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E3 2013: Impresiones de Thief

E3 2013: Impresiones de Thief
Hemos podido jugar a una demo de veinte minutos del reboot de Thief, uno de los nuevos proyectos de la rama occidental de Square Enix, y estas son nuestras primeras impresiones.

Ya habréis visto que en las últimas horas hemos disfrutado de varias demos de los juegos que están por llegar, tanto para la presente como para la futura generación , en el E3 2013. El último título que está preparando la rama occidental de Square Enix, el reinicio de la mítica saga Thief, no se ha librado de nuestras manos y hemos jugado una demo de unos veinte minutos de duración.

La demostración, a la que hemos jugado en PS4, estaba dividida en tres niveles; un tutorial, la mansión Northcrest y el puente Auldale, que están enlazados entre sí. Nada más comenzar nos familiarizamos con la interfaz: una gema nos indica la luz que nos da en cada momento, y lo fáciles o difíciles que somos de detectar. El salto, semiautomático, nos sirve para desplazarnos a gran velocidad entre las sombras, y también tenemos un botón con el que Garrett se concentrará hasta el punto de poder ralentizar la acción y descubrir los elementos más relevantes del escenario. La sensación en términos generales es que nos movemos con menos libertad que en Dishonored, aunque las referencias de este juego son constantes (en ambientación y desarrollo).

E3 2013: Impresiones de Thief

El sistema de combate es bastante original. Por una parte tenemos un arco con flechas intercambiables (cuchillas, flechas incendiarias, de agua para apagar las antorchas o con una cuerda para trepar...) y por otro, una pequeña maza, con la que resolver los ataques cuerpo a cuerpo. Si activamos el 'focus' durante uno de estos combates, se resaltan tres zonas del enemigo, en las que hay que acertar con un punto de mira. El cuello es para eliminarlos, el estómago para que se alejen de nosotros y las rodillas para que se queden inmovilizados en el suelo.

Por supuesto, lo que prima en esta aventura de ambientación gótica que es Thief es el sigilo. No en vano nuestro protagonista es un ladrón legendario al que le mueven los retos más complicados, que suelen consistir en meterse en la boca del lobo y salir ilesos y con la lengua del animal bajo el brazo. Se nos recompensará por atravesar zonas sin alertar a los guardias, o por robarles la cartera (literalmente) sin que se enteren. También podemos dejarles fuera de combate con un movimiento especial, y esconder sus cuerpos para que no los descubran otros vigilantes.

El nivel que jugamos nos invita a infiltrarnos en la mansión del Barón, encontrar la cámara secreta y robar su herencia: el corazón del león, que resulta ser un enorme diamante. Aunque hay cierta libertad de movimientos, estamos obligados a pasar por determinadas zonas y nuestros recursos son bastante limitados; sólo en una ocasión hemos lanzado objetos para despistar a los soldados que estaban de guardia por la mansión. Los combates son muy duros, y sirva como ejemplo que hemos sido los únicos que se han acabado la demo.

Al entrar en la mansión, atravesando un jardín muy vigilado, encontramos un plano que nos indica dónde está la habitación secreta: en el segundo piso, junto a la biblioteca. Pero para entrar tenemos que encontrar un resorte, detrás de un cuadro, que se activa mediante un minijuego. En la sala, hay un cofre que se abre mediante un puzle muy interesante, que nos obliga a buscar pistas en distintas partes de la estancia (mirando en los cuadros, o a través de un agujero en el propio cofre, por donde se ven los engranajes de la cerradura), lo que le dará cierta variedad al desarrollo de Thief.

Una vez que tenemos el diamante en las manos, el desarrollo del título que está desarrollando Eidos Montreal cambia por completo. Tenemos que escapar de forma frenética, a través de un puente en llamas. En este punto, se vuelve más plataformero  (cuando trepamos, la cámara subjetiva pasa a ser en tercera persona) y el control parece más confuso.

El mando de PS4 en este caso nos permite seleccionar las flechas con el panel táctil delantero, y la luz cambia de color según lo visible que sea Garrett en cada momento. Están en el aire el saber si en otras plataformas (Xbox One y PC) también lucirá alguna característica similar aprovechando las particularidades de cada una, como Kinect en el caso de la consola de Microsoft.

Tras los veinte minutos de Thief a los que hemos podido jugar, es inevitable que su desarrollo y ambientación recuerden a Dishonored. El diseño de niveles tampoco se corta, y en la huída alternamos alcantarillas, edificios en llamas, tejados y construcciones que se derrumban, con cierta sensación de Deja vu. Nos ha parecido bastante regular técnicamente, luce unos rostros expresivos, pero las texturas tardan en cargar y los niveles son bastante limitados, pese a las promesas del estudio en el aspecto técnico y en lo que a posibilidades se refiere. De momento, no marca la diferencia para tratarse de un juego de la next gen.

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Etiquetas: E3