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Análisis de Assassin's Creed III: La redención

Análisis de Assassin's Creed III: La redención
La lucha por devolver la libertad a los Estados Unidos llega a su clímax. George Washington se cree muy duro, pero veremos si puede aguantar un "abrazo de oso" de nuestro amigo Connor.

El trío de contenidos descargables para Assassin's Creed III conocido como La tiranía del rey Washington llega a su fin con La infamia, el tercer y definitivo capítulo de esta realidad alternativa en la que Connor nunca fue un assassin y al comandante Washington le dio por convertirse en monarca de los EEUU. Si desembolsáis 640 Microsoft Points (mañana llegará a PS3 y PC por unos ocho euros), podréis descubrir esta entrega final.

Ojo, ligeros spoilers, si no habéis jugado los capítulos anteriores.

Como recordaréis, en los dos capítulos anteriores (llamados La infamia y La traición), Connor ha recorrido la Frontera y Boston mientras intantaba dar con la forma de derrocar a Washington quien, absorto por la influencia del Fruto del Edén, se ha convertido en un poderoso déspota... ¡Hasta se ha construido una pirámide en Nueva York! Precisamente, la acción tiene lugar en esta última ciudad, donde aprovechamos la ayuda de Benjamin Franklin y el "recién llegado", Thomas Jefferson, para provocar revueltas populares y ganar acceso a la pirámide del loco George.

Análisis de Assassin's Creed III: La redención

It's up to you, New York, New York

El desarrollo de La redención es muy similar al de las dos entregas previas: disponemos de libertad para movernos por un entorno relativamente grande y para acceder tanto a las misiones de la historia como a las secundarias, que una vez más consisten en dar comida a los pobres, abrir cofres, asaltar caravanas o buscar fragmentos de recuerdos lúcidos (imágenes de lo que pasó realmente en la historia original). Nada nuevo por aquí. Sigue sin haber dinero ni tiendas u objetos secretos, así que la verdad es que no compensa detenerse en esas tareas secundarias. Es mejor ir al grano.

¿Y de qué va ese grano? La primera misión parece decirnos "haaala, para que no os quejéis": misión naval por fin, con cañonazos y zonas atestadas de minas, por si las echábais de menos. No se aporta nada a la mecánica, pero se agradece volver al mar. Después de eso, llegamos a Nueva York, donde las misiones principales alternan la infiltración y alguna que otra pirueta con la acción pura y dura. Las partes de sigilo y exploración corren por cuenta de los dos poderes que obtuvimos en las entregas anteriores: el manto del lobo y el vuelo del águila. Cuando toca pasar a la acción, nos viene de perlas un último y "refinitivo" poder, que obtenemos en este capítulo: el golpe de oso.

Análisis de Assassin's Creed III: La redención

Un oso nada amoroso

Como ya supondréis, antes de poder usar ese poder por primera vez, toca que Connor vuelva a tomar un poco de té "con sustancia" y que nosotros le ayudemos a superar una secuencia onírica. Ésta es la más corta de todas y también la que se hace más amena. Como si de una especie de Shadow of the Colossus se tratara, hemos de escalar un gigantesco oso en movimiento para arrancarle unas lanzas. Una vez hecho eso, adquirimos la habilidad de ejecutar un golpe devastador en el suelo, cuya onda expansiva elimina y lanza por los aires a todos los enemigos cercanos. Es realmente efectivo, aunque perdemos bastante salud cada vez que lo usamos, así que no os flipéis...

Como ya se intuía en las entregas previas, la combinación de todos estos poderes es sin duda lo más divertido de La redención. De hecho, el diseño de sus misiones es el más acertado de los tres DLCs y nos invita a encadenar con soltura todos nuestros poderes: un golpe de oso por aquí para derribar una pared, un ataque de águila por allá para frenar a unos guardias... En fin, que las dos horas y media que aproximadamente dura esta aventura, sin que supongan una revolución jugable, se hacen bastante entretenidas.

Análisis de Assassin's Creed III: La redención

Fin del viaje, George

Por supuesto, parte de la gracia de esta última entrega estaba en enfrentarnos a George Washington y, a la postre, descubrir cómo demonios hemos llegado a esta realidad alternativa. Tanto el duelo como el final son exactamente lo que esperábamos (no spoilearemos nada, claro), así que no esperéis sorpresas brutales, pero sí un cierre solvente. Ahora bien, ¡nos habría molado algún premio por completar los tres capítulos! En conjunto, La tiranía del rey Washington supone un añadido curioso y bastante disfrutable. Sobre el papel, nos parece que esto es lo que debería ofrecer un DLC: aventuras que en absoluto son necesarias para disfrutar del juego "físico", pero que nos proporcionan un extra diferente para quien se anime a disfrutarlo.

Por otro lado, la realidad es que, aunque lo intentan, los tres capítulos no acaban de resultar emocionantes o de hacernos sentir que estamos en una lucha épica. El desarrollo es ameno, sí, pero falta algo de fuerza a los acontecimientos y a los personajes de una historia que podría haber sido mucho más contundente. En definitiva, quedamos moderadamente contentos con un desarrollo que, por cierto, se permite alguna bromilla sobre Edward Kenway y el futuro Assassin's Creed IV. Pero, como dice Connor, esa es una larga historia para otro día...

VALORACIÓN:

Desde luego, es el mejor de los tres capítulos. El uso de todos los poderes de bastante juego y, aunque la aventura en conjunto no ha dado tanto de sí como esperábamos, nos quedamos con buen sabor de boca.

LO MEJOR:

El nuevo poder del oso. El desarrollo es notablemente más variado.

LO PEOR:

Las misiones secundarias son totalmente prescindibles. No acabamos de empatizar con "la causa".

Plataformas:

Xbox 360,

Wii U,

PC,

PS3

Hobby

75

Bueno

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