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Baby Driver - Crítica de la película de Edgar Wright

Baby Driver
Crítica de Baby Driver, la película de Edgar Wright protagonizada por Kevin Spacey, Ansel Elgort, Lily James, Jon Bernthal, Joh Hamm y Eiza Gonzalez.

Antes de empezar a hablaros de Baby Driver, el nuevo trabajo de Edgar Wright, querría aportaros un poco de contexto, porque se trata de un proyecto muy personal que se ha dilatado mucho en el tiempo.

Como ya sabréis, abandonó la dirección de Ant-Man por diferencias creativas tras ocho largos años en la fase de preproducción. Tan solo un par de meses después anunció Baby Driver. Había comenzado a trabajar en esta cinta en 1995, pero no terminó el guión hasta 2011 y la película hasta 2017, así que ya veis que no es un capricho de última hora sino una cinta muy trabajada y meditada.

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¿De qué trata? Baby (Ansel Elgort) es un joven apasionado de la música que domina el volante como nadie antes lo ha hecho, pero su habilidad está en manos de Doc (Kevin Spacey), un jefe del crimen para quien trabaja con el fin de saldar una deuda muy antigua.

Cansado de ese estilo de vida y de cumplir las normas de este peligroso atracador, el joven decide cumplir una última misión antes de retirarse. Pero Doc no se lo va a poner fácil, y menos después de averiguar que Baby siente algo por una joven llamada Debora (Lily James). De esta forma, el talentoso conductor tendrá que luchar para liberarse por fin. 

La película lleva el nombre de la canción de Simon & Garfunkel "Baby Driver" de su álbum de 1970 titulado Bridge Over Troubled Water. El tema aparece en la película durante los créditos finales y la idea de fondo tiene ecos de The Driver, la cinta de Walter Hill de 1978 protagonizada por Ryan O'Neal.

El director británico es un fan confeso, así que no ha dudado en trasladar todo ese aire setentero a la puesta en escena, e incluso en la concepción de los personajes, algo que le hace un flaco favor a algunos de ellos, que aún siendo protagonistas quedan muy desvaídos.

Baby Driver
Baby Driver

El caso es que sea como fuere, Wright ha utilizado una potentísima banda sonora para vehicular el relato de Baby Driver, más próximo a un experimento visual plagado de referencias cinematográficas y estética videoclipera que a una potente historia policiaca, que al final sirve más de pretexto que de armazón argumental como tal.

Esto hace que el ritmo de Baby Driver sea desigual: hay secuencias perfectas en las que la comunión entre la imagen y el sonido es magistral y otras en las que nos falta enjundia y capas en los personajes como para comprar la historia. No es que llegue a descarrilar, pero sí que pierde bastante fuelle.

En fin, es evidente que con la banda sonora que suena, lo peor que te puede pasar es que te quedes enganchado más a ella que al relato, pero sí que te queda cierta impotencia de pensar que es una película que podría ser sobresaliente de no ser por esas trabas. Ojo al sountrack. Como veis, no tira necesariamente de las canciones más populares y mainstream, aunque no deja de ser arrebatadora:

Ansel Elgort es el actor que tiene un rol más lucido en la trama. Es el protagonista de la historia y sus problemas auditivos, así como su sensibilidad para la música y para la conducción temeraria, lo ponen al mismo nivel que cualquier superhéroe al uso. Su rol puede llegar a resultar un tanto cargante, aunque es con quien empatiza el espectador.

Sin embargo, le roba el show Kevin Spacey cada vez que comparten plano. Y es que el veterano y oscarizado talent vale tanto cuando habla como cuando calla. Llena la pantalla (Jamie Foxx, que aquí tiene un papel explosivo, ha confesado espiarlo para ver cuáles son sus trucos interpretativos).

Baby Driver

Jon Bernthal (el Punisher de la serie Daredevil) y su tocayo Jon Hamm son siempre un regocijo en pantalla, sobre todo en papeles físicos en los que tienen mucho que aportar. En particular, el segundo encuentra más espacio para respirar (su personaje fue concebido para él ex profeso).

Sin embargo, los dos personajes femeninos son en extremo simplones, de forma especialmente sangrante el de Lily James cuyas motivaciones, más allá de un amor surgido de la nada, no se llegan a conocer en ningún momento. Pero más preocupante es el hecho de que los villanos sean tan malos sin motivo alguno y tengan como objetivo separar a la pareja porque sí.

Puede que al guión de la película le falte un poco de sentido del humor y algo más de autoconsciencia a la hora de abordar los conflictos que hay entre los personajes. Si hubiese sabido reírse un poco de sí misma puede que salvara esos problemas sin mayores repercusiones en la percepción final del producto. 

Baby Driver

Donde Wright da el do de pecho es a la hora de articular las secuencias de acción, magníficamente resueltas, y, si le damos pábulo, rodadas prácticamente de forma artesanal en su totalidad, sin procesos de postproducción para adornarlas. 

Baby Driver es una película con grandes atractivos que enganchará sin problemas al público joven que puede que descubra o redescubra canciones menos conocidas de Blur, Queen o Focus pero que quizás también acusará esa falta de profundidad en los personajes.

Si os gusta el tándem formado por Kevin Spacey y Ansel Elgort, buenas noticias: volverán a trabajar juntos en Billionaire Boys Club, que se encuentra en fase de desarrollo.

VALORACIÓN:

Edgar Wright se marca un ejercicio de estilo en el que la música y el montaje lo son todo y la historia y los personajes quedan en segundo plano. Muy disfrutable por su forma, menos por el fondo.

LO MEJOR:

La planificación de las secuelas de acción, muy artesanales, y la banda sonora, que ayuda a crear pasajes memorables. Y Kevin Spacey, como siempre.

LO PEOR:

El desenlace es mucho menos espectacular de lo que la película demandaba y algunos personajes más planos que un cromo, ridículamente insignificantes.
Hobby

70

Bueno

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