El arranque de The Division 2 es toda una declaración de intenciones. Cuando la sociedad se derrumbe, ¿tendrás un arma? ¿La tendrá tu vecino? Siete meses después del estallido del virus, tras los acontecimientos que vivimos en Nueva York en el primer The Division, los agentes de esta célula (nacida de la imaginación de Tom Clancy) vuelven a ponerse en marcha para mantener el orden en las ruinas de Washington D.C. (que se han recreado a escala 1:1). El estudio sueco Massive Entertainment y Ubisoft vuelven a unir fuerzas en un proyecto muy prometedor.
The Division 2, como su antecesor, nos propone formar parte de esta última línea de defensa, junto a miles de jugadores de todo el mundo. Y nos presenta un mundo transformado, en que unos pocos supervivientes sufren el acoso de distintas facciones que han tomado las calles por la fuerza de las armas. Los tres grupos rebeldes a los que nos vamos a enfrentar en The Division 2 son Hienas, Parias (Outcasts) e Hijos verdaderos (True Sons), y no nos van a poner las cosas fáciles.
No es la primera vez que hemos podido jugar a The Division 2. Hace unos meses os ofrecimos un primer avance con el contenido PVP en el modo Conflict (control y “team deathmatch”) y en las tres zonas oscuras de la ciudad. Pero esta vez hemos probado unos niveles diferentes –que estarán incluidos en la beta privada, disponible del próximo 7 al 10 de febrero-. Hemos jugado los dos primeros niveles de la campaña, además de las misiones secundarias en el mundo abierto, y también nos hemos sumergido en el “endgame” esto es, lo que nos ofrecerá una vez que hemos terminado la campaña y hemos alcanzado el nivel máximo.
Impresiones multijugador de The Division 2: Zona oscura y PVP
Más que un shooter con coberturas
El desarrollo está definido por sus propios creadores como una mezcla entre el juego masivo online, un “shooter” con coberturas y fuertes elementos de RPG. Para ser honestos, no nos hacían falta más pistas, porque el inicio nos ha resultado bastante continuísta con el primero. Eso sí, en el arranque de la primera misión –tras haber creado a nuestro agente- no tenemos demasiada información. Llegamos a la ciudad en medio de una grave crisis, cuando el cuartel general de The Division (situado junto a la Casa Blanca) sufre un ataque, y tenemos que ponernos “manos a la obra” de inmediato.
Ya en el primer intercambio de fuego, descubrimos un control más ágil, que responde mejor tanto en el uso de las armas, como en la navegación por los escenarios. El modo en que los agentes se mueven entre obstáculos y coberturas nos permite afrontar determinadas estrategias, según la situación: en ocasiones podremos permitirnos un enfrentamiento directo, confiando en nuestra potencia de fuego, y en otras será preferible flanquear a los rivales, o buscar zonas elevadas que nos ofrezcan ventajas operativas.
Las zonas de Washington que hemos patrullado nos han resultado más abiertas y variadas que Nueva York, y también más orgánicas, ya que el agua y la vegetación están más presentes. Una vez que liberamos el asentamiento de la Casa Blanca, ganamos acceso a nuevas funciones: podemos desbloquear habilidades (uso de drones y torretas que prestan apoyo automático), botiquines, perks o mejoras para los fusiles (que afectan a las estadísticas y se dividen en óptica, cañón, empuñadura y cargadores). Para empezar, lo más recomendable es desbloquear la posibilidad de cargar con un arma adicional (además del fusil y la pistola de inicio), porque vamos a necesitarlo.
El progreso del juego se refleja tanto en la base principal como en otros asentamientos civiles (por ahora se han confirmado tres: teatro, campus y castillo, en el Smithsonian). A medida que cumplimos misiones y realizamos donaciones de material, podremos ver cómo se añaden nuevas secciones, y aumentan las posibilidades de “crafteo”, la compra de nuevo equipo, y las misiones secundarias que nos proponen algunos NPC.
La campaña de The Division 2
En nuestras impresiones hemos jugado dos misiones de la campaña: The Grand Washington Hotel y Jefferson Trade Center, que nos han ofrecido un buen equilibrio entre combates exteriores e interiores, persecución de objetivos, aguantar oleadas enemigas o abatir jefes finales (que soportan una cantidad ingente de disparos). Y en cuanto a las misiones del mundo abierto nos hemos encontrado con pisos francos, ejecución de civiles en un área pública, zonas de vigilancia de los Hienas o escaramuzas entre distintas facciones. Además de la posibilidad de explorar un área considerable de la ciudad en busca de botines.
En este caso el "loot" pueden ser nuevas armas, máscaras antigás, rodilleras, guantes, mochilas o chalecos antibalas, que mejoran nuestras estadísticas. Como en otros juegos similares, el botín está dividido en categorías que indican su rareza (desde los comunes a los épicos), y las piezas que no vayamos a utilizar se pueden vender o bien desarmar para conseguir materiales.
En lo que respecta a la parte narrativa, nos hemos encontrado con personajes NPC muy interesantes, como Odessa, una de las líderes de la resistencia que dirige el asentamiento del teatro, o Coyote, uno de los primeros enemigos de The Division 2, y además regresan los "ecos" con los que podemos ver qué lo que ha ocurrido en una determinada zona en el momento en que se produjo la infección. Sin embargo, no tenemos pistas acerca del papel del gobierno -aunque ya se han visto la Casa Blanca o el Air Force One- o el polvo amarillo que se esparció para acabar con el virus.
En total, la campaña contará con 15 misiones de lanzamiento que, según el estudio de desarrollo, se podrán completar en unas 40 horas de juego.
Pero la campaña y el mundo abierto sólo representan una parte muy pequeña de The Division 2. En realidad, el juego comienza cuando alcanzamos el “level cap” y tenemos que lanzarnos a por piezas de equipo legendario. De inicio, el juego ya contará con todas las actividades que llegaron en las 8 actualizaciones del primer juego. Además de las tres zonas oscuras, que combinan el PVE (enfrentamientos contra la IA) con el combate contra otros jugadores, tendremos a nuestra disposición partidas competitivas organizadas.
A todo esto hay que añadir la raid cooperativa para un máximo de 8 jugadores y las especializaciones (a partir del nivel máximo tenemos una habilidad adicional que podemos escoger entre superviviente -con una ballesta- demoledor, con un lanzagranadas o francotirador con un fusil de precisión). Cada clase además tiene habilidades específicas, propias y de equipo, y modificaciones exclusivas que se aplican tanto al arma como a las granadas, Todavía hay más; soporte para clanes, modo foto y la promesa de tres nuevas expansiones que llegarán a lo largo del año gratis para todos los jugadores.
Pero lo que más nos ha sorprendido es el modo en que se nos anima a repetir las misiones de la campaña, no sólo para conseguir mejores recompensas. Una vez que hayamos conquistado los 3 cuarteles generales de las facciones enemigas, al final de la campaña, un nuevo grupo rebelde entrará en juego. Son los Black Tusks (Colmillos negros), y volverán a hacerse con el control de todo el territorio. De este modo podemos repetir las misiones originales, contra un enemigo más duro e inteligente y con un nuevo objetivo. En Massive lo han bautizado como el modo Invasión.
Nosotros hemos disfrutado de dos de estos niveles del "endgame": el búnker federal de emergencia y el museo aeroespacial, y la verdad es que la posibilidad de utilizar equipo avanzado y el nivel de los enemigos que tenemos enfrente nos obligan a jugar de un modo diferente, mucho más estratégico y coordinado con nuestros compañeros. Es un modo de darle más vida al juego tras terminar la historia principal.
The Division 2 llegará el próximo 15 de marzo a PS4, Xbox One y PC, pero antes se podrá disfrutar de una beta privada con alguna de las misiones de las que os hemos hablado. Estará disponible del 7 al 15 de febrero, y a nosotros nos ha dejado con ganas de más.
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