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Nuestras recreativas favoritas (VI)

David Alonso Hernández

Nuestras recreativas favoritas (VI)
¿Acaso os pensabais que ya habíamos terminado de repasar nuestras recreativas favoritas? ¡De eso nada! Otra cosa no... ¡pero será por monedas de '5 duros'!

Después de recordar vuestras recreativas favoritas en un una serie de reportajes 'retro' repletos de joyas del pasado y mucha, mucha nostalgia, pensamos que se habían quedado en el tintero un montón de títulos arcade que también merecían tener su propio espacio en esta sección.

Y es que, aunque los 30 títulos que elegimos entre todos los lectores de Hobbyconsolas.com eran una selección muy representativa de lo mejor del mundo arcade, la realidad es que existen tantísimas recreativas, y muchas de ellas son tan buenas, que resulta casi imposible condensar todo lo que nos hicieron sentir en unos reportajes.

Nuestras recreativas favoritas (VI)

Por ello, hemos decidido continuar hablando cada sábado de las mejores recreativas de la historia. De aquellos juegos que forman parte de nuestra infancia 'jugona', ya sea directamente en los "billares" o en sus posteriores adaptaciones para consola u ordenador.

Esta semana hemos elegido 5 títulos que nos hicieron disfrutar de formas muy diferentes en los salones arcade, pero -para la próxima entrega de este reportaje- me encantaría recibir sugerencias acerca de los juegos que os gustaría ver aquí reseñados. Si tenéis alguna propuesta, no os cortéis y dejadla en los comentarios.

Dicho todo esto, vamos con una nueva ración de 'retro' del bueno:

Chichas, chicos... ¡Insert Coin!

Moonwalker

Una de las cosas que ha quedado patente durante nuestros anteriores reportajes de recreativas es que las décadas de los 80 y 90 molaban lo suyo. Y no sólo porque en nuestro barrio hubiese un salón arcade en el que pasar las tardes, también porque podíamos disfrutar de los mejores momentos de algunas de las grandes leyendas de la música contemporánea.

Y claro, hablar de leyenda y de música de los 80 es hablar de Michael Jackson, el mítico cantante que -además de hacernos vibrar con su música e inigualable estilo de baile- se marcó una recreativa de lo más molona.

Basado en la película del mismo nombre, Moonwalker fue un Beat 'em Up con perspectiva isométrica desarrollado por SEGA, en estrecha colaboración con Michael Jackson, y en el que nuestro objetivo era -a ritmo de algunas de las melodías más famosas del Rey del Pop- rescatar a todos los niños que habían sido raptados por el malvado Mr. Big.

Para hacerlo, teníamos que superar 15 niveles repartidos en 5 escenarios diferentes, y en los que debíamos avanzar mientras acabábamos con todos los enemigos que nos salían al paso, y entre los que se encontraban esbirros humanos y engendros robóticos con mucho más aguante.

Las posibilidades de ataque de Michael eran bastante amplias, e incluían ataques cuerpo a cuerpo, habilidades especiales como el genial 'Dance Magicy -lo mejor de todo- una transformación en robot, que aumentaba su resistencia y capacidad de daño, y que nos otorgaba el chimpancé Bubbles, la recreación digital de la mascota que el cantante tenía en la vida real.

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El divertido desarrollo del juego, unido al carisma del personaje protagonista y al impagable acompañamiento musical, con versiones de temazos como Bad, Smooth Criminal o Beat it, hicieron que Moonwalker se conviertiera en todo un éxito de los salones arcade, cuya popularidad ha trascendido hasta nuestros días.

Ah, y aunque sé que ya lo sabéis, no está de mal recordar que SEGA también desarrolló versiones de Moonwalker para ordenares y consolas, como Master System y Mega Drive, que tenían bastantes puntos en común con la recreativa pero que ofrecían un desarrollo totalmente distinto. Eso sí, la verdad es que molaban casi todos.

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Gals Panic

Seguimos en la época de Moonwalker para hablar de otra recreativa que seguro se ha llevado una gran cantidad de vuestras monedas de la paga semanal: Gals Panic. ¿Y es que quién podía resistirse, en plena adolescencia, a la combinación de habilidad y señoritas japonesas ligeras de ropa?

Pues eso debió pensar Kaneko cuando, en 1990, decidió mezclar el desarrollo del clásico Qix con un toque erótico (o 'eroge', 'hentai' o 'Bishojo'), que consiguió que en aquella época muchos nos volviésemos locos por descubrir todas las imágenes de las modelos japonesas en actitud sugerente que servían como principal reclamo.

Por suerte, este toque 'picante' no era la única virtud de Gals Panic, cuya divertidísima mecánica le convirtió en uno de los arcade más populares de la época, y que hacía que su mueble fuese uno de los más transitados en los salones recreativos.

Y es que, para deleitarnos la vista con las diferentes modelos, primero debíamos descubrir su figura 'capturando' la imagen, para lo que debíamos manejar un pequeño punto con el que podíamos trazar líneas en cuatro direcciones.

Así, la 'chicha' del juego consistía en ir trazando figuras, que al ser completadas descubrían esa parte del escenario, mientras evitábamos que el jefe de turno, que siempre pululaba por el escenario, nos capturase.

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Este sencillo desarrollo se volvía una auténtica locura de diversión gracias a un montón de variantes, como los bloques que debíamos bordear, los potenciadores que podíamos recoger o nuestra lucha contra el tiempo, que nos obligaba a destapar más del 80% de la imagen en menos de 3 minutos.

Además, y para más cachondeo, una barra medía nuestra actuación constantemente, por lo que -si no nos lo 'currábamos' lo suficiente y completábamos el nivel en la zona roja- la imagen de la atractiva modelo era sustituida por otra más divertida... pero también mucho menos 'picantona'. ¡Qué manera de jugar con nuestros sentimientos!

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The House of the Dead

Aunque las pistolas de luz son casi tan antiguas como los videojuegos (¿os ocordáis de Zapper, de NES?), fue quizá hacia la segunda mitad de la década de los 90 fue cuando este tipo de dispositivos vivió su particular época dorada. (¡Arriba las manos el que nunca haya tenido una GunCon (o G-Con 45) con su PSX!).

Una de las principales responsables de que los salones recreativos (y, posteriormente, nuestras casas) empezaran a llenarse de tíitulos en los que poner a prueba nuestra puntería con pistolas de plástico fue, sin duda, la siempre innovadora SEGA.

Con títulos como Virtua Cop (desarollado por 'un tal' Yu Suzuki en 1994, y del que os hablaremos en próximos reportajes), la compañía de Sonic contribuyó sobremanera a extender la popularidad de los 'shooter sobre raíles' y, en 1996, tuvo la genial idea de crear un título de este género que contaba con el atractivo de incluir una ambientación de lo más terrorífica y, sobre todo, de zombis, muchos zombis. ¡Qué original! ¿verdad? Pues en aquella época os aseguro que sí que lo era... o al menos mucho más que ahora.

Así, y con la intención de hacernos pasar un poco de miedo mientras afinábamos nuestra puntería, llegó The House of the Dead, un espectacular juego que nos dejó a todos de vuelta y media por su increíble apartado técnico, su terrorífica ambientación y los litros de sangre que casi salpicaban la pantalla. ¡Irresistible!

La historia del juego, bastante típica, situaba a dos agentes del AMS (una organización Gubernamental dedicada a investigar sucesos paranormales) en la mansión del Dr. Curien, un científico de investigación genética al que la cosa se le va de la manos (y la cabeza de su sitio) y libera a todos los engendros que había creado en el laboratorio.

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Evidentemente, y puesto que la única herramienta de trabajo que ofrecía la recreativa eran sendas pistolas de luz, a partir de ese momento empezábamos a limpiar los escenarios de zombis, gárgolas y otras criaturas aún más peligrosas, que alcanzaban su mácimo en los enemigos de final de nivel.

El ritmo de la acción era bastante alto, y siempre debíamos estar muy atentos a cada detalle del escenario para disparar de forma certera, recargar nuestro arma en el momento adecuado y, así, conseguir llegar hasta el épico enfrentamiento final contra The Magician (Type 0), la creación definitiva del Dr. Curien que también nos amarga la vida en entregas posteriores de la saga.

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MERCS

Para hablar de MERCS es necesario remontarse hasta 1985, año en el que Capcom lanzó Commando, una recreativa (de la que os hablamos en nuestra primera entrega de Nuestras recreativas favoritas) y que, además de sumamente divertida, sería punto de referencia de muchos títulos posteriores, como Ikari Warriors, de SNK, o Heavy Barrel, de Data East.

Sin embargo, y pese a que muchos de estos juegos "inspirados" en Commando tenían bastante calidad, tuvimos que esperar a 1990 a que la propia Capcom expandiera al máximo la fórmula del original y, aprovechando toda la potencia de la placa CPS, nos sorprendiera con MERCS, otro 'Shoot' em Up' bélico de scroll vertical repleto de acción 'a lo Commando'.

Con un salto técnico espectacular respecto al título de 1985, MERCS nos ponía rápidamente en situación gracias una historia tan manida como efectiva, y que nos relataba el rapto del Presidente de Estados Unidos por un grupo de guerrilleros sudafricanos.

Por supuesto, como invadir la zona no entraba dentro de las vías de la diplomacia, el Gobierno Norteamericano decidía encargar la misión de rescate a los MERCS, un grupo especial de soldados "nasíos pa matar". Vamos, nosotros.

Así, en solitario o acompañado de otros dos amigos, teníamos por delante unos niveles muy intensos y en los que los tiroteos eran la única vía para acabar con cientos de terroristas, quienes -por su parte- tampoco se quedaban de brazos cruzados y nos atacaban con todo lo que tenían, aviones de combate y tanques incluidos.

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Para hacer frente a la cada vez más potente amenaza, nuestro soldado podía recoger diferentes armas, como el lanzallamas o una especie de rifle láser que disparaba bolas de color verde, que -además- podían ser mejoradas a través de una serie de potenciadores.

El campo de batalla también nos proporcionaba otros objetos, como medallas o botiquines, y -lo mejor de todo- nos permitía tomar el control de algunos vehículos, como un jeep con una alta capacidad de fuego. ¡Acción en estado puro!

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Shadow Warriors

Es posible que alguno de vosotros no relacione el nombre 'Shadow Warriors' con ningún título actual, pero si os decimos que este arcade protagonizado por un ninja y desarrollado por Tecmo fue bautizado en Japón como Ninja Gaiden, quizá empiece a sonaros un poco más, ¿verdad?

Pues sí amigos. Shadow Warriors fue el nombre que recibió en occidente la primera entrega de Ninja Gaiden, la mítica saga de Tecmo que se ha mantenido hasta nuestros días como una de las principales referencias del estudio nipón.

Pero como todo saga tiene un comienzo, para hablar de la de Ninja Gaiden tenemos que retroceder hasta 1988, año en el que Tecmo decidió sumarse a la moda de los 'Beat' em Up' "a lo Double Dragon" con su propio título protagonizado por ¿Ryu Hayabusa?

Pues la verdad es que no está del todo claro, puesto que en ningún momento del arcade se menciona el nombre del ninja protagonista, pero no son pocos los seguidores de la saga que afirman que sí, que hace más de 25 años Ryu ya hacía bailar su katana como nadie, y lo demostraba en este juego.

Ryu o no, lo cierto es que el ninja protagonista de Shadow Warriors tenia por delante una misión de lo más arriesgada: ni más ni menos que atravesar Estados Unidos para enfrentarse a las hordas del mal de Bladedamus, un descendiente de Nostradamus que estaba de viaje por los USA para hacer que se cumplieran sus profecías del fin del mundo. Mal asunto.

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Con una capacidad de movimiento en 8 direcciones y 3 botones disponibles (salto, atque y 'grab'), las posibilidades de ataque de nuestro ninja eran bastante elevadas, por lo que recorrer los niveles mientras despachábamos a todos los enemigos era una auténtica delicia.

Además, la ambientación de los escenarios era otro de los puntos fuertes de este arcade, que destacaban por su variedad y riqueza de detalles, con elementos típicos de lugares tan emblemáticos como Los Angeles, New York o Las Vegas.

Si a todo esto le sumábamos una cañera banda sonora, que en adaptaciones posteriores eliminó un tema con parecido 'sospechoso' a Iron Man, de Black Sabbath, nos quedaba una recreativa tan efectiva como un 'shuriken' ninja.

Nuestras recreativas favoritas (VI)

Y así, sigilosos como un ninja, terminamos nuestro repaso de esta semana a nuestras recreativas favorias. Si queréis leer los anteriores reportajes de este especial 'retro' podéis hacerlo aquí:





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