Análisis de Sniper Ghost Warrior Contracts para PS4, Xbox One y PC

La saga Sniper Ghost Warrior no lo ha tenido fácil. El estudio polaco CI Games, los desarrolladores de Sniper Ghost Warrior Contracts, ha conseguido sacar adelante planteamientos muy ambiciosos con unos niveles de producción limitados. Con las tres primeras entregas, ya demostraron que pueden suplir con talento la ausencia de presupuesto, y ahora, el juego que nos ocupa resulta ser el más afinado de todos (esto es un juego de palabras sólo para francotiradores).

El eje del juego continúa siendo la infiltración. Ghost Warrior se apoya sobre una enorme libertad para explorar el entorno y, sobre todo, sobre esa sensación única que tenemos cuando vemos estallar la cabeza de nuestro objetivo con un disparo a 300 metros y viento racheado -que nadie se alarme, hablamos de un videojuego-. Porque al final el mejor disparo es una combinación de entrenamiento, matemáticas, buen pulso y sensibilidad con el gatillo. Con estos dos elementos: sigilo y disparos lejanos, volvemos a encontrarnos frente a un juego que no es perfecto, pero resulta tremendamente disfrutable.

Nos parece que Sniper Ghost Warrior Contracts ha sabido ser conservador en aquellas partes que caracterizaban a la saga, y ha cambiado casi todo lo que le lastraba. Y el primer cambio que nos llama la atención es el entorno en que transcurre. Nos alejamos del tono bélico que caracterizaba a los tres últimos juegos para encarnar al "cazador", un asesino a sueldo que opera en Siberia. No hablamos de la estepa en la actualidad, sino de un futuro alternativo, en que el territorio se ha independizado después de la guerra contra Rusia. Siberia es un estado controlado por una cúpula mafiosa, nombrada a dedo por el nuevo primer ministro del país, en que no faltan criminales y asesinos. Es una región fuertemente militarizada, en la que no actuamos como soldados, sino como ejecutores. 

Saludos, cazador

Nuestro personaje no tiene nombre, prefiere mantenerse en el anonimato, porque al fin y al cabo su negocio consiste en "silenciar" objetivos incómodos. Es el mejor en su trabajo, y cuenta con una ayuda especial; una máscara que no sólo oculta su rostro, sino que le permite explorar el entorno; bien mediante unos prismáticos incorporados o mediante un "pulso" que revela la localización de los enemigos y objetivos interactivos, como fusibles que podemos desmantelar, grupos electrógenos a los que se conectan las luces, cámaras...

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Después de superar un nivel de entrenamiento, comenzamos a cumplir contratos. Y la estructura del juego es uno de sus principales aciertos. Al contrario que Sniper Ghost Warrior 3, ya no se trata de un "sandbox" al uso. El mapa de Siberia se divide en 5 niveles enormes que recrean dos entornos: la superficie nevada y el bosque. Cada uno de estos niveles, que se pueden recorrer con total libertad, cuenta con astilleros, bases enemigas, pueblos, centrales eléctricas... donde tenemos que llevar a cabo nuestra misión.

A veces se trata de acabar con un vip, liberar rehenes, destruir pruebas o hacernos con un móvil. Tenemos libertad para afrontar los objetivos en el orden que queramos, y además, cada nivel cuenta con decenas de recompensas adicionales (misiones que se activan durante un tiempo limitado) y con coleccionables. Si queremos ganar unos créditos extra, podemos afrontar cada reto en condiciones específicas, ya sea sin que salten las alarmas, sin matar ningún guardia, utilizando trampas explosivas... 

Lo que ha conseguido esta apuesta por cinco niveles grandes en lugar de un mundo abierto es que haya más variedad de situaciones. Pero las posibilidades de Sniper Ghost Warrior Contracts no se resienten. Por una parte, la navegación es muy orgánica. Todas las animaciones están recreadas en primera persona y encajan bien con los entornos: nos permiten trepar por cornisas, usar tirolinas, arrastrarnos, forzar cerraduras y (en las zonas más cálidas) nadar. Con un vistazo al mapa decidimos por dónde queremos insertarnos, y dónde realizar cada disparo. 

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Un disparo, un muerto

El alma del juego son los disparos lejanos con el rifle de precisión. El francotirador está en desventaja numérica, pero puede cambiar las tornas si saca partido a su fusil. Ghost Warrior Contracts es el juego que mejor refleja el disparo a largas distancias. Para empezar, es el único que permite ajustar la mira dependiendo de la distancia del objetivo -no nos referimos al "zoom", que es independiente- para compensar la caída del proyectil. Además, la óptica nos indica la fuerza y la dirección del viento, para que podamos corregir el tiro. Y podemos invertir nuestras ganancias en rifles de distinta potencia y en municiones distintas. 

Así, cada disparo requiere tomarlo con calma. Primero hay que calcular la distancia con los prismáticos, después realizar las correcciones pertinentes y apuntar, aguantar la respiración (evitamos el temblor en la mira y la acción se ralentiza un poco) y apretar el gatillo. El efecto es demoledor. Un disparo con bala pesada no sólo es capaz de hacer estallar la cabeza de un enemigo, sino que también podemos arrancar brazos y piernas de los centinelas. Es muy gratificante planear cada disparo y que después salga bien. 

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Con la práctica podemos abatir a varios enemigos con un sólo tiro, derribar helicópteros en el aire, acabar con los pilotos de tanques y camiones... Si os gusta este tipo de juegos, es una verdadera gozada. 

Otros recursos de tirador

Al fin y al cabo, como juego de sigilo en primera persona, Sniper Ghost Warrior Contracts también nos permite superar misiones de otro modo. Podemos empuñar un fusil de asalto y tratar de combatir de frente (pero es un suicidio) o eliminar centinelas por la espalda, usando el cuchillo y con trampas, y ocultar sus cadáveres. Las fichas que conseguimos por cada objetivo cumplido se pueden invertir en mejoras para la máscara, para el equipo básico y para las armas. Y de nuevo es un sistema de progreso enfocado a darnos más libertad. 

Porque cumplir las misiones principales es relativamente sencillo, pero conseguir todos los objetivos de cada mapa es un "infierno" que va a poner a prueba todas nuestras habilidades. No se parece a ningún otro FPS bélico; Ghost Warrior Contracts se disfruta a un ritmo muy lento, casi como si estuviésemos en un campo de batalla real y tuviéramos que pensar cómo eliminar a cada guardia sin llamar la atención de los demás. 

En los niveles de dificultad más altos (están disponibles tirador, francotirador y lince) se vuelve verdaderamente exigente, con unos rivales que nos detectan con mucha facilidad y tienen una puntería imbatible.

El punto débil

Hasta ahora os hemos dejado claro cómo ha evolucionado el nuevo Ghost Warrior, pero también hemos encontrado fallos que "yerran el tiro". Por un lado, el uso del motor Cryengine no está optimizado, y deja más sombras que luces. Animaciones que hacen "extraños", fallos en la física, elementos que desaparecen y texturas que tardan en cargar, además de la repetición de "assets" y errores de colisión. En un juego que requiere tanta precisión como éste, es un verdadero fastidio.

En cuanto a la IA de los enemigos, nos encontramos con algunos "ases" capaces de detectarnos a 500 metros y acertarnos con un viejo Kalashnikov y otros que ven menos que un gato de escayola, aunque nos paseemos por delante.  Pero lo más incómodo son fallos que no afectan tanto al gameplay, pero que, por ejemplo, causan un error en el marcado de objetivos en el mapa, o que nos han impedido entrar en algunas pestañas del menú. Son un síntoma de que el juego no termina de estar pulido. 

Ghost Warrior es un juego (de hecho es una saga) minoritario. Es un juego de infiltración exigente, que requiere calcular cada disparo, y tiene un ritmo bastante lento. Pero si aceptamos esta premisa, se trata de un juego profundo, con que lo podemos pasar bien.