Análisis de la serie Channel Zero temporada 1 - Candle Cove

Parece que HBO está alcanzando una cierta "especialización" en la difusión de los creepypastas (leyendas urbanas nacidas en Internet) de cara al gran publico. Hace un tiempo os presentamos nuestro análisis del interesantísimo documental Beware the Slenderman y ahora nos toca bucear en otro icono del terror cibernético. Quizá no sea taaan conocido como Slender para el gran público, pero Candle Cove se ha hecho un hueco destacado entre los amantes de este suerte de subgénero literario.

El canal del terror

Antes de seguir, vamos a explicar en qué consiste esta serie, que ya está disponible en HBO y ha sido producida por Syfy. La idea de Channel Zero es presentar, en cada una de sus temporadas, un creepypasta y articular una historia de suspense en torno a ella, que concluirá con el final de esa misma temporada. Efectivamente, recuerda a apuestas como American Horror Story, solo que tiene un poso de "inspiración" algo más acusado. Por ahora, solo esta disponible esta primera temporada, llamada Candle Cove (que consta de 6 capítulos, con unos 40 minutos de duración cada uno), pero ya está en marcha la segunda temporada, titulada No End House y con estreno previsto para octubre.

Por ahora, quedémonos en Candle Cove. El creepypasta original tiene un autor claro (algo extraño en este ámbito, ya que suelen ser creados de forma colectiva) llamado Kris Straub y se remonta al año 2009. Todo comienza con una conversación en un foro, donde unos internautas intentan recordar una serie de TV de su infancia. Se trataba de una serie de marionetas (al estilo de nuestros Aurones) de ambientación piratesca, pero protagonizada por unos personajes de aspecto siniestro que parecen proyectar un aura sobrenatural... Lo temible del asunto es que todo el mundo recuerda la serie, pero no en qué canal se emitió ni exactamente qué días. ¿Estaba todo en su imaginación o se trataba de algo más?

La serie toma todos esos elementos (incluso el nombre del protagonista, Mike Painter) y los remezcla en una historia más larga, centrada en un psicólogo que regresa a su pueblo natal años después de que sucedieran terribles asesinatos. Ahora, las visiones de la extraña serie Candle Cove regresan a los televisores que observan los niños y los crímenes resurgen... 

Además del misterio en torno a las marionetas, la serie abre otras subtramas que, a la postre, acaban teniendo más peso: el protagonista tenía un hermano gemelo que murió en aquellos años convulsos de la infancia. Además, en el pueblo se aparece una especie de espectro: un niño con el cuerpo cubierto de dientes que ronda a los protagonistas.

A lo largo de los capítulos se alternan flashbacks de la infancia de los protagonistas, un poco en plan It (Eso), que aclaran lo que sucedió entonces con nuevos acontecimientos protagonizados por los que ahora están adultos y siguen traumatizados por lo sucedido. A medida que nos acercamos al final, iremos sabiendo más sobre Candle Cove y el misterio detrás del hermano de Mike. El problema es que el argumento va derivando de forma extraña entre un misterio y otro y nunca tenemos claro acerca de qué esperan que estemos intrigados. Cuando llegamos al final, se nos presentan de golpe varios monstruos y personajes nuevos que parecen más un esfuerzo estético que narrativo. No entendemos muy bien de dónde salen o qué simbolizan, aunque desde luego tienen un aspecto inquietante.

Siguiendo con esa línea, uno de los problemas de Channel Zero Candle Cove es precisamente que parece que quiere dar miedo en ocasiones (con planos generales de las marionetas a tamaño natural, con detalles de la televisión emitiendo imágenes cada vez más distorsionadas, etc) pero nunca acaba de lograrlo. Sí se apaña mejor intrigándonos acerca de lo que sucedió décadas atrás y su posible explicación. Por tanto, es mejor que lo consideréis una serie de suspense con algunos retazos de terror, al estilo de otros productos recientes como Scream.

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Tanto la puesta en escena como la fotografía son solventes, pero proyectan también una sensación de telefilme, de esos que emiten a media tarde en Antena 3, lo cual daña un poco la inmersión que quiere transmitir. No sabríamos decir si es cosa de la iluminación o del propio reparto, pero uno no puede evitar sentir que al relato le falta algo de potencia. El apartado sonoro sale mejor parado, gracias al uso de melodías infantiles distorsionadas y música ambientan que aparece solo cuando tiene que hacerlo.

En definitiva, la temporada 1 de Channel Zero es un buen primer paso para que la serie acabe haciéndose un hueco en el panorama del terror y el suspense, pero necesita reforzar un poco su narrativa (está claro que se ha esforzado más en presentar una atmósfera inquietante que un gran relato) y valores de producción. Con todo, ya estos primeros capítulos ofrecen imágenes que, como mínimo, despertarán vuestra curiosidad y os tentarán a entrar en conversaciones del tipo "oye, ¿has leído esa historia tan rara que dice que...?"