Crítica de Aves de Presa, la película de Margot Robbie como Harley Quinn

DC sigue ampliando sus horizontes en las salas de cine. Después del arrollador éxito de Joker, desde Warner quieren dar una nueva oportunidad a ese disparo fallido que fue Escuadrón Suicida. Todo el mundo suele coincidir en que lo más interesante de la misma fue la Harley Quinn de Margott Robbie. Hasta tal punto el estudio confía en ella, que decidieron ir adelante con esta Aves de Presa, en la que ella es la cabeza de cartel. Y eso, que no está nada mal acompañada, ya que la acompañan Ewan McGregor (sí, el mismísimo Obi-Wan Kenobi) como Máscara Negra o Mary Elizabeth Winstead (Ramona Flowers de Scott Pilgrim contra el mundo) como Cazadora.

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El título completo de la película que nos ocupa es Aves de Presa y la fantabulosa emancipación de Harley Quinn (casi na) y la cosa tiene su sentido. La acción tiene lugar después de los acontecimientos de Escuadrón Suicida con un punto de inflexión: Joker y Harley han roto y la chalada quiere pasar página a lo bruto: saltando edificios por los aires. Debido a esta situación, cruzará sus caminos con varias antiheroínas: Canario Negro (una cantante y superviviente con un talento oculto muy especial), Cazadora (una cazarrecompensas letal con la ballesta y dispuesta a vengarse), Cassandra Cain (una niña carterista y deslenguada) y Renée Montoya, una detective de policía que vive al límite para resolver los crímenes... Aparte del propio Roman Sionis, alias Máscara Negra, que quiere quedarse con la Gotham que Joker ya no ostenta.

La película se pasa la mayoría del tiempo explicando cuál es la conexión entre todos estos personajes, hasta el punto de que se hace bastante pesada. Comienza con el uso de presentar la acción in media res (es decir, con los acontecimientos ya en marcha, sin haber mostrado el arranque previamente) y, con Harley Quinn como narradora, vamos yendo hacia atrás y hacia delante para ver los orígenes y conexiones de cada personaje. Esta fórmula, aunque tiene su gracia, está ya bastante quemada y, más que sorprender, espesa innecesariamente la narración.

Tampoco ayuda el hecho de que todo parece una especie de videoclips conectados entre sí, siempre con la misma fórmula: comienza una música cañera y Harley Quinn y compañía arrancan una coreografía de golpes, piruetas y trompazos constantemente reforzados con planos ralentizados. Los primeros espectadores decían que Aves de Presa les recordaba a John Wick y, aunque es cierto que esta peli incluye algunos momentos brutos y con secuencias de golpes llamativas, no llega ni de lejos al nivel de estilización y originalidad de las películas de Keanu Reeves. Aún así, tiene algún momento que sorprende de puro bruto.

El tratamiento de personajes también es enormemente desigual. Mientras que hay matices de Cazadora o Renée que tienen cierta gracia (esta última habla como una poli de película de los años 80), el gran perdedor de la historia es Roman Sionis, que queda retratado como un villano de chichinabo, de esos que son malísimos y super sádicos, pero que no tiene trasfondo alguno.

El enorme talento de Ewan McGregor queda desaprovechadísimo con un papel histriónico y totalmente soso en su planteamiento. Y sí, dicho sea de paso, representa un cierto discurso de la película que se hace cargante: el feminismo mal entendido. Aquí todos, absolutamente todos los hombres son malísimos, traicioneros y retorcidos, mientras que las chicas son simplemente pícaras. Mientras que en películas como Capitana Marvel o Wonder Woman (especialmente en esta última) se abogaba por el empoderamiento de la mujer desde una perspectiva más equilibrada y útil, aquí se da un retrato de brocha gorda de villanos megamalos y antiheroínas locuelas.

Pero no solo los hombres salen perdiendo, porque personajes tan tremendamente interesantes como Canario Negro aquí se quedan bastante desdibujados respecto a todo lo que presentan los cómics (o incluso a cómo se reflejó en el videojuego Injustice 2), tanto en su carácter como en sus impactantes poderes. Eso sí, hay que reconocer que la actriz Jurnee Smollet-Bell le da una fisicalidad muy contundente durante las coreografías de pelea. También resulta algo frustrante la "inmunidad" de las protagonistas, que parecen salir sin un rasguño y estupendas de la muerte tras montones de momentos imposibles. Es cierto que el tono general de la película es cómico, pero se echa en falta que haya algo más de riesgo, que sintamos que las antiheroínas están a punto de despeñarse. La tensión dramática de toda la vida, vaya.

Y llegó Margot para salvar el día

Prácticamente como pasó con Escuadrón Suicida, da igual lo mucho que se zarandee el barco, porque la arrolladora Margot Robbie se basta para mantenerlo a flote. Con películas como Yo, Tonya ya ha demostrado que es una actriz como la copa de un pino, pero es que además se nota que se lo pasa bomba como Harley Quinn. De lejos, su personaje es el más elaborado de la película (hay quien dice que la película debería llamarse Harley Quinn y las Aves de Presa que salen un rato) y ella sabe darle humor y locura, pero también potencia durante las peleas. Es de justicia decir que el diseño de vestuario brilla mucho con ella, con unos trajes punk y urbanos muy festivos que van a causar furor en las próximas convenciones de cosplay.

Ella refleja perfectamente la paleta de colores de la película, que también destaca en momentos puntuales con las explosiones, la pirotecnia y los efectos de humo. Aves de Presa es, por tanto, una película más visual (o audiovisual, si nos apuráis) que narrativa. Oye, habrá una parte de público que se quede satisfecha con ello, pero se nota que todos los personajes, la historia y la propia acción podrían haberse explotado mucho mejor. Si os lo estáis preguntando, sí, nos parece un poco superior a Suicide Squad, pero no a la altura de lo que podría haberse ofrecido a tope de revoluciones.

La directora Cathy Yan parece muy influenciada por el estilo de directores como Guy Ritchie o el propio Quentin Tarantino, pero acaba saturando con la repetición de la fórmula una y otra vez. Los que quieran referencias comiqueras quedarán encantados con la propia Harley y por una secuencia inicial a base de dibujos animados que explica su origen, además de algunos entornos icónicos del universo de Batman (no esperéis mucho más que eso, esta película no es sobre el Caballero Oscuro), pero como decíamos, también puede verse un poco chafados por el poco partido que se saca durante el 90% de la película a los personajes secundarios.

En definitiva, Birds of Prey es una película algo desequilibrada, plagada de altibajos, que os satisfará si lo que queréis es ver a Margot Robbie y Harley Quinn disfrazándose, desmelenándose y causando el caos, pero que os dejará indiferentes (y puede que se os atragante un poco a ratos) si buscáis que todo lo que hay a su alrededor brille al mismo nivel. No nos ha parecido fantabulosa, pero hay que reconocerle que no todos los días ves a una chalada azuzar a una hiena contra un pringao...

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