juego. El mismo que vemos, sin una guía que nos ayude a sentir que podemos controlar la situación, aunque sea a base de práctica. Un caos que carece de la sensación mínima de poder encauzarlo.

Lo bueno de Sonic Generations es que ofrece algo para todos los jugadores y, con ello, seguro que acierta alguna vez. Con que nos quedemos eso que nos gusta, podemos evitar la frustración de sus momentos más oscuros. Además, siempre están los secretos que podemos descubrir, las rutas alternativas y ese mundo que hace las funciones de menú principal. Sí, en este título hay mucho más que una serie de misiones con distinta perspectiva.

La tienda incluye detalles que bien podrían estar repartidos por los mundos que desbloqueamos, pero han encontrado un escaparate mejor. Incluso veremos, en la vitrina, el Sonic the hedgehog original. Podremos comprarlo, por un precio respetable y jugarlo hasta el final si encontramos una Megadrive por ese menú que recorremos con nuestro personaje.También nos vamos a encontrar con otros protagonistas de juegos anteriores, como Tails, aunque en Generations sólo jugamos con Sonic para superar los distintos escenarios. Las músicas... bueno, tenemos una colección de melodías que seguramente despierten alguna emoción olvidada.


Los extras no faltan, la verdad, pero no porque se haya intentado hacer el mejor juego de la saga, sino porque es un título de aniversario y transición. Lo que no resulta muy explicable es la ausencia de numerosos jefes finales. ¡Se han perdido la fiesta! Es más, los enfrentamientos apenas tienen momentos memorables y la mecánica para terminar las fases carece de profundidad. Vale, tenemos un Sonic que mezcla lo clásico con lo nuevo, pero ha habido verdaderas joyas en las batallas de la saga y aventuras que se alejaban de la acción. Al menos nos queda alguna persecución, que parecen haber ganado un poco con los años, aunque las sensaciones no sean las mismas, por mucho que se maquille.

Del aspecto general del título, hay poco que decir. En la versión probada, Xbox 360, todo fluye con suavidad y la instalación en disco duro ayuda a tener una experiencia continua. El potencial del equipo técnico de SEGA es grande, pero algo parece frenarles. El trabajo invertido en crear este título, con un nivel de detalle enorme, no se compensa con un diseño de escenarios que no llenan. Se mezclan momentos que hechizan con otros totalmente faltos de rumbo. Estos muestran la misma sensación que los últimos juegos de Sonic. Al menos, nos queda la sensación de que hay cosas bien hechas y la esperanza de que muestren el camino para el futuro de la saga. Por ahora, Sonic Generations es una prueba camuflada de homenaje.

VALORACIÓN:

Si este Sonic sirve para empezar de nuevo y encaminar la saga, bienvenido sea. Pero se trata de un homenaje por el 20º Aniversario y buscar más allá de eso es baladí. Al menos, las melodías y los guiños al pasado brillan como sus anillos.

LO MEJOR:

Tenemos niveles clásicos que guardan su encanto y muchos detalles para la nostalgia.

LO PEOR:

Se nutre de repeticiones más o menos acertadas. Faltan bonus y el online es de compromiso.

Plataformas:

Xbox 360,

3DS,

PC,

PS3

Hobby

80

Muy bueno

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