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Una hora con Sekiro Shadows Die Twice para PS4, Xbox One y PC

Sekiro Shadows Die Twice
Jugar durante una hora a Sekiro Shadows Die Twice no es sólo disfrutar de uno de los juegos más esperados del año. La obra de From Software (con Hidetaka Miyazaki a la cabeza) y Activision, nos obliga a "desaprender" todo lo que nos enseñaron Dark Souls y Bloodborne, y descubrir una nueva forma de jugar, igualmente profunda y difícil.

La demo de Sekiro Die Twice en que nos enfrentamos al monje corrupto se mostró por primera vez durante el pasado E3 2018. Y la verdad es que no podía estar mejor diseñada; en apenas 20 minutos de juego (si somos capaces de pasárnosla del tirón), ya se muestran alguna de las mecánicas más interesantes del próximo juego de Activision y From Software. Por si acaso, os refrescamos la memoria. 

Sekiro nos traslada al Japón medieval, a la era Sengoku (S.XVI) que se caracterizaba por las constantes guerras entre clanes rivales. El protagonista, el shinobi o "lobo de un sólo brazo", acude al rescate de su joven señor, que ha sido secuestrado por los Ashina. Para recuperarlo con vida tendremos que utilizar las técnicas de los asesinos ninja: la katana, los shuriken y movimientos de artes marciales, además de los ataques que permite su brazo prostético.

El terrorífico enemigo secreto de Sekiro Shadows Die Twice

En efecto, nuestro brazo izquierdo se sustituye por una prótesis que permite lanzar un garfio para subirse al terreno elevado (lo que inevitablemente recuerda a Tenchu), y ejecutar ataques más potentes, como el hachazo que destroza los  escudos de los enemigos. Con todo, no estamos preparados para lo que se nos viene encima.

Requisitos de PC de Sekiro Shadows Die Twice

En pocos minutos ya tenemos que plantarle cara a centinelas implacables, una serpiente gigante, un ogro y el temible monje del que ya hemos hablado; uno de los enemigos más duros que se nos han puesto por delante en mucho tiempo. 

Mucho más que otro Dark Souls

Hay muchas cosas que diferencian Sekiro de los Dark Souls o Bloodborne que han consagrado a From Software (y a Hidetaka Miyazaki). En primer lugar, el hecho de controlar a un shinobi convierte al sigilo en una herramienta de combate esencial; plantarle cara a los enemigos nos coloca en un enfrentamiento de igual a igual, pero si conseguimos aproximarnos a ellos sin que nos detecten (bien desde el aire o camuflados entre la vegetación) un tajo certero es suficiente para acabar con ellos.

Esa es precisamente otra de las diferencias que más nos gustan respecto a Souls. En muchos casos, el garfio nos permite observar la situación desde un punto elevado, y así trazar una estrategia antes de lanzarnos a pelear. Eso nos pone las cosas un poco más fáciles, aunque ya en esta primera demo aparecen algunos centinelas que nos pueden detectar a gran distancia y estropear nuestro ataque sorpresa. 

Sekiro

El diseño de los entornos también le da una personalidad propia a Sekiro Shadows Die Twice. En general, el movimiento fluye de un modo más vertical, y el salto o la posibilidad  de encaramarse a las cornisas nos anima a ser creativos en la exploración.

Edición de coleccionista de Sekiro Shadows Die Twice

La espada japonesa

Pero en nuestra hora con Sekiro, lo que más nos ha gustado es su interpretación de la lucha con la espada. Es una forma de combatir que muestra un profundo entendimiento del sable japonés; "shinken" significa "hoja que mata" y el modo en que el samurái utilizaba su arma tiene poco que ver con los duelos interminables de las películas.

Era complicado que nadie sobreviviese a la primera estocada, por eso los contendientes mantenían la guardia, se estudiaban y golpeaban de un modo fulminante. 

Sekiro Shadows Die Twice

El juego tiene elementos de fantasía, por supuesto, pero se mantiene esa misma tensión. Cada personaje cuenta con dos barras de energía: la vida y un segundo indicador que marca la posibilidad de detener los ataques, como si fuera el cansancio o la concentración. Y cuando se trata de atacar a los rivales más duros, nuestra única posibilidad es acabar con esta "resistencia" antes de dar el golpe letal. 

Por otro lado, las contras se convierten en otra pieza importante. Si en el combate real se entrenan el "suriage waza" o "nuki waza", en el juego también vamos a tener que realizar ataques basados en una reacción a lo que haga nuestro oponente, como los "counter" en los juegos de lucha uno contra uno.

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Dominar la espada no sólo es lo que nos permite avanzar en este dificilísimo RPG (al menos la demo es endiablada) sino que a medida que aprendemos, es algo que resulta muy satisfactorio, y recompensa nuestra habilidad y paciencia. Es el caso del "mikiri", un movimiento que requiere "timing" para interrumpir los ataques del rival. 

Las sombras mueren dos veces

Para el final dejamos otro de los elementos que definen al juego (y que de hecho está en el título). El "lobo de un sólo brazo" es capaz de resucitar cuando cae abatido por un enemigo. Por ahora no conocemos más sobre esta mecánica, que el propio Miyazaki adelantó como uno de los elementos más importantes del juego.

Sekiro: Shadows Die Twice

En la demo, la resurrección nos da una segunda oportunidad, pero no es simplemente "otra vida". Tenemos un tiempo limitado para regresar, pero durante esos instantes los enemigos se van a comportar como si ya hubieran vencido, así que hay que aprovechar esta pequeña ventaja adicional. 

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Seguro que cuando podamos jugar con la versión definitiva (que llegará a PS4, Xbox One y PC el próximo 22 de marzo) descubrimos mucho más sobre la inmortalidad del personaje, y las implacables criaturas que nos aguardan en el territorio de los Ashani. 

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