¡El rey de los RTS está de vuelta! O bueno, todavía no del todo, puesto que StarCraft Remastered no llegará a las tiendas hasta el próximo día 14 de agosto. Por suerte, nosotros hemos podido disfrutar de unas cuantas partidas al popular juego de Blizzard antes de su lanzamiento, y os traemos un breve anticipo del juego antes de ofreceros un análisis de su versión final.
Para ello, hemos jugado varias partidas contra la IA, tanto en uno contra uno como por equipos de dos, tres y de cuatro integrantes, con cada una de las facciones clásicas de StarCraft: los Zerg, con su bajo coste y su elevada producción, los Protoss, con su tremendo poder (y el coste que eso conlleva) y los Terran, que ofrecen un buen equilibrio entre poder y coste con sus tropas. Esto es algo bien sabido por cualquier fan de la saga, pero nunca está de más mencionarlo.
El equilibrio entre las tres facciones, basado más en sus diferencias y sus counters que en los puntos que tengan en común, era uno de los puntos fuertes del StarCraft original, y es algo que continúa intacto en StarCraft Remastered. Durante nuestras partidas hemos visto ataques repentinos con los Zergs (los temidos Zerg Rush), hemos probado la versatilidad de los Terran, y hemos tenido que construir pilones y pilones al mando de los Protoss.
En este sentido, la jugabilidad de StarCraft Remastered es idéntica a la del propio StarCraft (o la expansión Brood War con sus unidades adicionales, si optamos por jugar a ella). Claro está, esto tampoco supone una mala noticia cuando se habla de uno de los RTS clásicos mejor planteados, y que mejor ha sabido actualizarse y mantener su éxito con los años. Por supuesto, el juego mantiene su nivel de dificultad original, y las estrategias que se pudieran emplear en StarCraft siguen siendo igual de efectivas aquí.
Donde sí que hay diferencias es, por supuesto, en todo el apartado técnico. Las unidades y los edificios cuentan con modelos de alta definición totalmente renovados, pero que mantienen a la perfección su esencia original. Los mapas y sus elementos, como los minerales o el gas, cuentan con un aspecto brillante. Y el HUD conserva el diseño y los colores originales, pero con un aspecto limpio y totalmente adaptado a la época actual de la alta definición.
Además, StarCraft Remastered cuenta con todo el apartado sonoro del juego original totalmente renovado. Se han vuelto a grabar los diálogos y los efectos de sonido, así como la banda sonora del juego, para ofrecer un sonido actualizado. El resultado es un sonido que se siente retro, con un toque de nostalgia, pero optimizado con una calidad a la altura de los tiempos que corren.
Con todo ello, las impresiones que genera StarCraft Remastered son las de una remasterización algo conservadora, no tan rompedora como la de otros títulos recientes (como Crash Bandicoot N. Sane Trilogy), pero sí una renovación necesaria para los tiempos que corren. Una entrega que sirve como punto de entrada para los que nunca llegaron a probar StarCraft, y que probablemente reavive la llama en aquellos jugadores que lo dejaron tiempo atrás, pero que todavía lo recuerdan con cariño.
Os recordamos que StarCraft Remastered llegará a la plataforma de Blizzard el próximo 14 de agosto, y dentro de poco os ofreceremos un análisis a fondo de la versión final del juego. Hasta entonces, os dejamos con nuestro análisis de StarCraft II Legacy of the Void.
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