Análisis de Samurai Warriors Spirit of Sanada para PS4 y PC

Hay que meterse en contexto para hacer un análisis de Samurai Warriors Spirit of Sanada. Y no sólo nos referimos a repasar la historia de Japón en la Edad Media, sino a revisar en qué situación se encuentra el género "musou". Para los neófitos, se trata de un estilo de juego de lucha con batallas masivas, en que nos enfrentamos a miles de oponentes (en sentido literal) en unos campos de batalla abiertos. 

El género "musou" comenzó con Dynasty Warriors en PlayStation: una épica batalla protagonizada por los guerreros del Romance de los Tres Reinos. Sin tener un desarrollo muy profundo, estos combates consiguieron imponerse, gracias a una combinación muy equilibrada entre estrategia y "machacabotones". Y su éxito dio pie a otras sagas, basadas en el mismo desarrollo, desde Gundam Musou a Hyrule Warriors (basado en The Legend of Zelda), Berserk and the Band of the Hawk, Dragon Quest Heroes y, por supuesto, la saga que nos ocupa: Samurai Warriors.  

Pues bien, Spirit of Sanada es un spin off de Samurai Warriors 4 (del que toma gran parte de sus personajes). Lo que caracteriza a Samurai Warriors es su ambientación en el Japón Feudal, la era Sengoku. Era un periodo de constantes batallas entre daimios, por convertirse en shogun (el gobernante, de facto) del país. Y en estas guerras estuvieron implicados los más grandes generales de la Historia de Japón: Takeda Shingen, Nobunaga Oda o Tokugawa Ieyasu. Nosotros no encarnamos a ninguno de ellos, pero sí a Masayuki Sanada, uno de sus principales lugartenientes (y una leyenda de la lucha con lanza). 

Al principio del juego, formamos partes de las tropas de Takeda (el personaje que aparecía en la película de Akira Kurosawa Kagemusha) pero el argumento se irá complicando, a medida que la importancia del clan Sanada crece en importancia en Japón. Es una historia apasionante, que descubrimos narrada en japonés y subtitulada en inglés.

Estrategia, exploración y combate

En cuanto al desarrollo, Spirit of Sanada no revoluciona la fórmula de Omega Force, pero la va perfeccionando. En primer lugar, nos encontramos con tres tipos de niveles: niveles de combate (las grandes batallas que sirven como eje central del juego, y que incluyen decisiones estratégicas), niveles de exploración contrarreloj y niveles tipo RPG en nuestros dominios: un castillo que irá creciendo a medida que avanzamos.

Nuestras tierras incluyen campos de entrenamiento, tiendas, herrería... incluso un río en que pescar, y nos permiten relacionarnos con otros personajes del clan. Podemos hacerles regalos para que mejora nuestra relación, enterarnos de lo que ocurre en la familia (los dos hijos de Masayuki Sanada también juegan una parte importante de la trama) y realizar pequeñas tareas, para conseguir más experiencia y mejor equipo.

Por su parte, las fases de exploración nos permiten recoger materias primas, combatir con bandas de ladrones y descubrir los alrededores de nuestra fortaleza, en un tiempo limitado. 

Pero lo mejor llega cuando nos lanzamos a la batalla. En Samurai Warriors Spirit of Sanada hacemos frente a oleadas interminables de enemigos con un sistema de combate de tres botones, con ataque Musou (un golpe demoledor que se carga con cada enemigo derrotado) y ataque RAGE, que nos otorga poderes especiales durante un tiempo limitado. Además, tenemos una ventaja adicional: desplegar estratagemas que pueden cambiar el curso de la batalla. 

Porque no es suficiente con aniquilar a los soldados enemigos para superar un nivel; tenemos que ir atendiendo distintas necesidades que surgen en el transcurso de la batalla: acabar con un general determinado, abrir un paso, proteger a nuestro señor o no dejar que nos detecten los centinelas enemigos. Un fallo puede dar con nuestra misión al traste, da igual el número de bajas que hayamos acumulado. Las batallas, están conectadas entre sí, y constan de varios niveles.

Un último elemento táctico consiste en la posibilidad de alternar entre distintos personajes en medio de la acción -cada uno puede estar en una parte distinta del terreno- para acorralar a las tropas enemigas, abrir portones o eliminar regimientos.

Un ejército de un sólo hombre

Cada nivel de Samurai Warriors Spirit of Sanada está controlado por un jefe final, y decenas de generales -guerreros legendarios de Japón, como el maestro ninja Hattori Hanzo- pero la verdad es que no nos ponen las cosas muy difíciles. La clave está en ser hábiles al mejorar nuestras armas y tener "visión" para lanzar los ataques espaciales, y la guerra no tendrá secretos para nosotros. 

Pero eso no significa que sea un juego aburrido. Todo lo contrario: aplastar a las hueste de Tokugawa al principio y Nobunaga después, es tremendamente satisfactorio. Una vez que empezamos a repartir "lanzazos" no hay quien nos pare... hasta conseguir combos imposibles con miles de ataques seguidos. 

Técnica suficiente

Spirit of Sanada reutiliza el motor gráfico que hemos visto en Samurai Warriors 4. Y aunque es solvente con los enfrentamientos masivos, el título desarrollado por Omega Force y Koei Tecmo se queda muy justito, por debajo de los Dragon Quest Heroes, por ejemplo. 

Con tantos soldados en pantalla, es lógico que el rendimiento de la consola caiga. Por eso nos encontramos con modelos bastante simples, animaciones bruscas (nuestro  caballo, por ejemplo, se mueve de forma robótica) y unos efectos que parecen un poco atrasados. Los escenarios son grandes, pero parecen más bien un decorado de un "chambara" -una película de samurais- que los entornos reales que representan. Y los defectos visuales se completan con la escasa variedad de enemigos y una cámara que nos complica el seguimiento de algunos generales. A cambio, la banda sonora, que combina hábilmente instrumentos rockeros con melodías de flauta y koto (una arpa tradicional japonesa) parece muy adecuado.  

Reconozco que me lo he pasado muy bien con los combates de Samurai Warriors Spirit of Sanada. Pero no es un juego para todos los públicos: la ausencia de doblaje, el hecho de que recurra a personajes históricos poco conocidos -los propios Sanada quedan ensombrecidos por los Shingen o Tokugawa- y un apartado técnico sin alardes, hacen que resulte "duro". Eso sí, una vez que entramos en su mecánica hack and slash, nos ha hecho pasar grandes momentos.