Análisis de Sable para Xbox Series X|S, One y PC, una aventura especial, y muy poderosa en lo visual

Desarrollado por Shedworks, un estudio multidisciplinar del norte de Londres compuesto sólo por dos personas, colaboradores externos aparte, quien después de desarrollar webs, apps y vídeos durante más de un lustro, han puesto su foco en el desarrollo de videojuegos, y Sable es su primera propuesta.

Como vamos a ver en el análisis de Sable para Xbox Series X|S, Xbox One y PC, catalogar esta aventura es algo complejo, como el propio viaje que propone por un vasto desierto repleto de misterios.

Tal y como el título adelanta, nosotros asumimos el papel de Sable, una joven que está a punto de sumergirse en un ritual conocido como "Gliding", o planeo, y que viene a simbolizar el paso de niño a adulto. Algo como abandonar el nido, y descubrir lo que nos ofrece el mundo.

Un ritual que Sable debe realizar en solitario, y que invita a recorrer Midden, su árido mundo, a su aire, conociendo nuevas personas y, dependiendo de nuestras acciones, conseguir una serie de máscaras. Y he aquí la primera clave del juego: el viaje de cada jugador puede ser distinto.

Tras un breve arranque, en el que se nos explican los rudimentos en las primeras misiones y el control (trepar por paredes al estilo Breath of the Wild con una barra de resistencia, agacharnos, correr...) y recibimos los primeros objetos, como la piedra para "planear", Sable nos suelta en su enorme mundo.

Por suerte, para explorar Midden contamos con nuestra moto, un vehículo totalmente personalizable que, según el lore del juego, tienen nombre y vida propia... e incluso atienden a nuestra llamada y vienen a nosotros cuando nos alejamos, al estilo de los caballos de Red Dead Redemption 2.

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Así, con escasas indicaciones, tras iniciar nuestro ritual, tenemos ante nosotros una vasta extensión de terreno a descubrir, en su mayoría desértica. Quitando una primera misión por la que empezar a tirar del hilo en nuestro viaje, estamos solos, y podemos poner rumbo a dónde queramos.

La sensación es, en cierta medida, desoladora. Es un paraje solitario, sin apenas vida y con una atmósfera que salvando las distancias, recuerda a grandes éxitos como Shadow of the Colossus, una calma inquieta, aunque aquí sin ningún tipo de peligro a la vista.

Midden es un mundo abierto sin barreras, dividido en 5 áreas, que podemos explorar a nuestro antojo. La mayoría es terreno baldío, sin nada o poco a la vista, aunque con diversos puntos de interés, como naves accidentadas, pequeños asentamientos, globos aerostáticos, ruinas, grandes ciudades...

Un mundo misterioso que invita al descubrimiento, la exploración y la interacción. A conocer por qué Midden ha acabado siendo como es, y a descubrirnos a nosotros mismos (bueno, más bien a Sable).

En muchos sentidos, Sable una aventura atípica (no hay acción, armas o combate), sino que todo gira en torno a la exploración y la interacción con otros habitantes y criaturas, a ayudarles con los encargos que nos hagan, y seguir nuestro viaje. Un viaje de "crecimiento" personal.

De este modo, a medida que hablamos con los personajes se irán habilitando nuevas cadenas de misiones (todas integran distintos pasos o paradas), pudiendo tener múltiples opciones abiertas a la vez, y progresar por aquella que más nos apetezca en cada momento, bien por cercanía o atractivo.

Estas misiones pueden ser tan sencillas como acudir a un asentamiento del mapa, alcanzar un punto concreto (y descubrir como llegar hasta él, trepando y planeando), hablar con un personaje, mercadear con chatarra o insectos que capturemos... cada personaje nos pedirá cosas distintas.

Por haber, hay hasta pequeñas misiones de investigación, en las que tenemos que recopilar pistas sobre un hurto y señalar a un culpable. En otras ocasiones, tendremos que seguir una serie de marcas hasta llegar a un lugar secreto, seguir una tubería para descubrir una entrada... 

Además, hay distintas clases de personajes (o profesiones), como los llamados "mecanicistas", que se encargan de toda la maquinaria (como modificar las motos), cartógrafos que nos venden mapas para conocer mejor el terreno por el que nos movemos o mercaderes con los que negociar. 

Realizar misiones para estos personajes, y otros, nos reportará insignias, que es otra de las tareas de nuestro viaje. Porque al reunir tres insignias de un tipo determinado podremos visitar a un místico personaje que nos las cambiará por una máscara como prueba de nuestra labor.

Conseguirlas no siempre es fácil, y en ocasiones puede requerir que incluso tengamos dinero para pagar la insignia. Sí, incluso en este mundo el dinero es una parte fundamental.

Lo podemos conseguir encontrándolo en vasijas escondidas por el escenario, vendiendo chatarra o insectos o al hablar con un personaje y completar alguna misión.

No es lo único que podemos comprar: hay tres tipos de pieza para la moto, con la que podemos mejorar su velocidad, la estela de humo que genera o detalles cosméticos como que tenga alas o "patitas" como si fuera un insecto, además de personalizar sus colores (con otro coleccionable).

Por regla general, las misiones no suelen entrañar tareas excesivamente complicadas, y a menudo podemos usar nuestro compás en busca de direcciones por las que seguir mirando (podemos marcar varios puntos a la vez), aunque no siempre tendremos ayuda. 

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 No es un juego que lleve de la mano en todo momento, y es de agradecer que deje al jugador cierto margen para que, en ciertas ocasiones, sea él quien realmente llega al objetivo.

Además, el propio mundo esconde muchos secretos, como naves estrelladas que son puzles en sí mismas o misteriosas ruinas que esconden secretos. No son muy complicados de resolver, aunque en ocasiones tampoco son evidentes.

¿Un ejemplo de ello? Pues atravesar con la moto varios anillos semienterrados para activar un mecanismo que eleva un edificio parcialmente oculto bajo la arena que esconde "algo" en su interior...

O podemos colarnos en distintos restos como maquinaria abandonada para descubrir más sobre el pasado de Midden, donde nos aguardan pequeños puzles que nos obligan a interactuar con baterías, para activar puertas,  plataformas móviles, etc.

Son estas pequeñas miniaventuras, que no tenemos ni porque descubrir, las que hacen que Sable sea una experiencia distinta, una que cada jugador pueda ver o descubrir a su ritmo. Sirva como ejemplo otra característica: podemos mejorar nuestra resistencia trepando, pero el juego no te indica cómo... 

Sólo diremos que está relacionado con uno de los coleccionables, una suerte de serpientes que, al tocarlas, se transforman en huevo, y que suelen estar en los sitios más recónditos. 

También hay prendas de ropa coleccionable, las máscaras, los colores para teñir las partes de la moto... Vamos, que pese a ser un mundo en apariencia vacío, hay mucho para hacer y encontrar. 

Una vez descubierto hemos descubierto un nuevo punto en el mapa, ya aparecerá siempre marcado en el mismo, aunque no hayamos comprado al cartógrafo esa parte del mapa, y podremos activar el viaje rápido para regresar a ellos si no los hemos completado, o necesitamos volver por alguna razón.

De este modo se evitan así los largos paseos, algo que es frecuente en la aventura mientras avanzamos hacia nuevas localizaciones, y que de este modo evitan la repetición, algo que podría jugar en su contra.

A menudo, en estos puntos de interés también tendremos que hacer uso de mecánicas o ideas únicas, como usar objetos del entorno, como plantas específicas, para poder interactuar con algunas especies animales, por ejemplo, para hacer que se aparten a nuestro paso. 

Por decirlo de algún modo, el desarrollo de Sable es más pausado y tranquilo que el que puedes encontrar en una gran inmensa mayoría de aventuras en mundo abierto. Pero ojo, eso no quiere decir que sea aburrido o no tenga encanto. 

Simplemente, su capacidad para atrapar al jugador reside más en la capacidad que tengas para descubrir, sin que te lleven de la mano. Sí, hay indicadores, ayudas para ponerte en el camino correcto... pero muchas situaciones y momentos te dejan a tu albedrío, para que pruebes y experimentes. Es algo que algunos jugadores puede frustrar, y a otros encantar.

Así pues, si eres un jugador impaciente, que disfruta pegando tiros a todo lo que se menea o quiere que su moto recorra el desierto a la velocidad del rayo (de hecho, de primeras peca de ser algo lenta, aunque se puede mejorar con piezas), quizá Sable no sea para ti y te desespere con su pausado ritmo. 

Es un juego que se toma su avance con calma. un viaje que ahonda la introspección (en todos los diálogos podemos leer lo que piensa y siente Sable al interactuar con otros personajes), y a través de numerosos símbolos, como las máscaras, transmite un mensaje vital, distinto para cada jugador.

No caeré en el error de decir que el poso que deja sea como el de Journey, la inolvidable aventura de Thatgamecompany, o que sus sensaciones sean similares, porque no lo son... pero hay sí que hay ciertos puntos que unen a ambos juegos. El papel de la música, ciertas sensaciones que evoca...

No voy a negar que Sable es un juego que, aunque le tenía bastantes ganas tras el anuncio, de primeras se me hizo un poco cuesta arriba por su lentitud inicial, pero poco a poco, me ha sabido ganar y ha hecho que quiera seguir jugando y descubriendo sus secretos... a pesar de algunos inconvenientes.

Aunque su estética, con aspecto de "comic book", tanto por los colores planos como por el diseño de personajes y escenas de vídeo, es simplemente flipante, no es menos cierto que el estudio ha lanzado el juego con aspectos por pulir y que han prometido que corregirán en futuras actualizaciones.

Hablamos de vegetación que parpadea o cambia de forma al acercarnos, sombras que no se comportan como deben, fallos de colisión, moto que no acude a la llamada o con una gravedad "loca" y otros fallos que, sin romper el juego, afean la experiencia de lanzamiento.

Los fallos más graves, como que no venga la moto o que no podamos interactuar con un objeto concreto se solucionan fácilmente (guardando la partida, saliendo de la misma y volviendo a entrar). Es algo que lleva segundos, y al cargar la partida volveremos a aparecer en el mismo punto.

Por eso es algo en lo que no cargaré las tintas, porque el estudio está trabajando en ello (y recordemos, es un estudio pequeño) y el resultado, para sus dimensiones es más que meritorio, aun con estos defectos. 

Y tampoco hay que dejar de aplaudir los pequeños logros: un ciclo día noche bastante logrado y visualmente muy aparente, los contrastes de color al entrar en zonas oscuras, la cantidad de objetos que pueden ponerse en pantalla (nubes de polvo, animales, objetos en suspesión por el aire...).

Sable es un juego bello, y no sólo uno que entre por los ojos, sino que además es uno que hace gala de un estilo propio, con muchas referencias y guiños, pero con identidad propia.

Del mismo modo, Sable se lanza sin traducir al castellano, aunque aquí la buena noticia es que está en los planes del estudio lanzar una traducción a nuestro idioma, aunque no hay confirmación de cuándo podría llegar.

Y es que sin entender bien el inglés, es bastante probable que te pierdas parte de la gracia del juego, que se plasma en los pensamientos que Sable comparte con los jugadores o los diálogos con otros personajes, necesarios para comprender los objetivos de las misiones.

La buena noticia es que Sable está ya disponible en Game Pass, y cuando menos, lo podrás probar para salir de dudas sobre si su enfoque de aventura te gusta (insisto, dale un tiempo) o si la barrera idiomática es insalvable para ti.

Sea cual sea tu posición, a mi juicio Sable es una gran aventura en el concepto más puro de la palabra.Puede que no tenga "acción convencional", con armas o cuerpo a cuerpo, pero la sensación de explorar y descubrir, lo compensa con creces.

Y, al igual que Kena para PS5, Sable es ese gran refuerzo para el catálogo de exclusivos de Xbox, uno de esos juegos que hay que probar y disfrutar, hasta que lleguen los triple A como Forza Horizon 5 o Halo Infinite. Una experiencia que para muchos, entre ellos yo, puede resultar inolvidable.