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Crítica de Aggretsuko, la nueva comedia de anime de Netflix

Aggretsuko de Netflix
El catálogo de animes de Netflix recibe una de sus series más extrañas. Con esta crítica de la temporada 1 de Aggretsuko te invitamos a hacer el animal y reírte de tu vida cotidiana.

¡Pero menudo ritmo llevan los animes de Netflix! La plataforma de vídeo ha hecho posible hoy la reseña de Aggretsuko, la nueva serie de anime que rompe con las últimas propuestas que habíamos visto. Olvidaos de los dramas intimistas o de las odiseas grandilocuentes. Esta vez, toca reírnos un poco de nosotros mismos y del entorno que nos rodea.

La temporada 1 de Aggretsuko (que consta de 10 capítulos de 15 minutos, así que se ve en un vuelo) se basa en una serie de cortos animados del mismo nombre, también conocidos como Aggresive Retsuko. Ya sabéis lo que gustan los japoneses de acoplar nombres... La historia tiene lugar en una ciudad de Tokio poblada por animales antropomórficos y, en concreto, en Retsuko. Ella es un panda rojo con un trabajo tan anodino como el de miles de tokiotas. Tiene 25 años, vive sola y dedica la mayoría del día a despachar "marrones" en el departamento de contabilidad de una empresa.

Como supondréis, este trabajo no la satisface y, para colmo, ha de verse rodeada de toda clase de compañeros insufribles: una cervatilla para la que el postureo en redes sociales lo es todo, una hipopótamo cotilla, un jefe (cerdo, claro) que no da un palo al agua pero no para de mandar... Con una vida así de frustrante, solo tiene una vía de escape: cantar death metal en la solitaria habitación de un karaoke. Cuando se deja llevar por esas canciones, es cuando expresa de verdad lo que siente, mientras que el resto del tiempo intenta guardar las apariencias.

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Esa es la gracia, en principio, de la serie Aggretsuko: todo parece extremadamente mono ("moe", para los más japanófilos), salvo cuando Retsuko se pone a berrear micrófono en mano. Ese contraste entre lo que podría ser un episodio de Pucca y sus momentos de desmelene quiere hacernos ver que, en el fondo, todos estamos atrapados en nuestras apariencias diarias, aunque odiemos al compañero que tenemos al lado. Al final, la serie es una suerte de mezcla de The Office, Bojack Horseman y Hamtaro, que está pensada para los que ya han tenido que pasar por el trance de aguantar a más de un pelmazo en la oficina. ¿A que muchos os sentís identificados? Nosotros no, en Axel Springer todo el mundo es majísimo.

Aggretsuko temporada 1

En realidad, los momentos más agresivos se dan en pocas ocasiones y la mayoría del tiempo vemos situaciones muy cómicas (malentendidos, broncas en las que Retsuko quiere que se la trague la tierra, sátiras sobre las redes sociales...). Lo que realmente engancha de esta serie de Netflix es que, por mucho que tenga cara de mapache monísimo (podría ser una extra de Hello Kitty), Retsuko es una protagonista con la que uno puede sentirse totalmente identificado y se le coge cariño. Tiene sueños que a todos se nos han pasado por la cabeza, se frustra con lo mismo que a todos nos ha pasado alguna vez... Y sí, la estética tan mona de la serie sirve tanto para hacerla entrañable como para exagerar de forma muy divertida los momentos más relevantes.

Para el expectador occidental, la temporada 1 de Aggretsuko tiene una lectura más, ya que nos sirve para bucear en costumbres del día a día japonés que nos pueden parecer un poco marcianas: es de lo más normal irse a karaokes con habitaciones para una o dos personas o ser completamente fríos con los compañeros de trabajo y luego cogerse cogorzas descomunales con ellos en una taberna. También chocan ciertas aspiraciones de la propia Retsuko que nos pueden parecer marcadamente anticuadas (o, directamente, machistas), como aspirar a encontrar un buen novio que la mantenga y no tener que trabajar más. Pero la realidad es que ese contexto sigue existiendo en la sociedad japonesa actual.

Aggretsuko temporada 1

En cuanto al argumento en sí, lo cierto es que la mayoría de los acontecimientos clave de este anime de Netflix se preven mucho antes de lo que sucedan, por lo que no nos llevamos grandes sorpresas. Son los pequeños gags los que nos mantienen pegados a cada episodio, casi siempre con una sonrisa latente en la boca. La animación, deliberadamente simple pero efectiva (con dramáticos travelings circulares o distorsiones cuando hace falta) se conjugan perfectamente con una música que pasa de las melodías más cuquis del mundo al death metal más bruto en un instante.

Así, ni mucho menos estamos ante una serie tan burra como un Happy Tree Friends (aquí no hay nada de violencia, solo situaciones disparatadas), ni tampoco tenemos una propuesta revolucionaria narrativamente, pero sus dosificadas porciones de mala uva os harán  desconectar a la vez que os mofáis de vuestra rutina diaria. Y, ¿quién sabe? Igual despierta vuestra pasión por el metal más hardcore.

VALORACIÓN:

Una refrescante catarsis para las frustraciones que todos llevamos dentro. En materia narrativa no es nada revolucionario, pero sus hipérboles te sacarán más de una sonrisa.

LO MEJOR:

La inteligente mezcla de la estética "supermona" con los momentos más agresivos. Los personajes, por muy animales que sean, resultan muy creíbles.

LO PEOR:

Los puntos claves del guión se ven venir a la legua. La premisa es algo engañosa: al final, es una serie mucho más mona que "destroyer".
Hobby

77

Bueno

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