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Análisis de The Outer Worlds, la aventura espacial para PS4, One y PC

The Outer Worlds
Si la Tierra se te queda pequeña, viaja con nosotros a Alción, un conjunto de planetas donde pondrás a prueba tanto tu gatillo como tu habilidad con la cháchara. Bienvenido a lo nuevo de Obsidian Entertainment.

Hay algo que hace diferentes a los chicos de Obsidian Entertainment a la hora de diseñar aventuras con toque rolero. Ya nos lo demostraron con grandes juegos como Pillars of Eternity, South Park o Fallout New Vegas. Por eso, la expectación era máxima a medida que se acercaba este The Outer Worlds, este proyecto de ambientación oficial que, extraoficialmente, muchos llaman "el Fallout que no es Fallout". Por fin, hemos podido confirmar que esa calificación no iba nada desencaminada.

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The Outer Worlds nos lleva a un futuro distante en el sistema Alción, una "colonia" de la Humanidad, que ha ido ocupando los diferentes planetas del sistema y que, 70 años atrás, debía haber recibido a la Esperanza, una gigantesca nave ocupda por miles de colonos en estado de hibernación. Sin embargo, algo sucedió y la Esperanza desapareció para convertirse en una especie de leyenda. Ahora, el doctor Phineas Wells, un rebelde frente a las corporaciones de Alción, consigue llegar a la Esperanza y sacar de la hibernación a una sola persona, con el objetivo de que lo ayude a despertar a todos los demás. Y esa persona... ¡Somos nosotros, claro!

Como suele ser habitual en estas aventuras de rol, comenzamos diseñando tanto el aspecto como las cualidades de nuestro personaje. Podemos elegir ser chico o chica (aunque no tiene mayores repercusiones de cara a la propia aventura) y todas las facciones de nuestra cara y peinado, para después pasar a distribuir puntos en nuestras diferentes facetas: ataques cuerpo a cuerpo, ataques con armas, liderazgo, carisma... Aparte de eso, tenemos un árbol con ventajas especiales que vamos desbloqueando cada vez que subimos dos niveles. Por ejemplo, la capacidad para llevar más peso o hacer que un enemigo explote si le disparamos en la cabeza.

Una vez diseñado y nombrado nuestro personaje, arranca un juego que, efectivamente, recuerda sin remedio a los Fallout, aunque esta vez estamos en otros planetas. Después de una primera misión para ir cogiendo el truco, tenemos completa libertad para movernos por el mapeado y acometer tanto misiones principales como secundarias, las cuales pueden encadenarse o dividirse en nuevas misiones. Nosotros jugamos siempre en primera persona y llevamos siempre nuestra arma lista, pero no solo podemos disparar.

También es posible interactuar con objetos e interruptores, hablar con otros personajes, saltar, agacharnos, fintar lateralmente o curarnos sobre la marcha. Pero también disponemos de una habilidad muy especial que marca la dinámica de los combates: la llamada dilatación táctica del tiempo. Como nuestro personaje ha pasado décadas en hibernación, su cerebro funciona ya de forma diferente y es capaz de ralentizar la acción para darnos algo de ventaja. Para ello, disponemos de un medidor que se va llenando solo, con el paso del tiempo. La lentitud con la que se llena impide que abusemos de este recurso (que vendría a ser el sustituto del VATS en los Fallout), pero podemos ir mejorando su efectividad al subir de nivel.

Aunque nuestro inventario tiene hueco para muchas armas, armaduras y objetos (el límite es sobrepasar el peso máximo que podemos cargar, lo que nos ralentizaría), durante el combate podemos acceder rápidamente solo a cuatro. Podemos encontrar armas de todo tipo: pistolas, escopetas, rifles de francotirador, cañones o "juguetitos" cuerpo a cuerpo son fáciles de encontrar, así como las municiones, que se dividen en pesada, ligera y de energía. Además, las armas pueden generar daño eléctrico, de plasma... ¡No solo eso! Podemos acceder a bancos de trabajo, distribuidos por el mapeado, para mejorar tanto las armas como las armaduras (que se dividen en coberturas para el tronco y cascos) de diferentes formas: reparándolas para corregir su desgaste por el uso, usando la opción "trastear" para mejorar su daño o instalándoles extras que alteren su rendimiento: miras telescópicas, modificadores para cambiar el daño a plasma, etc.

Dedicar tiempo a mejorar nuestras armas es muy entretenido y útil, pues podemos convertir una pistola mediocre en una verdadera máquina de matar si invertimos dinero (la moneda de este juego son los bits) y piezas suficientes. Pero contamos con otra utilidad más, que suele ser común en estos juegos: podemos reclutar hasta a seis compañeros para que se unan a nuestra causa y nos ayuden en combate. Lógicamente, no vale cualquiera y hemos de dar con personajes clave en las diferentes misiones. De hecho, hasta es probable que lleguéis al final del juego sin dar con todos. Podemos tener hasta dos compañeros simultáneamente, que son controlados por la consola y nos ayudan de la forma más directa posible, aunque podemos usar la cruceta para decirles que se queden en un punto, que ataquen a alguien en concreto o que usen su habilidad especial, la cual se recarga tras cada combate y hace mucha pupita a los enemigos. En cualquier momento, podemos decirles que se marchen de vuelta a nuestra nave para seguir a solas y contar con ellos de nuevo más tarde.

The Outer Worlds

Mezclar todas estas facetas con el sigilo (podemos agacharnos y meternos entre arbustos para despistar a los enemigos y atacarles por la espalda) es la clave para salir victorioso de los numerosísimos combates que nos toca vivir en The Outer Worlds. Dado que este juego nos da libertad para acometer las misiones como prefiramos, podemos optar por disparar a diestro y siniestro y arrasar con todo, aunque muchas veces será más inteligente probar otras tretas...

Hay que agotar la vía diplomática

Además de escondernos en los arbustos, existe otra forma de despistar a los vigilantes: el sudario holográfico. Es un objeto opcional que encontramos al explorar y que nos "disfraza" de la facción que esté controlando una zona restringida (sí, hay diferentes facciones en el juego y podemos llevarnos bien con ellos o fatal, según nuestras acciones), para que no nos ataquen cuando pasemos a su lado. Eso sí, a medida que caminemos, la energía del sudario se irá agotando hasta que quedemos al descubierto. En ese caso, puede pasar que nos ataquen directamente o que nos pregunten qué hacemos ahí. En ese caso, podemos lanzarles alguna respuesta ingeniosa que sirva para salir airosos, lo que regenerará la energía del sudario (hasta tres veces) y nos permitirá seguir explorando.

Pero claro, para dar respuestas ingeniosas, debemos haber mejorado previamente las facetas adecuadas. Como decíamos antes, al subir de nivel recibimos puntos que podemos distribuir entre nuestras diferentes habilidades. Estas incluyen la mentira, la intimidación, la ingeniería o la medicina, por ejemplo, y tener un rango alto en ellas puede servir para desbloquear nuevas líneas de diálogo que siempre funcionan con nuestro interlocutor y, de propina, nos dan experiencia extra. Tener un encanto alto, por ejemplo, puede servir para camelar a alguien para que nos dé un objeto, algo que, de no tener esa frase, nos podría haber obligado a recorrer mucho mapeado y dar rodeos.

The Outer Worlds

Así pues, dominar "el arte de comer el tarro" a los personajes secundarios es muy importante... Pero también es muy divertido. Y es que los chicos de Obsidian Entertainment se han vuelto a marcar algunos diálogos graciosísimos, marca de la casa, que os harán soltar más de una carcajada. Algunas respuestas serán tan brutas que os dará hasta reparo seleccionarlas... Pero precisamente ahí está el encanto del juego: podemos ser como nosotros queramos, buenos o malos y resolver una misma tarea de muchas formas diferentes: si una puerta está cerrada y no tenemos cerrajería suficiente para abrirla, quizá podamos convencer a alguien para que lo haga, por ejemplo. Todo esto también sirve para llevarnos a algunos momentos de inevitable dilema moral: ¿matamos a unas cuantas buenas personas para conseguir un objeto que salve a muchas personas más o hacemos todo lo contrario? Estos momentos harán que la historia y nuestros objetivos varíen enormemente, de tal forma que acabemos desembocando en un final u otro. Y, por supuesto, podemos matar a quien queramos, cuando queramos... Pero lógicamente, tendremos que atenernos a las consecuencias que esto conlleve.

Como podréis suponer, esto hace que el juego sea tremendamente rejugable y que podamos ver muchos desenlaces diferentes no solo para la historia principal, sino también para los personajes secundarios más relevantes. A pesar de eso, estamos ante un pequeño punto negro de The Outer Worlds: por lo general, completar la aventura principal no os llevará más de 15 horas. Es una duración respetable, desde luego, pero se queda bastante por debajo de monstruos del género como Skyrim o The Witcher III. Habrá quien no quiera complicarse tanto la vida y vea esto más como una virtud que como un defecto, pero es cierto que la misión final suele llegar de una forma un poco abrupta y que el propio final, que nos cuenta lo sucedido con cada personaje, se narre con una simple imagen estática y una voz en off, lo que es algo decepcionante después de haber pasado tantas horas pegados al pad.

A pesar de esto, como decimos, la historia es muy rejugable y, si queremos entretenernos con misiones secundarias, tenemos para aburrir, de tal forma que la duración se alargue hasta las 20, 30 ó 40 horas, si nos apetece y nos lo curramos. Algunas de estas misiones sirven solo para conseguir algo de experiencia o dinero extra, pero otras nos pueden dar objetos únicos o resolver tramas de nuestros acompañantes que den pie a mejores finales para ellos. Además, hay que apuntar que la acción del juego se divide en planetas, además de nuestra nave, la Falible, que sirve a modo de cuartel general. Hay en torno a una decena de planetas por visitar, pero en realidad no necesitáis verlos todos para llegar al final del juego. Ahí tenemos otra oportunidad para explorar y agrandar la duración del juego, si bien ciertos planetas solo se desbloquean al cumplir ciertos requisitos.

En general, The Outer Worlds es un juego un tanto sencillo, en comparación con otros compañeros del género: es bastante fácil encontrar munición, armas y curaciones (llamadas Adrena aquí), hasta el punto de que tengamos más de 20 curaciones disponibles en un combate. Además, si no estamos enzarzados en pleno tiroteo, la salud se va regenerando sola. Esto, claro, si jugamos en dificultad normal, pero también existe el nivel Difícil (si estáis curtidos en el género, quizá es mejor que vayáis a por ello) o el nivel Supernova, muchísimo más duro: nos obliga a comer y dormir para que nuestro personaje no desfallezca, nuestros aliados pueden morir permanentemente (en dificultad normal se recuperan tras cada combate) y podemos quedar lisiados si nos disparan en puntos críticos. Por cierto, nosotros también podemos lisiarlos o cegarlos si disparos en zonas clave. Así pues, hay propuestas para todo tipo de habilidades, aunque si lo que queremos es disfrutar de algo más simple, centrado en la historia, también existe una dificultad baja en la que los enemigos son muy sencillos de derribar.

La belleza de Alción

Uno de los problemas que suelen tener estos RPGs tan abiertos es que, para poder mostrar tanta extensión de terreno de forma fluida, se suelen hacer sacrificios en el detalle gráfico. The Outer Worlds ha conseguido un equilibrio muy ajustado y, aunque lógicamente no hay un detalle gráfico tan apabullante como en un God of War o un Gears 5, lo cierto es que el juego muestra entornos muy completos e incluso vivos, que además tienen un diseño artístico muy atractivo: las ciudades plagadas de neón contrastan con pequeños pueblos en los que caen suavemente pétalos de plantas desconocidas. Nosotros hemos jugado en Xbox One X y es una gozada ver ciertos escenarios a tope de resolución y en movimiento.

The Outer Worlds

Los personajes no tienen un detalle muy apabullante, que digamos, pero los secundarios más relevantes para la historia sí son mucho más detallados de lo que vimos en New Vegas, por ejemplo. Compañeros como Parvati o el padre Max sí tienen una expresividad y detalle facial convincentes.

Ahora bien, donde más brilla el juego es en sus fluidos combates, que mezclan la rapidez de los tiroteos con las explosiones y la espectacularidad de los ataques ralentizados mediante la dilatación táctica del tiempo. Un pequeño punto en contra es que las voces están solo en inglés, si bien tanto los subtítulos como los menús están en un magnífico castellano, plagado de hilarantes traducciones y juegos de palabras. Os encantará llamar "hijo de ratrucha" a los enemigos.

En su conjunto, The Outer Worlds supone una muy grata sorpresa, que sin duda resarcirá vuestra ansia de Yermo si quedasteis algo saturados con la sobredosis de tareas de Fallout 4 (sin duda, este nuevo juego es mucho más directo y accesible) o decepcionados con la falta de ambición de Fallout 76... Pero no os engañéis, este juego tiene su propia personalidad y os atrapará tanto como una buena oferta de Ganga Espacial, la compañía que os trae los mejores productos a este lado de Alción.

VALORACIÓN:

Una excelente aventura que reúne todos los puntos fuertes de Obsidian Entertainment, aunque no es tan enorme como otros representantes del género.

LO MEJOR:

Sus fluídos momentos de acción, la personalización de armas y acompañantes y su estupendo sentido del humor.

LO PEOR:

Para nada es corto, pero un pelín más de duración en las tareas principales se habría agradecido. Voces solo en inglés.

Plataformas:

Nintendo Switch,

PC,

PS4,

Xbox One

Versión comentada: Xbox One

Hobby

89

Muy bueno

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