Análisis Shin Megami Tensei III: Nocturne HD Remaster Featuring Dante from the Devil May Cry™ Series

En 2005 llegaba a PS2 Shin Megami Tensei: Lucifer's Call, marcando un hito al ser el primer juego de esta saga JRPG de Atlus que se lanzaba fuera de Japón. Para los europeos la novedad fue doble, pues no solo no conocíamos la saga Megaten, sino que tampoco habíamos probado las mieles de la sub-saga Persona (cómo han cambiado las cosas, ¿eh?)

Por este motivo, Shin Megami Tensei III: Nocturne (Lucifer's Call fue el nombre elegido para adaptarse a las condiciones de nuestro mercado) es uno de los Megaten más recordados por estos lares, pese a que nos tocó degustarlo en inglés. Por suerte, ese es uno de los grandes cambios que introduce su remasterización, Shin Megami Tensei III: Nocturne HD Remaster, que llega a PS4, Nintendo Switch y PC el próximo 25 de mayo. 

Nosotros ya hemos tenido la oportunidad de meternos en la piel luminosa del Semioscuro, explorando las calles de un Tokyo postapocalíptico, haciéndonos colegas de un montón de demonios y yéndonos de bares con gente como Satán o Dante (from the Devil May Cry™ Series). Os contamos cómo ha sido la experiencia en nuestro análisis de Shin Megami Tensei III: Nocturne HD Remaster.

Agárrame esos demonios

Si no jugasteis al original de PS2 y os habéis enganchado a los juegos de rol demoníacos de Atlus con el reciente auge de Persona en España, lo que vais a encontrar en Shin Megami Tensei III: Nocturne HD Remaster es parecido, pero distinto.

Desaparecen la temática de instituto y los dramas adolescentes para dar paso a una historia en la que ocultismo, religión, política y elementos trascendentales cobran todo el protagonismo, pero sin llegar a ser excesivamente denso. Resumiéndolo mucho, nosotros nos ponemos en el papel de un chaval de instituto que sufre una transformación cuando estalla el Apocalipsis y acababa convertido en el Semioscuro, un ser mitad humano, mitad demonio.

Sin comerlo ni beberlo, tenemos el poder para reformar el nuevo mundo a nuestro antojo, lo que provoca que las grandes figuras del cielo y el infierno ansíen tenernos comiendo de sus manos (o garras). Es una historia realmente interesante y con un puntito de rejugabilidad, pues en determinados momentos debemos tomar decisiones que pueden alterar los acontecimientos.

En el plano jugable estamos ante un JRPG tradicional, sin toda la parte de gestión social tan habitual de los Persona. Aquí exploramos mazmorras, viajamos a diferentes puntos a través de un 'overworld' y, por supuesto, combatimos. Combatimos muchísimo.

Shin Megami Tensei III: Nocturne HD Remaster cuenta con el apodado Press Turn Battle System, el sistema de combate habitual de la saga Megaten. Son batallas por turnos en las que se da una especial importancia a debilidades, fortalezas, buffs y debuffs. 

Funciona bien, y por lo general los combates son satisfactorios, pero como pasaba en el juego original podemos toparnos con situaciones mal medidas, como que un grupo de enemigos nos vapuleé en un único turno sin darnos oportunidad para responder. También hay algunos picos de dificultad un tanto exagerados en un juego que, por lo general, no es demasiado difícil. Si os preocupa esto, Shin Megami Tensei III Nocturne HD Remaster incluye un nueva dificultad, más sencilla, apodada Piadosa. Otra novedad es que es posible cambiar de dificultad en mitad de una partida, que también está muy bien por si la cosa se complica (o facilita) en exceso.

El gran problema de los combates de SMT III reside en que tienen lugar de manera aleatoria. En la parte inferior derecha de la pantalla una brújula cambia de color para indicarnos lo cerca que estamos de entrar en combate, pero eso es todo; no podemos modificar el ratio de los encuentros... que es enorme. Suceden tan a menudo que terminan cansando. Hay veces que acabamos de salir de e un combate y PAM, otra vez a pelar.

El hecho de que haya tantísimos enfrentamientos plantea otro problema: no podemos abusar de las habilidades de nuestros demonios. Estas habilidades consumen poder mágico que no abunda, precisamente, y como no tengamos cuidado, cuando nos queramos dar cuenta podríamos estar en una situación comprometida. ¿Y qué supone esto? Pues que al final, en la mayoría de enfrentamientos aleatorios, terminamos recurriendo al ataque básico constantemente, lo que suma otro punto extra de hastío.

Pero no todo es malo: todo lo relacionado con conseguir que los demonios se unan a nuestro equipo, otra de las características habituales de estos juegos, sigue funcionando a las mil maravillas. Es muy satisfactorio ver cómo nuestro ejército crece, logrando que los demonios se unan a nuestra causa usando palabrería, a golpe de talonario o con fusiones y sacrificios. 

A veces el método para conseguir que determinados demonios se nos unan es un tanto obtuso (tan obtuso que sin una guía es difícil averiguarlo), y a veces es inevitable quedarse con cara de tontos cuando un demonio decide largarse después de haberle dado todo el Macca y los objetos que nos ha pedido. Pero no deja de ser una de las gracias de Shin Megami Tensei III y uno de los motivos por los que ha generando tantos memes durante estos años.

Y ya que hablamos de memes... Nos parece bastante feo que en esta versión Dante se haya convertido en un DLC de pago. Era uno de los reclamos del original, y si bien es interesante descubrir la historia con Raidou Kuzunoha en su lugar, resulta extraño tener que pagar por algo que se incluía de base en el original.

Hablemos ahora del apartado gráfico, que es donde más se aprecia el salto de esta remasterización. El original era un juego de PS2, (es decir: nada de HD y formato 4:3) así que el salto a la alta definición le sienta de maravilla, más cuando se trata de un juego con gráficos cel-shading y el icónico diseño de personajes de Kazuma Kaneko, uno de los grandes responsables de que tanto Megaten como Persona tengan una identidad visual tan potente.

Sólo hay dos puntos negativos en este aspecto: por un lado, que algunas secuencias de vídeo se han dejado tal cual, con la resolución original y unas bandas bastante feas en los laterales para cubrir el espacio sobrante; no son muy habituales, así que no suponen un gran problema. El otro es que Shin Megami Tensei III: Nocturne HD Remaster se mueve a 30fps. Para nosotros no es un problema grave, dado que la jugabilidad, al ser rol por turnos, es más pausada, pero entendemos que pueda ser molesto, más cuando hablamos de un juego que no debería tener problemas para alcanzar los 60 en consolas y PCs actuales.

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La banda sonora es sorprendentemente variada (hemos perdido la cuenta de las diferentes melodías de batalla que se escuchan). Puede que no sea el mejor trabajo de Shoji Meguro, pero desde luego es buena. Lo imperdonable es la nefasta calidad del audio, con melodías con una calidad bajísima, como si estuviesen comprimidas. Es un problema que arrastra del juego de PS2 y, aunque al final nos terminamos acostumbrando, no quita que sea un fallo importante.

Otra de las novedades de Shin Megami Tensei III: Nocturne HD Remaster es que cuenta con voces, tanto en inglés como en japonés, algo que se agradece un montón. Y por supuesto no podemos irnos sin mencionar la que es sin duda la gran novedad para nosotros: la traducción al español. 

Una vez más hay que agradecer el apoyo que SEGA está dando al mercado español en los últimos años, gracias al cual hemos podido disfrutar en nuestro idioma de joyitas como Persona 5 Royal y Persona 5 Strikers, Yakuza: Like a Dragon, Judgment y su recién anunciada secuela, Lost Judgment, o el propio Shin Megami Tensei III: Nocturne HD Remaster. ¡Así si!