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Crítica de Ad Astra, el viaje íntimo de Brad Pitt hacia las estrellas

Ad astra
Si lo tuyo son los viajes espaciales, no te pierdas nuestra crítica de Ad Astra (Hacia las estrellas), cinta dirigida por James Gray y protagonizada por Brad Pitt que se estrena el 20 de septiembre de 2019.

¿Te gustaron películas como Interstellar, Gravity o First Man? Si la respuesta es sí, no puedes dejar escapar Ad Astra (Hacia las estrellas), una nueva epopeya espacial que cumple una doble función: por un lado, hacernos pensar en un futuro cercano en el cual serán cotidianos los viajes a la Luna y el envío de misiones tripuladas a los planetas del Sistema Solar y, por otro, trasladarnos una historia intimista acerca de un astronauta sumido en una crisis existencial enorme.

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James Gray lanza además la película tras el 50 aniversario de la llegada del ser humano a la Luna, es decir, en un momento muy pertinente, fabulando acerca de cuáles podrían ser los problemas que podríamos exportar al satélite natural de la Tierra en una muy verosímil recreación de lo que podrían ser las colonias lunares y marcianas (y lo poco que podrían cambiar las metas de nuestros científicos en el corto plazo).

Roy McBride ha seguido los pasos de su padre, un reputado astronauta considerado como uno de los grandes pioneros de la conquista espacial. Siendo él aún joven, el comandante Clifford McBride lideró una misión cuyo principal objetivo era buscar vida inteligente más allá de Neptuno, llegando a los confines conocidos por entonces del Sistema Solar. Sin embargo, se perdió contacto con ella, de modo que se dio por perdida toda la información y por supuesto a todos los tripulantes.

Treinta años después, la Tierra comienza a recibir oleadas de rayos cósmicos desde el espacio profundo, propiciando picos de tensión, accidentes involuntarios letales y muertes masivas, lo que hace sospechar a los impulsores de los programas espaciales que el doctor Clifford puede seguir vivo. Con la intención de contactar con él, Roy es requerido para viajar hasta Marte y enviarle un mensaje que determine su ubicación y que detenga la amenaza que podría destruir al ser humano para siempre. 

Leyendo la sinopsis de Ad Astra es fácil pensar que la película será excesivamente fantasiosa, pero lo cierto es que la mayor parte de su metraje está muy pegada a la realidad factible. Resulta muy verosímil imaginar los vuelos comerciales a la Luna tal y como se muestran en la película y suponer que el ser humano tropezará dos veces con la misma piedra replicando los mismos errores que está cometiendo en la Tierra en sus bases espaciales: "somos devoramundos", dice en un momento dado Roy en uno de sus abundantes diálogos internos, que son los que guían la acción de principio a fin.

Sin embargo, en los impases finales, Gray sí que se permite jugar mucho más con la historia, asumiendo licencias que de otro modo habrían convertido la película en una agonía (aunque con ello rompa también ese contrato invisible que había contraído con el espectador de ser fiel a lo posible).

En cualquier caso, somos partícipes de una epopeya espacial de fuerza desgarradora en la que las imágenes y la excelente banda sonora, acompañada de un diseño de sonido perfecto, componen piezas de un gran lirismo. Ad Astra alcanza altas cotas de impacto emocional que nos remiten directamente a la construcción de La ciudad perdida de Z, el anterior proyecto de Gray con el que esta película guarda tantas concomitancias, pero introduciendo en la narrativa aspectos que entroncan con la tragedia griega sobre todo en lo tocante a la relación paterno-filial de Roy y Clifford.

El héroe necesita superar la pérdida de su padre y hacerlo además separándose identitariamente de él para poder conformarse a sí mismo: esa catarsis final es en la que el guión de la película se permite un tratamiento más onírico y menos ajustado a una realidad creíble, pero es también a su vez uno de los mayores encantos de la cinta.

Respecto a las interpretaciones, Liv Tyler tiene un papel pequeño pero importante al ser el ancla de Roy a la Tierra y digamos también que a su humanidad, más allá de la dicotomía interna en la que se siente preso (esa coraza autoimpuesta que le hace parecer impertérrito aunque en verdad está destrozado por dentro y deseando huir de su máscara) pero si hay dos intérpretes que se comen la pantalla son los veteranos Donald Sutherland y Tommy Lee Jones. Y es que Ad Astra tiene también algo de Kafka en su ADN al mostrar al individuo como simple peón de un sistema mucho más grande y en buena medida desconocido para él. Así lo demuestran las (evidentemente) inservibles evaluaciones psicológicas de Roy y todas las estructuras burocráticas por las que se mueve.

Respecto a Brad Pitt, no es la mejor opción para el casting al tener que soportar prácticamente todo el peso de la película sobre sus hombros, aunque que duda cabe de que aportará un tirón gravitacional importante atrayendo al público a las salas de cine. Es cierto que su papel exige cierto hieratismo (algo similar a lo que le ocurría a Ryan Gosling en First Man), que de alguna forma se le adscribe con facilidad al intérprete, pero también es cierto que un actor con más registro emocional podría haber hecho que la película fuera mucho más redonda y subyugadora a nivel emocional.

En este sentido, también hay alguna secuencia que no llega a aportar información relevante y que socava en cierta medida el ritmo de la película (sobre todo la misión de rescate a la nave de unos investigadores), pero estos son males menores si valoramos el conjunto, dado que la película ofrece tal festín que opaca esos problemas. A todos los niveles es una producción imponente y su mensaje final está a la altura de las expectativas.

VALORACIÓN:

James Gray compone una epopeya espacial emocionante y embriagadora en la que conjuga los grandes sueños de la humanidad con un viaje de autodescubrimiento íntimo.

LO MEJOR:

El diseño de producción, la conjugación de imágenes bellísimas con una BSO y un diseño de sonido de diez y su capacidad para adelantarse al futuro.

LO PEOR:

La elección de Brad Pitt no es idónea y hay al menos dos secuencias de acción que rompen un poco la magia del lirismo de la cinta.
Hobby

80

Muy bueno

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