Análisis de Borderlands 3 para PS4, Xbox One y PC

Parece mentira, pero han pasado siete años desde que Borderlands 2 llegó a PS3, Xbox 360 y PC. Por el camino hemos tenido una pre-secuela, un spin-off en forma de aventura gráfica, una colección muy guapa y toda una legión de juegos que han replicado la fórmula Borderlands (con mayor o menor acierto) hasta dar vida a un nuevo subgénero: "looter shooter", o como prefiere llamarlo nuestro compañero Rafael Aznar: shooter botinero.

Puede que Borderlands no inventase esta adictiva mezcla de disparos en primera persona, elementos RPG y obtención constante de botín al estilo Diablo, pero desde luego fue el juego que definió el género, y el que han tomado como base grandes referentes actuales como Destiny y The Division.

Y aquí estamos, siete años después, enfrentándonos por fin a Borderlands 3, un proyecto capitaneado por Gearbox Software y publicado por 2K que llega el próximo 13 de septiembre a PS4, Xbox One y PC, y más tarde a Google Stadia. Es inevitable volver a Pandora con cierto miedo, temiendo que la acción caricaturesca haya quedado desfasada frente a lo que la competencia ha logrado durante todo este tiempo...

Pero es apretar el gatillo y escuchar la metálica voz de Claptrap durante el tutorial para darnos cuenta de que en este cofre sigue habiendo botín del bueno. Lo abrimos y os mostramos todo su contenido en nuestro análisis de Borderlands 3.

Análisis en vídeo de Borderlands 3

Buscacámaras de la galaxia

Gearbox ha cogido una fórmula que funcionaba como un tiro y la ha refinado hasta perfeccionarla. Porque la base de Borderlands 3 sigue siendo la misma de siempre: cuatro buscacámaras, disparos en primera persona, toneladas de botín, subidas de nivel, habilidades, conducción... Pero ahora todo es más grande y, lo que es más importante, mejor.

Dentro de esa base hay centenares de pequeños cambios orientados a algo muy importante en este tipo de juegos: ahorrar tiempo. En Borderlands 3 es posible rellenar las reservas de munición en máquinas expendedoras con tan solo pulsar un botón o conocer el valor global de un arma gracias a un dato numérico. A esto hay que sumarle pequeños detalles, como poder cambiar la misión activa en cualquier momento pulsando izquierda o derecha en la cruceta (evitando así tener que abrir el clásico diario y navegar entre un sinfín de misiones) o que podamos irnos mientras un NPC da su discurso... Y que la charleta continúe por radio.

Gearbox sabe que la persona que juega a Borderlands 3 no quiere quedarse más de 30 segundos parada en el mismo punto. Pero tampoco se olvidan de quienes quieren profundidad, los que están aquí más por el rol y las estadísticas que por los tiroteos. Para ellos, la variedad de tipos de armas, opciones de personalización, estadísticas y árboles de habilidades orientados a crear una "build" ha aumentado considerablemente. Así que si queréis pasaros horas en los menús comparando las diferencias entre un arma de la marca Maliwan y otra de Hyperion, podéis hacerlo. Y si queréis correr y disparar sin preocuparos demasiado, también. Borderlands 3 está muy bien pensado, y se adapta sin problemas a todos los gustos.

Pero no sólo hay cambios pequeños, también los hay descomunales. El más significativo, como ya sabréis a poco que hayáis seguido todas las novedades sobre Borderlands 3, es el hecho de que la aventura ahora abarca varios planetas. La historia empieza en el desértico y familiar Pandora, pero tras unas horas embarcamos en la nave Sanctuary para dar comienzo a una epopeya interplanetaria.

Cada planeta se compone de varias secciones de tamaño considerable conectadas entre sí. Por su estructura, encajan mejor dentro del concepto clásico de nivel que en el de mundo abierto, algo que lejos de ser una pega, es un puntazo: algunas secciones son más contenidas y están diseñadas con los tiroteos en mente (las arenas de combate se distinguen con facilidad), mientras que otras gozan de una estructura muy ingeniosa, con infinidad de caminos, alturas y bifurcaciones, para dar la sensación de estar en un pequeño mundo abierto. 

A esto hay que añadirle que, con la inclusión de un nuevo movimiento para agarrarnos a salientes, los escenarios han ganado en verticalidad, aumentando las opciones durante los tiroteos. Es cierto que algunas secciones están más trabajadas que otros, pero en líneas generales el nivel es muy bueno y, sobre todo, inabarcable: cuando pensamos que ya hemos visto todo lo que un planeta tiene que ofrecer, una nueva misión nos llevará a otra localización, y otra... Y otra. Son mucho más grandes de lo que aparentan a simple vista.

Tirotea y botinea

Gearbox entiende perfectamente el género: el secreto de un buen "looter shooter" es (¡sorpresa!) disparar y conseguir botín. Constantemente. Y en Borderlands 3, ambas partes están realizadas de forma ejemplar.

Hazte con la figura de acción de Cer0

El tiroteo: el "gunplay" es quizás el aspecto que peor ha envejecido en los anteriores Borderlands, y que más ha mejorado en esta entrega. Sus creadores no tienen miedo en reconocer la influencia del "gunplay" de Destiny (considerado de los mejores en la actualidad) a la hora de diseñar los tiroteos de Borderlands 3. Y ha sido una decisión acertadísima: existe una satisfacción difícil de explicar cada vez que se aprieta el gatillo en Borderlands 3.

Es una combinación entre el manejo, la vibración del mando, la forma en que las balas impactan sobre los enemigos y cómo partes de su cuerpo explotan en nubes de sangre o se retuercen y deshacen a causa de los efectos elementales. Incluso las animaciones de recarga son de esas que da gusto ver. Pura magia. 

Pero quizás la hazaña más increíble es haber logrado esto... Con todas las armas. Cuando salió el primer tráiler de Borderlands 3, presumía de contar con "cerca de mil millones de armas" y, honestamente, a estas alturas empezamos a creer que no mentían. La cantidad de tipos diferentes que hemos visto deja en pañales a cualquier otro juego similar, y estamos convencidos de que aún nos queda mucho, muchísimo por descubrir. 

Hay armas con dardos rastreadores, armas con escudo, armas que pueden alternar entre dos tipos elementales, armas cuyo daño aumenta cuanto más tiempo mantenemos pulsado el gatillo, armas que disparan música... Y nuestras favoritas: armas que, una vez vaciado el cargador, se lanzan y actúan como torretas en miniatura o bombas buscadoras.

Parece mentira que para tratarse de un juego en el que pasamos un 85% del tiempo apretando el gatillo, Borderlands 3 sea tan variado. Literalmente cuesta cansarse de disparar.

El botineo: siendo un concepto tan básico, resulta curioso que muchos "looter shooter" lo ejecuten mal. Por suerte, no es el caso en Borderlands 3, que ha respetado la regla más básica: recompensar al jugador constantemente. ¿Matamos a un enemigo? Botín. ¿Abrimos un cofre? Botín. ¿Tiramos de la cadena? Botín. ¿Matamos a un jefazo? Botín legendario. A veces, incluso se nos recompensa sin que nos demos cuenta: hay cientos de desafíos opcionales, así que continuamente vemos en el lado izquierdo de la pantalla un aviso indicándonos que hemos logrado matar a 20 enemigos con escopetas o usando el elemento electricidad. Y la recompensa es más botín.

Con esto, se consigue que la sensación de estar progresando y mejorando no cese en ningún momento, y en un juego de este tipo nos atreveríamos a decir que eso es lo más importante. Disparar, conseguir botín y seguir disparando. Es un bucle constante que funciona como un reloj suizo, y que no tiene fin en las más de 40 horas que puede llevarnos completar SÓLO la historia... Ni más allá.

Porque por supuesto hay coleccionables de todos los tipos, tamaños, formatos y colores (el de encontrar piezas para fabricarle una compañera a Clatrap es tronchante), y un buen porrón de misiones secundarias. Estas últimas destacan por su variedad, así como por las locuras que nos llevan a realizar; son la clase de misiones que, mientras las estamos completando, es inevitable pensar que alguien se lo pasó muy bien diseñándolas. La única pega que le encontramos es que tanto en las principales como en las secundarias nos hemos topado con algunos picos de dificultad repentinos (también conocidos como jefes) pese a llevar el nivel recomendado.

Y como se suele decir, el final es sólo el principio: tras terminar Borderlands 3 accedemos al Rango de Guardián (una evolución del rango de Cabronazo visto en anteriores entregas), pudiendo afinar aún más la personalización de nuestro buscacámaras, así como a tres nuevos niveles de dificultad Caos o al modo Campo de Pruebas (muy similar a las Fisuras Nefalem de Diablo III). Y todavía no hemos hablado sobre cómo todo esto, que ya de por sí es muy recomendable en solitario, gana enteros cuando se juega en cooperativo... 

En los últimos años hemos visto muchos juegos que apostaban por esta fórmula y tropezaban en uno o varios aspectos: no es fácil hacer un "looter shooter", hay demasiados elementos que deben encajar y demasiados conceptos que "invitan" a ser avariciosos... Pero aquí está Borderlands 3 para demostrar que es posible; estamos ante el shooter botinero más completo y cuidado que hemos visto hasta la fecha.

"Cualquier bicho raro con un programa echo puede ser una estrella"

La historia nunca ha sido el punto fuerte de la saga Borderlands... Y tampoco es el caso en esta tercera entrega. Ha mejorado ligeramente, pero al final el argumento no deja de ser una excusa para viajar por la galaxia en busca de tesoros. Lo verdaderamente interesante, y la fortaleza de Borderlands 3, son sus personajes: reencontrarse de nuevo con los anteriores buscacámaras, ver cómo han cambiado (o cómo han crecido, en el caso de Tina) y cómo se las gastan.

Se produce un efecto curioso, y es que los buscacámaras tienen más personalidad y carisma cuando no son los protagonistas. En Borderlands 3, Zane, Amara, Moze y FL4K son los responsables de prácticamente todas las explosiones, y aun así es inevitable sentir cierta desconexión, como si no formasen parte de la historia. Esto se debe a que la gran mayoría de diálogos e interacciones de los NPC tienen un estilo "neutro" para adaptarse a cualquiera de los cuatro personajes. Es especialmente evidente en las secuencias de vídeo importantes, en las que nuestro personaje jamás aparece.

Y en el otro extremo tenemos a los gemelos Calypso, los nuevos malos "malosos". Creíamos que Jack el Guapo iba ser difícil de superar, pero Gearbox se ha sacado de la manga a un par de villanos que destilan carisma. Y, para hacerlo, han puesto la vista en algo muy actual... Tyren y Troy Calypso retransmiten sus villanías a través de la red echo, tienen una legión enorme de seguidores descerebrados dispuestos a hacer lo que sea por ellos y terminan cada vídeo diciendo "dadle a me gusta, suscribíos y obedeced". En efecto: los villanos de Borderlands 3 son un par de YouTubers tóxicos... Con sed de sangre y poderes sobrenaturales.

En cuanto al apartado gráfico, Borderlands 3 vuelve a apostar por el estilo cel-shading, que luce mejor que nunca gracias al motor Unreal Engine 4. Además de la notoria evolución en texturas e iluminación, que la aventura se desarrolle en varios planetas significa que hay una gran variedad visual, destacando Promethea, el planeta-ciudad, por lo rompedor que resulta respecto a anteriores Borderlands. Y no es la única sorpresa.

Pero lo que se lleva la palma es el transgresor estilo artístico, a medio camino entre el western espacial y el post-apocalipsis punk de Mad Max. En el pasado ya destacaba, pero con Borderlands 3 los artistas de Gearbox han tirado la casa por la ventana, poniendo ante nuestros ojos escenarios, armas y personajes que derrochan carisma y color. Mención especial para los jefazos, cada uno más original que el anterior.

Para elaborar el análisis de Borderlands 3 hemos jugado a la versión de PC, lo que quiere decir que contábamos con una gran cantidad de ajustes gráficos y 60fps constantes. En el caso de las versiones de PS4 y Xbox One, Borderlands 3 reducirá la tasa de imágenes por segundo a 30 para mantener la calidad de imagen.

En cuanto a la banda sonora, probablemente sea el aspecto menos destacable... Y ni siquiera es un problema. Es decir, normalmente cumple como acompañamiento y en ciertas situaciones suenan temas con algo más de personalidad, pero al final la verdadera banda sonora de Borderlands 3 es el incesante ruido de los disparos.

Además, Borderlands 3 llega traducido y doblado al castellano, y aquí hay que aplaudir la magnífica labor de localización: dado que se trata de un juego caracterizado por sus chistes, palabrotas y estilo gamberro, se ha apostado por una jerga actual, plagada de expresiones que se leen a diario en las redes sociales e incluso algún que otro meme. El resultado es desternillante, especialmente cuando escuchamos a alguien profiriendo insultos como "niño rata".

Todo esto (y el análisis, al fin y al cabo) se puede resumir en una simple frase, muy apropiada dentro de este universo: Borderlands 3 es un puto vicio.