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Ya hemos leído... "Otra vez el Supergrupo"

Jesús Delgado

Ya hemos leído... "Otra vez el Supergrupo"
Os traemos una reseña recién salidita del horno: La del último trabajo de Jan y Efepé treinta y tres años después de su última colaboración juntos. Dedicándole este número a los fans, el tandem de artistas ha cedido a las presiones de éstos y traen de vuelta al Supergrupo en un cómic de Superlópez.

Los que nacisteis a finales de los 70 y crecisteis durante los 80 seguramente esta semana tengáis un motivo más para estar de buen humor. No en vano, como ya os contábamos hace unos días, Efepé y Jan han sacado un album juntos otra vez, en el que tras tres décadas se reúne de nuevo a Superlópez con el Supergrupo.

Ya hemos leído... "Otra vez el Supergrupo"

Así, este albúm titulado Otra vez el Supergrupo, y que sirve para conmemorar el 40º Aniversario de Superlópez, rescata a aquel simpático grupo de torpes y pendencieros superhéroes, que en los albores de los ochenta parodiaban a los principales personajes de Marvel. El Supergrupo tenía a un Capitán Hispania (un claro referente al Capitán América), que luce un look a lo Cid Campeador; al Bruto (La Cosa), que es el músculo (o ladrillo) del grupo envuelto en pañales;a La Chica Increíble (Jean Grey), una mortal esteticién; el Mago (Dr. Extraño), amo de las artes arcanas; y Latas (Iron Man) un droide chacha, ducho en el combate cuerpo-electrodoméstico. Ah, y frente a ellos, el prota de la colección: Superlópez. Si aún no tenéis claro a quién parodia este último, os soplaremos que también tiene capa y los calzoncillos por fuera del traje.

Todos ellos vuelven a juntarse. Pero no precisamente por gusto, al menos no por parte de Superlópez, quien recurre a sus viejos camaradas por necesidad. Misteriosamente, de la noche a la mañana, el mundo cambia ante sus ojos y de repente ya no forma parte de él. Bueno, ni él, ni su alter-ego Juan López. Nadie lo reconoce e incluso lo ningunean (bueno, esto también lo hacían antes). De ese modo, apartado de sus amigos y aliados tradicionales de estos últimos veinte-treinta años, "Super" tiene que volver a los orígenes, a sus primeros colegas para que le arreglen la papeleta. ¿Conseguirá en su compañía poner otra vez la realidad en orden?

Ya hemos leído... "Otra vez el Supergrupo"

La respuesta la obtendréis en vuestra gran superficie o libreria preferida al precio de 12 euros, que es lo que vale este ejemplar de 48 páginas a todo color en formato álbum. Éste ocupa el nº 156 de la colección Magos del Humor de Ediciones B.

¿Ah, pero que queréis más? ¿Queréis que el crítico se moje? Pues faltaría más. Os veo en el próximo epígrafe.

Nostalgia infantil y porrazos de los buenos

En primer lugar, he de haceros una confesión, que posiblemente me condene a la hoguera o al ostracismo. Pero bueno, ahí va: Superlópez dejó de gustarme desde el cuarto volumen, que es cuando Efepé y Jan se separaron. La denuncia social que desde entonces Jan adopta, alejándose poco a poco y discretamente del resto de los autores de Bruguera a lo largo de los años fue paulatinamente desenganchándome del personaje y de sus posteriores albúmes, los cuales compraba en la playa para distinguirme del resto de lectores de best-sellers veraniegos.

El retorno a la tortas fluidas, a la parodia del cómic y, sobre todo, el haber recuperado en todo su esplendor al quinteto de patatas que son El Supergrupo, me han medio reconciliado con él. ¿Por qué?. Por simple y pura morriña de aquellos años en los que aún no me afeitaba y el mundo era un lugar más amable. Por tanto, querido lector, si eres de los míos, un viejo comiquero que disfrutaba con el humor simple pero ágil, con un Superlópez que tuviera que compartir plano con sus "iguales" en poderes, los cuales tenían unas personalidades redondas que casi exclipasaban a éste... entonces, amigo disfrutarás mucho de este cómic.

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Claro que tampoco quedarás decepcionado si perteneces al otro perfil. A aquel que considera que Jan es un genio, que ha sabido evolucionar con los años y captar las demandas que la sociedad hace al poder, las preocupaciones que la ciudadanía vive diariamente e incluso, al tiempo que su arte trascendía, fusionando el estilo del cómic francobelga con la historieta española, creaba su propia marca. Si piensas todo esto entonces ten por seguro también vas a gozar de lo lindo con éste cómic.

¿Que si os tomo el pelo? Ni mucho menos. El motivo de esta reflexión se debe a que Otra vez el Supergrupo es un perfecto lazo para cerrar los 40 años de Superlópez. Ya que es un puente entre sus segundos orígenes, aquellos referidos a sus publicaciones Bruguera, y los tiempos modernos. Así, este álbum combina la denuncia social de Jan (que la hay, ojito) y personajes más modernos como Escariano Avieso y otras amenazas con el ritmo con la dinámica propia de los cómics primitivos, con sus tortas y sus chistes; los cuales se han actualizado con los tiempos. Y si no atentos a la nueva arma que la Chica Increíble lleva en su bolso.

Ahora bien, este número también tiene su parte negativa. El cómic empieza muy fuerte, y la acción no tarda mucho en llevarnos hasta su nudo. Desgraciadamente, en el final parece desinflarse y a partir de la página 39, vemos cierta prisa en cuanto a la resolución que nos hace creer que Jan y Efepé tenían que cumplir algún tipo de plazo. De ahí que ciertas escenas de lucha e incluso el desenlace del cómic queden algo cojos. Pero, incluso así, el resultado final no desmerece, ni mucho menos.

Ya hemos leído... "Otra vez el Supergrupo"

Por tanto, si eres un lector (o lectora, vaya) devoto (o devota) del cómic español (o la historieta castiza, que no se diga), que creciste con Pulgarcito, Super Mortadelo y TBO, no puedes perderte este maravilloso álbum. Muy posiblemente acabarás recordando que, tú creciste en los 80 y sobrevisite haciendo la grulla de Karate Kid con cierta sensación de satisfacción.

Si eres un néofito que se ha criado con los mangas de Glénat, los cómics Marvel o DC de Planeta y crees que el tebeo español es cosa de viejos, piensa en darle una oportunidad. Es posible que aprendas que no todas las cosas que leían tus padres y abuelos eran cutres y rancias. ¿Quién sabe? A lo mejor lo descubres por qué les molaba tanto.

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