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Los primeros años de Donkey Kong

Roberto Ganskopf

Los primeros años de Donkey Kong
No nos hemos equivocado. Aunque parezca el malo de la película, este simio llamado Donkey Kong ayudó a Nintendo en un momento muy delicado de su historia, mientras que el futuro Mario se llevaba la gloria por salvar a la chica.

¿Queda alguien que no conozca a Donkey Kong? Lo dudamos. El mono de Nintendo se ha convertido en uno de los personajes más populares de esta industria y en un icono de la misma, aunque es cierto que su momento álgido lo tuvo en la década de los 80 (en plena época dorada de los videojuegos) al conquistar los salones recreativos y las consolas y ordenadores de medio mundo. Tampoco podemos olvidar la serie Donkey Kong Country, lanzada en Super Nintendo y de la que pudimos disfrutar tres fantásticas entregas que volvieron a reactivar su nombre a mediados de los años 90.

Lo que sí es menos conocido es que fue el primer trabajo “serio” de Shigeru Miyamoto en la compañía de Kioto, y que su creación (también en parte mérito del malogrado y genial Gunpei Yokoi) ayudó a la empresa a salir de las dificultades financieras en las que se encontraba y a situar una recreativa de éxito en el mercado arcade norteamericano (el mayor del mundo), misión hasta ese momento infructuosa para los nipones. Su primer intento lo había realizado con Radar Scope en 1980, una máquina que tuvo cierta popularidad en Japón pero que no cuajó en los Estados Unidos.

Donkey Kong - Arcade

 

Así, a Miyamoto le fue encomendada la tarea de crear un juego que encajara en los gustos occidentales, algo por aquel entonces complicado de realizar para una compañía que había vivido exclusivamente del mercado nacional, y además había que reutilizar el stock de muebles de Radar Scope que había quedado aparcado, lo que suponía un reto a nivel de hardware y producción. El resultado de su inventiva no fue otro que Donkey Kong, recreativa lanzada en 1981 y que rápidamente se convirtió en un auténtico e inesperado bombazo.

La mecánica no podía ser más simple. Basado en la clásica historia de “chico rescata a chica y malvado de por medio”, Jumpman (personaje que más tarde se convertiría en Mario) se dedicaba a plataformear hasta llegar a su novia Pauline, la cual había sido secuestrada por el famoso gorila. Las pantallas eran estáticas y se dividían en cuatro tipos, en las que básicamente teníamos que alcanzar a la chica y finalmente hacer caer a Donkey Kong. Su aparente sencillez ocultaba un juego difícil, muy exigente a nivel de coordinación ojo-mano y donde la mayoría de jugadores no duraban más de unos minutos. Además, incluía por primera vez la posibilidad de saltar en un título del por aquel entonces primitivo género de las plataformas, y la meta era conseguir el mayor número de puntos ya que el juego se repetía cíclicamente sin un final aparente. Este llegaba (si no moríamos antes) al alcanzar al nivel 22, ya que un error de programación no permitía seguir más allá.

Donkey Kong - NES

La mezcla producida por la alta dificultad y las novedades que aportaba sobre otros videojuegos fue la base de su éxito. Se versionó para las consolas que pegaban en aquel momento (NES, ColecoVision, Intellivision y Atari 2600) y también para multitud de ordenadores de la época, convirtiéndose en un éxito de ventas a nivel doméstico y el arcade en uno de las más jugados del momento álgido de los salones recreativos. Nintendo se salvó de un futuro incierto, Miyamoto dio inicio a su leyenda y seguro que los más viejos del lugar disfrutaron (y sudaron) al máximo con Donkey Kong, algo que hace poco volvió a la palestra gracias a la aparentemente inacabable obsesión de batir puntuaciones de recreativas clásicas.

Los primeros años de Donkey Kong

En 1982, Billy Mitchell (considerado como el mejor jugador de todos los tiempos por sus marcas en varias máquinas) estableció un récord en el arcade que duró casi dos décadas. Fue batido en al año 2000 y, desde entonces, la fiebre por el juego ha subido hasta niveles impensables dado que hablamos de un título lanzado hace más de treinta años. En el estupendo documental de 2007 The King of Kong vemos (en inglés, ya que el DVD nunca fue lanzado en nuestro país y deberemos adquirirlo en Gran Bretaña o Estados Unidos si queremos visionarlo) como un desconocido llamado Steve Wiebe se propone superar la marca de Donkey Kong y entra en una disputa casi personal con el antiguo recordman. Ya en la actualidad, la máxima puntuación la ostenta Hank Chien, un cirujano plástico de Nueva York que ha batido el récord en más de una ocasión. ¿Os apetece retarle? Sólo tenéis que hacer 1.138.600 puntos...

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