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Análisis de Assassin's Creed III: La traición

Análisis de Assassin's Creed III: La traición
Connor sigue atrapado en esta extraña realidad alternativa en la que George Washington es un despótico rey. En este segundo episodio, La infamia, nos tocará seguir batallando con los segundones del rey George, pero con un interesante añadido... ¡El poder del águila!

El DLC de Assassin's Creed III llamado La tiranía del rey Washington comenzó hace unas semanas con La infamia, el primero de tres episodios. En él, Connor se descubría a sí mismo en una realidad alternativa en la que George Washington se ha hecho con el fruto del Edén y, a la postre, con el reinado de Estados Unidos.

Este segundo episodio, llamado La traición, tiene lugar en la ya familiar ciudad de Boston. Al igual que en las series de televisión un "anteriormente en..." nos recuerda por lo que hemos pasado (spoilers ligeritos, si no habéis jugado el capi anterior): Connor ha sido hecho prisionero por Putnam y ha de escapar para buscar a Benjamin Franklin, el cual podría darnos alguna pista para detener a Washington.

Análisis de Assassin's Creed III: La traición

Viejos conocidos, nuevos roles

Esta realidad alternativa vuelve a estar poblada por personajes que conocimos en el juego original, pero que aquí juegan un papel diferente. El ya citado Benjamin Franklin tiene bastante importancia en la trama, pero también se apuntan Kanen'tó:kon (el amigo de la infancia de Connor) o Sam Adams, además del propio Washington. Algunos estarán trastornados por el poder del fruto del Edén, pero otros nos ayudan en la aventura. Nuestro objetivo es detener a las fuerzas rivales en Boston, pero a medida que avanza esta corta historia (no llega a las tres horas de duración), nos vamos dando cuenta de que la ciudad es una ratonera.

Mientras que todo el desarrollo del episodio anterior tenía lugar en la Frontera, esta vez no salimos de Boston. En ella, hemos de librar misiones de persecución, espionaje o asesinato porra avanzar en la historia, pero también podemos recorrer la urbe para acometer algunas tareas secundarias, como alimentar a los pedigüeños, asaltar caravanas, encontrar un recuerdo lúcido o abrir decenas de cofres. Ninguno de estos retos es especialmente atractivo, pues lo máximo que podemos obtener es munición o carne para usarla de cebo con los perros. No hay tiendas ni mejoras posibles para el personaje, por lo que el dinero no hace aparición aquí.

Es en este punto donde estriba el problema del DLC (que hereda del capítulo anterior): no hay demasiada variedad de cosas para hacer y, las que tenemos, no son nada novedosas con respecto a la mecánica del Assassin's Creed III original.

Análisis de Assassin's Creed III: La traición

Los combates son bastante comunes, pues las tropas de los "casacas azules" atestan la ciudad. Además, no suele tratarse de "tirillas", sino de soldados de alto rango que nos fuerzan a pelear como leones. Por suerte, contamos con una pistola de dos disparos, así como nuestros fieles arco y tomahawk. Pero también poseemos ciertas habilidades sobrenaturales...

¡Poder del águila, yo te invoco!

Como ya comentamos en su momento, lo más llamativo de La infamia fueron los nuevos poderes del lobo que ganó Connor. En esta ocasión, agregamos otro más: el del águila. Como supondréis, toca pasar por otro momento de "psicodelia mística" tras beber el té del árbol sagrado. Esta ensoñación no se hace tan pesada como la del capítulo anterior, pero tampoco resulta especialmente emocionante. Lo de planear entre rocas ya lo habíamos hecho sin necesidad de expansiones...

Análisis de Assassin's Creed III: La traición

Ahora bien, el resultado tras despertar sí merece la pena. Connor recibe un nuevo tatuaje y los poderes del águila. Gracias a ellos, se muestra una retícula cada vez que apuntamos a una cornisa, aunque esté bastante distante. Cuando eso suceda, basta con pulsar un botón para que Connor se transforme en un águila y vuele automáticamente hasta el punto señalado. Esto es muy ventajoso, porque nos vuelve invisibles mientras dura la transición y, además, nos permite encadenar vuelos de un punto a otro sin parar. La contrapartida: con cada desplazamiento sacrificamos un poco de nuestra salud, pero merece la pena.

Este poder tiene su vertiente ofensiva. Si dejamos pulsado el botón, podemos apuntar a un soldado para volar directamente hacia él y matarlo de un golpe. Si a esto sumamos que también podemos usar los poderes del lobo cuando queramos, el resultado es un Connor totalmente "destroyer" que nos hubiera venido de parlas en el juego original. Eso sí, hay muchos perros en la ciudad, los cuales son capaces de detectarnos aunque nos volvamos invisibles. Aprenderéis a odiarlos, creedme.

Análisis de Assassin's Creed III: La traición

La mezcla de poderes da algo de salsa a un desarrollo que, por lo demás, es puro relleno. Sí, sigue siendo curioso ver a los personajes en otro contexto y seguimos intrigados por el misterio que nos ha llevado a esta realidad alternativa, pero, en lo jugable, no hay demasiada tela que cortar. Si el pack hubiera sido un pelín más barato (800 Microsoft Points o 9,99 euros) habríamos sido algo más generosos con la nota, pero aún así se trata de un extra que no desagradará a los completistas de la saga.

El capítulo ha llegado hoy a Xbox 360 y PC y mañana lo hará en PS3 (¿para cuándo Wii U?) y la última entrega, llamada La redención, se estrenará el 23 de abril. Entonces, esperamos, podremos patear el tiránico trasero del rey George.

VALORACIÓN:

Una digna continuación de la historia con ideas interesantes, que aún así no acaba de coger fuerza hasta el final.

LO MEJOR:

El nuevo poder "aguileño", sin duda.

LO PEOR:

Las misiones son muy poco creativas.

Plataformas:

Xbox 360,

Wii U,

PC,

PS3

Hobby

66

Aceptable

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