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Los 13 peores juegos de Xbox

Los 13 peores juegos de Xbox
Los peores juegos de Xbox llegan en forma de lista para ruborizar a sus creadores, redimir a sus jugadores y provocar la risa del resto de mortales. Porque no todo fue tan bonito en la caja X de Microsoft. 

Xbox, la primera consola en la historia de Microsoft, salió a la venta en marzo de 2002 por nuestras tierras. Microsoft, que era experta en lo que era, decidió usar una arquitectura muy similar a la de un PC, con un procesador Intel Pentium III como base de su primera consola. Puede gustarnos más o menos, pero viendo la evolución de las consolas en el presente parece claro que la jugada de asimilar la consola lo más posible a un PC tenía mucho sentido.

Otras compañías ya lo habían intentado en el pasado, como SEGA o la todopoderosa Apple y su Pippin (¿o era Frodo?), pero los más de 20 millones de consolas vendidas la convirtieron en el intento más exitoso hasta esa fecha.

Según cuenta la leyenda, Microsoft decidió entrar en el negocio de las consolas al ver que Sony y su PlayStation se estaban comiendo el mercado de videojuegos y disminuyendo notablemente las ventas en PC. Viendo que ahora Microsoft se decide a lanzar algunos de sus juegos exclusivos de Xbox One también en PC, encuentro una explicación: que Steam ha devuelto la gloria y la hegemonía al juego en PC sobre las consolas.

Los 13 peores juegos de Xbox

Pero si hay algo por lo que debemos atribuir mérito a Microsoft y su primera Xbox es por sentar las bases del juego online en consola. Desde un principio la consola apostó por el juego online y títulos como Halo 2 terminaron de popularizarlo entre los usuarios de consola.

Después de esta pequeña introducción para ponernos en contexto, vamos con lo que vamos, la lista con los peores juegos aparecidos en Xbox. Sí, ya sé que la primera Xbox tuvo un catálogo bastante decente, con joyas como Halo: Combat Evolved, Ninja Gaiden Black, Halo 2, Star Wars: Caballeros de la Antigua República, Project Gotham 2, Forza Motorsport, Panzer Dragoon Orta, Psychonauts, The Elder Scrolls III: Morrorwind, Half-Life 2, Jade Empire, Beyond Good & Evil, TimeSplitters 2, Shenmue II y muchos otros que seguro que merecerían estar entre los citados y que sí que aparecían en nuestra lista de los 20 mejores juegos de Xbox. Pero esto no va de los mejores juegos.

Va de aquellos juegos que supusieron un dolor de ojos para el que los jugase, esos juegos que te hacían ruborizarte al confesar que los habías comprado o esos que compraste pero que dejaste de jugar ante la ínfima calidad de lo que se mostraba en tu pantalla. En definitiva, los peores juegos de Xbox.

Conviene avisar, antes de empezar, que esto es una lista y no un ranking y que quizás haya juegos peores que no hemos metido en la lista, como Nickelodeon Party Blast (el juego peor valorado en la historia de la consola según las críticas) pero a nadie debería sorprenderle que el juego en cuestión fuese una birria. Aquí lo que queremos es repasar algunos de esos juegos infames, pero también esos que se suponía que serían algo decente pero terminaron siendo un fiasco, por ejemplo. Un poco de todo, vamos.

Además, también debo aclarar que los juegos escogidos son, en la medida de lo posible, títulos exclusivos de Xbox, para que la lista sea más justa y no incluya castañas multiplataforma de sobra conocidas, como Trigger Man, Robocop, Shadow The Hedgehog o Catwoman, por poner unos ejemplos. 

IHRA Drag Racing 2004


Compañía: Bethesda Softworks

Año: 2003

Sólo los estadounidenses pueden “apreciar” este tipo de juego, basado en una competición de motor tan absolutamente concreta y “yanqui”. De hecho IHRA Drag Racing 2004 nunca salió de las fronteras del Tío Sam pero, en realidad, ni siquiera allí debió de ver la luz. De los creadores de “la NASCAR es súper divertida” llega ahora “¿no te gustaría más un juego en el que ni siquiera tengas que girar el volante a la izquierda en algunos momentos? Si eres de esos que disfrutan con la emoción de ver a dos coches correr en línea recta durante un suspiro, IHRA Drag Racing es tu juego.

Para el resto de los mortales, es un pestiño. Y no sólo porque los gráficos sean peores de los de Daytona USA de Sega Saturn (o al menos no anden muy lejos). Tampoco es que el deporte no esté representado con fidelidad, todo lo contrario. Pero es que se parece tanto que resulta un aburrimiento correr en línea recta, aunque sea con pilotos y equipos oficiales de la competición, que eso siempre es un plus para los fans de la disciplina en cuestión (si es que hay alguien por ahí suelto).

La simplicidad de las mecánicas y lo repetitivo del desarrollo resultan demasiado demoledores para mantener el interés de nadie más de 5 minutos. Y todo esto auspiciado bajo el paraguas de ¡Bethesda Softworks! Una cosa es incluir este tipo de carreras como una opción más dentro de un simulador como Forza Motorsport o Gran Turismo y otra muy distinta es hacer un juego solo de esa disciplina. Sencillamente no da para hacer un juego propio. (El vídeo esocgido es de la siguiente entrega, porque era de más calidad, pero es tan parecido que nadie se podría dar cuenta).



Maximum Chase

Compañía: Genki

Año: 2002

Microsoft publicó en Japón esta “joya”  de Genki en el año 2002, para luego llevarla hasta EE.UU. en 2003 (sí, lo siento, si os gusta tendréis que improtarlo). La aventura en cuestión era, cuando menos, diferente. Ya en esa época Microsoft estaba interesada en los juegos con alto contenido cinemático. Y es que Maximum Chase mezclaba escenas de vídeo de acción real, escenas con el motor del juego y secciones jugables, muy en la línea de Quantum Break aunque con un acabado más de serie B. Echadle un ojo al vídeo si queréis partidos la caja con las actuaciones.

Las partes jugables estaban divididas, a su vez, en fases en las que debíamos escapar de nuestros perseguidores conduciendo 20 bólidos (vehículos licenciados) y fases “sobre raíles” en las que disparábamos a nuestros perseguidores mientras conducía nuestra compañera. la propuesta, así dicho, no parece tan mala, ¿no? Una vez más, el resultado fue muy distinto ya que contaba con dos elementos negativos demoledores: uno, era tremendamente corto y dos, era tremendamente repetitivo.

 

Dino Crisis 3

Compañía: Capcom

Año: 2003

Cuando Microsoft y Capcom anunciaron que la tercera entrega numerada de la saga sería exclusiva de Xbox (aunque en principio también se planeó una versión en PS2) el “hype” de los “xboxers” (si es que eso ya existía) estaba por las nubes, como no podía ser de otra manera dada la ingente cantidad de fans que tenía la saga. A día de hoy, y creo que no hablo por mí sólo, me muero de ganas de ver una nueva entrega.

Las ganas de jugar Dino Crisis 3 no fueron disminuyendo al enterarnos de que estaría ambientado en el año 2548 y que los dinosaurios serían una versión modificada genéticamente de los saurios que campan a sus anchas por una estación espacial abandonada. No suena tan mal, ¿no? En lugar de copiar a Jurassic Park parece que esta vez lo hacían con Alien.

Más bien con Aliens: el regreso, ya que la tercera entrega de la saga de Capcom abandonó todos los elementos survival que la emparentaban con Resident Evil en las dos primeras entregas. El terror dejó paso a la acción pura y dura pero las dosis de miedo las compensaron de sobra con una cámara realmente horripilante.

Rompiendo con la tradición de Capcom por aquellos tiempos la cámara no estaba tan fija e incluso hacía algunos travellings para seguir nuestros pasos. Sin embargo, es casi imposible encontrar un momento en el que la cámara de Dino Crisis 3 muestre la acción que el jugador necesita ver.

Y eso sin contar con las decenas de cambios de cámara que cambiaban también la dirección en la que nuestro personaje corría, por lo que nos encontrábamos muchas veces huyendo del dinosaurio al que pretendíamos matar o corriendo hacia el que pretendíamos esquivar. Una verdadera lástima, porque el juego no estaba tan mal, ya que mezclaba plataformas, acción, mejoras del personaje y una historia decente.

 

Superman: The Man of Steel


Compañía: Circus Freak

Año: 2002

Otro de los grandes fiascos de la primera hornada de la consola de Microsoft fue este nada simpático Superman: The Man of Steel. Rememorando nuestras peores experiencias con el Hombre de Acero en Nintendo 64 ya nos acercamos con mucha cautela a esta entrega, pero no fue suficiente.

En la parte positiva estaba que el juego se basaba en los cómics de DC, y no en las películas o series de animación del superhéroe. Lo que podría haber sido un juego excepcional usando aquel material original, se convirtió en una suerte de Crazy Taxi volador en el que pasábamos las horas yendo de un sitio para otro en Metrópolis para apagar fuegos con nuestro aliento, rescatar a civiles y llevarlos a un lugar seguro o recogiendo vehículos enemigos y… sí, lo habéis adivinado, llevándolos hasta otro punto del mapa. Y todo eso con un contador de límite de tiempo para realizar cada tarea. Sí, igualito que Crazy Taxi, pero con capa y en calzoncillos.

Su tedioso y repetitivo desarrollo, su estrepitoso control que podía acabar con la paciencia de cualquier jugador y su mediocre apartado gráfico le han ganado a pulso el título de pura kriptonita para los jugadores. El resultado no es tan increíblemente pésimo como en la mítica entrega de Nintendo 64 pero si eres fan de Superman y te acercas a este juego, es que eres más de Batman y lo que quieres es reírte de él. 

   

Azurik: Rise of Perathia


Compañía: Adrenium Games

Año: 2002

Azurik: Rise of Perathia fue otro de los juegos de lanzamiento de Xbox. El juego narra las aventuras de Azurik, un tipo azul que se parece sospechosamente a los personajes de Avatar (denuncia al canto para Cameron ya mismo), que va buscando discos de poder por todo el mundo de Perathia. La gracia del juego, si es que alguien se la encontró, estaba en mezclar los distintos tipos de poderes elementales (fuego, agua,viento, etc…) para resolver los distintos puzles y combates.

El caso es que los puzles eran ridículamente fáciles y los combates tremendamente repetitivos, aunque llegado el último tercio del juego, y ya con todos los poderes desbloqueados, mejoraban un poco. Lo peor, sin embargo fue su motor de físicas, que nos regalaba momentos desternillantes como quedarnos flotando en medio de un salto o tener que intentar agarrarnos a un saliente más de 4 veces para que el dichoso Azurik se dignase a encaramarse.

Técnicamente no era tan malo para la época, aunque pueda parecerlo viendo el vídeo y la verdad es que ofrecía bastante contenido para los pocos jugadores que se atreviesen a dedicarle unas cuantas horas. La cámara, además, tampoco ayudó a que pudiésemos disfrutar de su mediocre control.

  

Bruce Lee: Quest of the Dragon


Compañía: Ronin Entertainment

Año: 2002

Bruce Lee, el mítico genio de las artes marciales, se paseó por los circuitos de Xbox a los pocos meses de su nacimiento con este Quest of the dragon, una producción de serie B videojueguil muy al estilo de alguna de sus películas (vaya por delante que eso no es malo, nos chifla Bruce Lee).

El repertorio de bugs y glitches de esta aventura era tan amplio como el de los golpes de Lee en sus películas: cámara que no se fija en el objetivo en el que está fijada la acción, partes del escenario que se vuelven inmateriales para dejarnos caer al vacío, etc…

No puedo olvidarme de los distintos gritos que pega el bueno de Lee con cada golpe. Y no puedo olvidarme porque se han quedado grabados a fuego en mi memoria y aún me atormentan en mis pesadillas. 2 o 3 minutos vale, pero es imposible jugar media hora y no querer apagar el volumen de la televisión. Os reto a que veáis el gameplay de aquí abajo y no caigas en mi misma depresión.

Técnicamente la castaña era pilonga, con unos modelos realmente cutres, excepto el de Bruce, y un diseño de escenarios de los que hacen época. Perdón, de los de otra época, una muy lejana. ¿Y qué decir de los bajones en el frame rate? Pues que ríete tú de los casos que nos atormentan en la presente generación, y no miro a nadie que ahora estamos a otros asuntos.

Lo úncio bueno de todo esto es que, al menos, Ronin Entertainment y Universal tuvieron la decencia de hacer Bruce Lee: Quest of the Dragon cuando el luchador y actor ya estaba muerto, porque si no…

 

Carve


Compañía: Argonaut Games

Año: 2004

La lista de compañías desarrolladoras que han desaparecido con el paso de los años y los fiascos no para de crecer en estos 13 peores juegos de Xbox. En este caso hablamos de Argonaut Games, creadores también de otra joyas como Croc (al que le tengo cariño aunque sea un juego mediocre), y que desapareció en 2006 tras varios descalabros.

Carve es una de sus mayores infamias jugables, un juego de carreras de motos de agua que pretendía imitar la fórmula del genial Wave Race 64. La tarea, además, no era sencilla, ya que dos años antes había aparecido Splashdown, un digno competidor en el submundo de los juegos de motos de agua.

El estilo arcade de las carreras, con controles sencillos y una docena de trucos que realizar al saltar por las distintas rampas o el decente modo online no eran su punto más flojo sino un sistema de colisiones que fallaba más que una escopeta de feria, las nulas diferencias entre los distintos corredores (pese a que tenían estadísticas completamente distintas en velocidad, trucos, etc…), un pequeño lag en la realización de los saltos, una música machacona y absolutamente insoportable y un apartado técnico más que discreto. Solo apto para enamorados de las motos acuáticas y masoquistas en general.

  

Kabuki Warriors

Compañía: Genki

Año: 2001

Kabuki Warriors es otro que, “lamentablemente”, nunca llegó a nuestro país. Microsoft parece tener la fórmula del fracaso bien aprendida a la hora de crear juegos de lucha que acompañan al lanzamiento de su nueva consola, como ha pasado con Fighter Within de Xbox One, pero no fue el primero.

Este Kabuki Warriors no tenía un mal planteamiento: como luchadores de bushido teníamos que progresar y ganar dinero luchando por diferentes escenarios para luego acceder al campeonato oficial. Lo más extravagante era la aparición del kabuki en el cóctel. De este modo, como en el teatro japonés al que hace referencia, todos los luchadores tenían la cara pintada y básicamente eran como el ataque de los clones.

Los gráficos, además, se parecían más a los Bushido Blade de PlayStation que a algo digno de la potencia técnica de la primera consola de Microsoft. El ritmo de juego era muy lento y los combates un tostón, aunque al menos trataba de ser fiel a las disciplinas que trataba de representar: bushido y kengo. Puede no parecer un juego tan malo como otros de la lista pero sí que lo es. Me gustaría añadir un saludo para la desarrolladora, Genki, que tiene el indudable honor de aparecer por partida doble en esta lista. Enhorabuena.

   

Star Wars: Obi-Wan

Compañía: LucasArts

Año: 2002

Acompañando al lanzamiento de la consola en España llegó Star Wars: Obi-Wan. El “hype”, aunque por aquella época no estaba de moda la palabra, era bastante grande. A quién no le gustaría tener un juego de LucasArts en las estanterías en la semana de lanzamiento de la consola, ¿no?

El juego nos invitaba a encarnar a un Obi-Wan en versión padawan y actuaba como prólogo para los acontecimientos de Star Wars: Episodio 1 - La Amenaza Fantasma, aunque llegaba a tener eventos que sucedían al mismo tiempo que los de la película. Contagiado quizás por la calidad de la fantasmagórica amenaza, el juego resultó ser un fiasco.

Tenía algunos elementos interesantes, como la posibilidad de controlar el sable láser con el stick analógico derecho del mando de Xbox, un buen repertorio de poderes Jedi o un modo de enfrentamiento para dos jugadores que no terminaba de petarlo, pero las lagunas jugables eran tan grandes como galaxias.

No fue, por tanto, el hecho de que los gráficos recordasen la gloriosa era de Nintendo 64, sino su horripilante control (que hacía de algo tan simple como correr toda proeza), las paupérrimas zonas de plataformas, los desérticos escenarios (y no porque visitemos Tatooine sino por la ausencia de elementos interactivos o incluso decorativos), el pasillismo de su desarrollo o todo un festival de errores técnicos (como bajadas de frame rate o personajes que parecen más una maqueta poligonal que un modelo realista). Definitivamente, el lado oscuro era poderoso en Star Wars: Obi-Wan, y también lo era en los salones de nuestra casa mientras jugábamos a tamaña infamia jugable.

   

Stake: Fortune Fighters

Compañía: Gameness Art

Año: 2003

Este juegas de lucha incluía sólo 9 luchadores en su plantel, aunque a su favor tenemos que decir que uno de ellos se llamaba Yen Fan, en clara alusión a nuestro sabelotodo de Hobby Consolas. Pero espera, que otro se llamaba Yen Yen, ya casi con recochineo, como dando a entender que aquel personaje era nuestro Yen en persona.

El estilo de juego se asemejaba más al mítico Power Stone que a un Street Fighter, con arenas de lucha bastante amplias y diversión para 4 jugadores tanto online como offline. Bueno, eso sobre el papel, porque la realidad distaba mucho de ser divertida. Para empezar, los escenarios eran demasiado grandes y muchas veces nos perdíamos o tardábamos en encontrar a nuestros rivales más de la cuenta.

Además, el control de nuestros luchadores era simplón (tres botones para hacer todo y combos que no podían mezclar tipos de golpes sino una y otra vez el mismo) y totalmente insufrible. La cámara, que ni siquiera podíamos rotar sino simplemente acercar o alejar, tampoco ayudaba a mejorar la experiencia. Los gráficos, recién llegados de su viaje al pasado en el DeLorean de Marty McFly, terminaban de poner la guinda a un juego que ya era insufrible de por sí.

  

Galleon

Compañía: Confounding Factor

Año: 2004

Galleon es, probablemente, uno de los juegos con mejor nota media en Metacritic de esta lista, un 67. Pero que eso no os nuble la mente, merece estar aquí tanto o más que nuestras otras "joyas". Buena parte de la culpa la tiene el “hype” que suscitó el juego. Y es que su creador no fue otro que Toby Gard, artífice también del diseño del primer Tomb Raider, así que todos esperábamos una verdadera joya, una perla, y además, del Caribe.

Sí, porque el juego iba de piratas, pero rizaba el rizo mezclándolos con ninjas maestros en Kung-fu. Esto va cogiendo nivel, ¿no? Nuestro héroe, además de repartir palos por todos lados con sus habilidades ninja también era un portento de las plataformas y realizaba todo tipo de acrobacias y saltos como si la gravedad sólo fuese una mala broma a la que no habría que prestar atención.

Lo peor era que la mayoría de nuestras acciones eran contextuales y el juego las realizaba de forma automática por nosotros, al más puro estilo Starfox Adventures de GameCube con los saltos. Tampoco ayudaba el no poder controlar la cámara, lo que complicaba muchos de nuestros movimientos y todos los momentos plataformeros, que abundaban.

Y eso por no hablar del simplísimo sistema de combates y el cuestionable gusto del diseño artístico. Una pena, porque el universo de juego ninja-pirata podría haber dado para un juego muy loco pero bastante original e interesante.

   

NightCaster: Defeat the darkness

Compañía: VR1 Entertainment

Año: 2002

Otro de esos juegos cuyo planteamiento inicial no es malo pero que por algo está en esta lista. NightCaster nos invitaba a encarnar a una especie de aprendiz de mago que luchaba contra las fuerzas de la oscuridad. Para disparar los hechizos con nuestro bastón debíamos utilizar el stick analógico derecho, lo que no dejaba de ser algo interesante a priori.

El sistema de combates, en el que nuestros hechizos (fuego, agua, oscuridad y luz) eran más o menos efectivos contra cada tipo de enemigo, también parecía interesante. El caso es que el control era tan malo que muchas veces acabábamos disparando en la dirección opuesta a la que queríamos hacerlo.

Aprovechando todo el asunto de la oscuridad en VR1 Entertainment debieron pensar que nadie echaría en falta algo de luz en los escenarios, lo que les dejaría la oportunidad de esconder los múltiples fallos técnicos que en realidad tenía. Pues lo siento por ellos, pero no. Las animaciones también están más cerca del club de la comedia que de un juego AAA y el aburrimiento se convertía, con el paso de las horas, en el peor enemigo de una aventura que empezaba bien pero que no progresaba ni ofrecía suficientes novedades con el paso del tiempo. 

 

Sneakers

Compañía: Media.Vision

Año: 2002

Pocas veces podemos sentirnos tan afortunados de que un juego no llegue a nuestras fronteras pero cualquiera que sea capaz de jugar más de 5 minutos a Sneakers descubrirá que el dinero invertido en importarlo de Japón o EE.UU. ha sido uno de los peores gastos de su vida. Y eso que no debe ser fácil, ya que el juego sólo se vendía en las tiendas Toys “R” Us en Estados Unidos.

El carismático protagonista es Apollo, un ratón muy vacilón que va hecho un moderno con su chaquetilla roja y sus zapatillas old school. Este primo aún más poligonal de Stuart Little tiene una gran pandilla de amigos roedores que le ayudarán en su batalla por… ¿qué mas da? El juego es tan malo que nunca llegarás a descubrirlo.

Las vocecillas de los ratones pueden resultarle simpáticas a una abuelita, pero a los cinco minutos cualquiera en su sano juicio estará deseando estrangular a los responsables de semejante ultraje sonoro. Son sencillamente desquiciantes. Técnicamente es un despropósito constante, con bajones de frame rate y modelos muy cutres aunque, quizás, las animaciones se lleven la palma y sean tan horribles que hasta resulten graciosas.

Pero que no os nuble el juicio su desternillante aspecto, Sneakers es un atentado jugable en toda regla. El propósito es jugar al escondite con tus amigos ratones buscándoles por los escenarios pero la libertad de exploración es, digamos, inexistente. Nosotros sólo escogemos la dirección en la que queremos que los ratoncitos se muevan, hasta que llegan a un cruce de caminos y podemos volver a escoger. Impresionante, ¿verdad?

No es que haya mucho más que hacer pero es que, además, para añadir más emoción a una fórmula que ya es de por sí frenética, tenemos que hacerlo contrarreloj. Y no puedo olvidarme de las infames batallas contra otras ratas que pululan por los escenarios, quizás los enfrentamientos más lentos y aburridos que nos hemos echado al mando en mucho tiempo.

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