Análisis de Code Vein para PS4, Xbox One y PC

Nosotros los conocemos como vampiros, nosferatu, chupasangres... pero en Code Vein, el RPG de estilo "souls" desarrollado por Bandai Namco, han apostado por algo más elegante, los protagonistas son revenant (resucitados). Y lo primero que hacen estas criaturas al despertar es recordar su nombre y su aspecto (mediante un editor muy completo). Es sólo una opción estética, porque lo que determina nuestras habilidades es el código de sangre.

Cada uno de los vampiros tiene un código de sangre, que cualquier juego de rol conoceríamos como la clase. La clase es única y define a todos los revenant... menos a uno. Porque nosotros somos especiales. Somos los únicos capaces de absorber diferentes códigos y ganar sus habilidades para utilizar en la exploración y el combate de Code Vein. 

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A partir de entonces, lo que nos espera es un "souls like" de libro. Todos los elementos de la prestigiosa saga de FromSoftware se han replicado con más o menos acierto en el juego de Bandai Namco. No tenemos hogueras para teleportarnos o subir de nivel, pero en su lugar aparecen arbustos de muérdago con las mismas propiedades.

El trazado de los mapas, que se "retuercen" sobre si mismos y en los que vamos desbloqueando atajos es muy similar, e incluso nos encontramos con localizaciones como un pantano subterráneo, unos acantilados o una catedral gótica que son comunes en la obra de Miyazaki (Souls, Bloodborne e incluso en Sekiro Shadows Die Twice).

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También regresamos a un "hub" central, que en este caso es la base de operaciones, para mejorar nuestras armas y armadura -el velo de sangre-, para cambiar de aspecto y conversar con los revenant de nuestro equipo. Y en general el desarrollo se desenvuelve del mismo modo; recorremos los escenarios con mucha precaución, enfrentándonos a los "perdidos" (vampiros que han perdido toda su humanidad y se han transformado en monstruos) y subimos de nivel hasta plantar batalla a los temibles enemigos finales, que nos van a poner las cosas difíciles.

Sin embargo, uno de los elementos diferenciadores de Code Vein es la dificultad. Estamos acostumbrados a que los RPG de este tipo nos lleven al límite de la desesperación. Lo mismo puede ser el Padre Gascoigne, que Artorias o la Monja Corrupta... seguro que cada uno de vosotros se acuerda de un jefe final que parecía imposible. Pues en este caso, nos hemos encontrado con que el desafío se ha suavizado (sólo un poco) gracias a la inclusión de un compañero. 

RPG en compañía

Ya sea a través del multijugador online o en solitario, podemos contar con la compañía de un segundo revenant. Los enemigos siguen siendo duros, pero esto nos permite que uno de los dos héroes haga de señuelo mientras el otro le ataca por la espalda, o que el primero ataque cuerpo a cuerpo y el segundo se dedique a los disparos a distancia... incluso que combinen sus habilidades de código de sangre. 

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A lo mejor algún purista se lleva las manos a la cabeza, pero a nosotros nos parece que convierte a Code Vein en un juego perfecto para adentrarse en este género. Y esta "relajación" también es argumental; normalmente la narrativa en este género requiere un esfuerzo por parte del jugador, que debe hilar los documentos encontrados, los diálogos e incluso elementos de los escenarios. Pero Vein apuesta por un estilo más directo, con conversaciones, secuencias de vídeo y recuerdos jugables, que se despliegan cuando absorbemos los códigos de sangre. 

Un juego con personalidad

Puede que Code Vein sea un "sucedáneo" de los Souls, del mismo modo que God Eater lo era de los Monster Hunter, pero eso no le resta personalidad. La historia de unos vampiros pasando hambre y enfrentándose a los perdidos, mientras los humanos supervivientes se refugian en reservas gubernamentales tiene gancho, y los personajes, aunque bastante convencionales, están bien retratados.

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Otro de los aspectos que mejor funciona es el apartado artístico en general. Los diseños de estilo anime contrastan con unos escenarios desolados. Pero lo que más nos gusta es el acercamiento al tema de los vampiros: con elementos góticos y románticos, combinados con alta tecnología. Y como contraste, unos "perdidos" de diseño aterrador. 

La banda sonora con temas de órgano y piezas corales, termina de conformar este estilo único... que también tiene sus imperfecciones. Porque Code Vein pierde algo de magia por culpa de unos escenarios poco detallados y con algunos elemento de diseño confusos (como el hecho de que haya llaves que permiten utilizar palancas).

El sistema de combate

Lo mismo ocurre con el sistema de combate. Tenemos un montón de posibilidades, como la alternancia entre dos armas, el uso de los poderes que nos otorga el código de sangre, la posibilidad de esquivar o detener los ataques enemigos... acciones que están limitadas por una barra que nos indica nuestro cansancio.

Sin embargo, nos hemos encontrado con algún problema de control para determinar el "timing" de las esquivas y paradas. Incluso en el movimiento, a veces hemos arriesgado demasiado y hemos caído por los acantilados -la principal causa de mortalidad en Code Vein- por problemas con la detección de colisiones.

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También nos desconcierta el comportamiento de nuestros compañeros. A veces se convierten en auténticos paladines, capaces de echarse el peso del combate sobre los hombros, curándonos en el momento adecuado y combinando habilidades... y en otras ocasiones se comportan de un modo "patoso" y echan por tierra nuestro trabajo. 

Ninguno de estos problemas son demasiado graves, al igual que las caídas de frames que ocurren en algunos escenarios, aunque es lo que impide que Code Vein llegue aún más alto. Porque no es en absoluto un mal RPG. Gustará tanto a los aficionados a este género como a aquellos que no se hayan atrevido con los Souls por su elevada dificultad. 

Y por historia, ambientación y diseño artístico, supone un soplo de aire fresco dentro de un género que comienza a estar masificado.