Análisis de Apex Construct en realidad virtual PSVR, HTC y Oculus

El primer trabajo de Fast Travel Games (estudio sueco fundado en 2016) llega avalado por sus anteriores puestos; el equipo está compuesto por antiguos miembros de Electronic Arts, Rovio (Angry Birds) y DICE (Battlefield), y se ha propuesto que los juegos en realidad virtual sean su objetivo principal. Apex Construct aparece ahora para PlayStation VR, y el mes próximo se podrá disfrutar en HTC Vive y Oculus VR.

Su inquietante planteamiento nos coloca en el futuro: una distopía sobre los restos de la civilización, en que sólo han sobrevivido las máquinas (y nosotros, claro, que somos el último humano de la Tierra). En este entorno, debemos abrirnos paso por unos niveles pequeños, pero intrincados, mientras resolvemos puzles y nos enfrentamos a robots centinela. Y aquí tenemos el principal atractivo del juego: para hacerlo no contamos con armas de fuego, sino con un sofisticado arco de poleas, capaz de disparar diferentes tipos de flecha y de generar un escudo de fuerza para protegernos de los ataques enemigos. 

Lo primero es lo primero: el arco se maneja estupendamente con los mandos PS Move (necesarios para jugar) y consigue que disfrutemos con cada disparo. El "feedback", reforzado por el sonido y la vibración, es excelente, tanto en el apuntado como al tensar la cuerda. Y el hecho de tener que disparar sin un punto de mira -lo que se dice, tiro instintivo- lo hace aún más realista. Tanto, que nos hubiera gustado que el componente de combate fuera mayor o un poco más profundo. 

Pero no es así, porque Apex Construct es una aventura en primera persona, con sus dosis de exploración, unos puzles interesante (aunque se abusa un poco de teclados, claves y tarjetas de seguridad) y una narrativa muy curiosa, que recuerda a Portal 2. En este caso, se trata de seguir los consejos de una Inteligencia Artificial "Padre" que nos utiliza como herramienta para luchar contra otra I.A. "Madre" (si alguno quiere ver aquí una metáfora, ya es cosa suya). 

Los diálogos de las dos I.A. son ingeniosos -el juego está completamente en inglés- aunque se puede intuir por dónde van los tiros desde los primeros niveles. Y la historia se completa con las notas que encontramos, escritas por antiguos trabajadores de la empresa Cygnia (que también tiene un regusto a Aperture Science). 

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Otro elemento destacable de Apex Construct es que al final de cada misión regresamos a un piso franco, donde también podemos explorar en busca de secretos e incluso colocar las estatuillas que hayamos recogido en cada nivel. En este piso franco encontramos un máquina para comprar habilidades, un mapa general y un registro de todos los archivos que hayamos leído en los ordenadores. 

El apartado gráfico es sólido en PS4 pero un tanto simple. No persigue un acabado realista, pero aún así hay muchos aspectos criticables, como la repetición de elementos (algunos assets como los teclados y pantallas han sido reutilizados sin piedad) o el hecho de que todos los escenarios se parezcan demasiado entre sí. Lo mismo ocurre con los enemigos: arañas mecánicas, torretas láser y perros robot que muestran poca variedad, aunque en su favor hay que decir que combaten bastante bien. 

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La verdad es que sin dejarnos impresionados, como otros títulos de realidad virtual, Apex Construct tiene un buen ritmo, y nos anima a seguir jugando. La inmersión con el headset PSVR, con el que lo hemos probado nosotros, es perfecta siempre que nos quedemos quietos... porque el control es el principal problema del juego. 

Apex Construct apuesta por un sistema híbrido. Podemos teleportarnos o bien desplazarnos en el modo tradicional (andando o, si presionamos dos veces el botón Move, corriendo). Y eso es bueno. El problema viene cuando se trata de orientar la cámara.

El modo en que se ha adoptado el giro por ángulos, que tan bien funcionaba en Resident Evil 7 Biohazard, Skyrim VR o Doom VFR (por poner unos ejemplos), se ha reducido a un sólo botón. Esto nos obliga a realizar un movimiento de muñeca a izquierda o derecha a la vez que presionamos triángulo, cada vez que queramos girar (30 o 45 grados según nuestras preferencias). Pero falla muy a menudo y nos desorienta. 

Además, si presionamos el botón de giro sin mover la mano -o sin que lo reconozca la cámara- automáticamente nos coloca en una posición de 180º respecto a la original... ideal para que los enemigos nos acribillen. Después de practicar, conseguimos hacernos con él, pero nunca lo hemos dominado para combatir de un modo fluido.

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El juego ofrece unas cinco horas en la primera partida, pero está cargado de secretos y mejoras, que pueden aumentar la duración -que no está mal dentro de lo habitual en VR-. Da la impresión de que se cuidó más en su fase de planificación (el "lore" que acompaña a este mundo destruido, las dos I.A. rivales o la mano mecánica que ha reemplazado la del jugador es muy interesante), que en la ejecución final. Lo que le impide llegar más lejos son fallos de diseño y la repetición de situaciones, y también hemos encontrado algunos bugs (aunque en el momento de escribir este análisis se está descargando un primer parche).