Análisis de Ninja Turtles para 3DS

La portátil de Nintendo recibe el último eslabón de las Tortugas Ninja, un título basado en la película de la Paramount Ninja Turtles, cuyo estreno en nuestro país está previsto en octubre. Dirigida por Jonathan Liebesman, producida por Michael “Explosiones” Bay y bastante mal recibida por la crítica en Estados Unidos, sirve como inspiración para esta historia que, según cuentan, se sitúa en algún punto posterior a ésta. En la adaptación que ha creado Magic Pockets con el apoyo de Nickelodeon, eso sí, no sale Megan Fox, pero al menos hay mucha pizza para compensar.

Nuestras tortugas vuelven a una aventura que recuerda mucho a las mazmorras retro y mantiene el humor de Donnie, Mikey, Raph y Leo. Esta vez, los terribles mutantes y robots del científico loco Baxter Stockman se han aliado con el siniestro ejército del Clan del Pie para aterrorizar las calles de Nueva York y sólo las tortugas podrán proteger sus estaciones de metro, alcantarillas, tejados y calles de su campaña de destrucción. Lo primero es encontrar al maestro Splinter.

De tortuga en tortuga y tiro porque me toca

Como en muchos brawlers, para limpiar las misiones tenemos que cambiar de personaje en personaje para aprovechar todas sus habilidades. Mikey tiene mayor rapidez, a Leo se le dan bien los enemigos que portan y se defienden con escudo, Donnie es el mejor si queremos actuar contra varios enemigos a la vez y Raph es el más certero contra un solo enemigo más poderoso. Cuando las tortugas suben de nivel, aprenden nuevos movimientos y habilidades que van diferenciándolas más entre ellas.

Cada tortuga tiene su ataque único (pulsando “B”), con “R” realizamos saltos que empujan los golpes y con “L” recuperamos puntos de vida con porciones de pizza. La jugabilidad, pese a todos estos atributos y pese a contar con cuatro personajes muy diferenciados en personalidad, es muy repetitiva y no varía lo suficiente entre una tortuga y otra. Después de pocas misiones, este Tortugas Ninja acaba siendo un beat 'em up de avanzar, avanzar y avanzar por los mismos escenarios, cumplir objetivos que no saben a mucho y con mapas tremendamente repetitivos. Habríamos agradecido más esfuerzo en este área, porque es donde más palidece el juego.

Suministros verdes

La Guarida de las Tortugas, el lugar central al que volveremos al final de cada capítulo, sirve como centro de operaciones para escoger misiones secundarias, nuevas armas, desafíos (inicialmente alrededor de 40, pero desbloqueándose a medida que avanzamos) o trucos. Una de las cualidades más interesantes del juego es la posibilidad de crear armas con los materiales que encontramos a lo largo de la aventura, y estos ataques serán una de las pocas cosas que sí cambien en esta historia. Esas creaciones se llevarán a cabo dentro del apartado de artesanía de la guarida.
 
La tienda también será un concepto importante dentro de la guarida: porciones de pizza, talismanes que despliegan escudos, chilis que aumentan daño, libros de texto que aumentan experiencia, antídotos, venenos, dispositivos sísmicos... Podemos comprar y vender prácticamente de todo, pero generalmente tendremos suficiente con el dinero que vamos encontrando destruyendo el mobiliario de los escenarios. Pobre atrezo. En relación a los mapas: solo usamos la táctil para husmear en el escáner o activar los movimientos/items, y los enemigos irán apareciendo como puntos rojos en ella. Por supuesto, pasado un determinado tiempo, aparecerá una flecha que nos guíe hacia la dirección correcta, marca Nintendo.

 
Está completamente doblado al español, pero las punch lines de cada tortuga se limitan a un bajo número y cansan enseguida. Los insertos de texto, sin embargo, dan más información en la pantalla y tienen que ver, generalmente, con comida. Con eso no vamos a meternos, claro. El boom de las Tortugas Ninja parece no tener fin estos últimos años, y parece mentira que un juego que habría sido todo un acierto para los fans tenga tan poca imaginación y resulte tan cansino pese a lo mucho que gustan, aún a día de hoy, las devoradoras de pizza, incluso siendo de carne y hueso.