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Crítica de La batalla de los sexos con una fabulosa Emma Stone

La batalla de los sexos
Crítica de La batalla de los sexos (Battle of the Sexes) dirigida por Jonathan Dayton y Valerie Faris con una fabulosa Emma Stone, Steve Carell, Andrea Riseborough, Elisabeth Shue y Bill Pullman. En cines a partir del 3 de noviembre de 2017.

Juego, set y partido para Emma Stone que vuelve a postularse como firme candidata al Oscar tras conseguir la dorada estatuilla el año pasado con La ciudad de las estrellas (La La Land). Su contenido retrato de la tenista Billie Jean King es tan emotivo como certero: desde su forma de caminar hasta su destreza en la pista pasando por su lucha por los derechos de la mujer en plenos años 70.

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La batalla de los sexos (Battle of the Sexes) toma su nombre del partido de tenis celebrado en 1973 entre Billie Jean King (Emma Stone) y Bobby Riggs (Steve Carell). Convencido de que podría ganar a cualquier mujer, a sus 55 años, el excampeón Bobby Riggs, retó la joven promesa Billie Jean King, de 29, a un duelo que determinaría cuál era el "género superior".

La exitosa e inconformista deportista era una defensora acérrima de los derechos de la mujer y justo antes de este evento se había negado a participar en un torneo en donde el ganador hombre recibía un premio monetario ocho veces mayor que el otorgado a la ganadora. "La batalla de los sexos" se convirtió en uno de los eventos deportivos televisados por la ABC con más audiencia de todos los tiempos. Además, este partido desencadenó muchos debates sobre la igualdad de género y el movimiento feminista.

Jonathan Dayton y Valerie Faris, los directores de Pequeña Miss Sunshine (2006), dirigen esta película basada en hechos reales abandonando el terreno del cine independiente pero explorando, una vez más, el complejo género de la comedia agridulce.

La batalla de los sexos

El guión de Simon Beaufoy (Slumdog Millionaire) es lo suficientemente inteligente como para mostrar sin juzgar a los personajes, algo harto difícil teniendo en cuenta la cantidad de subtramas "incómodas" que se abordan a lo largo del metraje: desde la infidelidad hasta el orgullo de género (por ambas partes: el colectivo masculino que se siente menoscabado por el ascenso de la mujer y el femenino que pugna por la igualdad de derechos).

Los tres grandes pilares que sustentan La batalla de los sexos son el libreto, las interpretaciones y la recreación de los años 70. No solo se replica la estética con el vestuario, el maquillaje y la peluquería, sino que los propios medios de comunicación, sus campañas publicitarias, su seguimiento de los eventos deportivos... Lo que se consigue captar a través del envoltorio de la película es la idiosincrasia de un momento muy concreto y eso está puesto al servicio de la historia ya que lo que busca nuestra protagonista es por un lado romper los estereotipos y por otro conseguir algo tan complicado como propiciar un debate interno acerca del rol de la mujer en la sociedad.

La batalla de los sexos

Y esto está ligado de forma íntima a las interpretaciones: el cast es un verdadero lujo. Emma Stone te transporta a ese momento: comprendes a su personaje, empatizas con él, lo acompañas en su periplo vital. Pero es que además está muy bien acompañada. La escena que comparte con Andrea Riseborough en la peluquería es probablemente la que mejor retrata un flechazo: rezuma magia y muestra la forma en la que se detiene el tiempo cuando te enamoras. Y con el buen tino de saber mostrar química entre dos actrices sin explotar en ningún momento un morbo innecesario.

Steve Carell por su parte, confirma una vez más que es un actor maravilloso con una potentísima vis cómica pero también con un gran don para el drama. Es una pena que Elisabeth Shue, que interpreta el papel de su esposa, se prodigue tan poco por las pantallas.

La batalla de los sexos

En el lado de los peros, la banda sonora se queda corta en muchas ocasiones y quizás La batalla de los sexos peca por ser demasiado amable. Tienes tan claro el desenlace, es tan obvio el resarcimiento final que nunca consigue hacer que el espectador se sienta incómodo de veras aunque sí llegue a emocionarse. Es como si todo se redujera a un simple juego. Por un lado agradeces que no caiga en el panfleto facilón pero por otra parte parece faltarle algo de pimienta a la receta como para dejar más retrogusto en el paladar cinéfilo. Y aquí hay que señalar el plano tratamiento de Bill Pullman como malvado machista redomado (lejos del bufonesco Carell). Un personaje con más matices le habría sumado enteros a la propuesta.

Con todo, La batalla de los sexos es una película muy recomendable y sin lugar a dudas el estreno destacado de esta semana. Es muy pertinente (le falta impertinencia de hecho) y es fácil extrapolar el relato a la actualidad: casi 45 años después de los hechos que se narran en la película seguimos a vueltas con muchas de las cuestiones que se plantean.

Pero al César, lo que es del César: Stone está escogiendo sus papeles con precisión milimétrica para sacarle partido (nunca mejor dicho) a su innegable talento interpretativo. (Y juega al tenis que te cagas).

VALORACIÓN:

Los directores de La pequeña Miss Sunshine componen el retrato de una época con una Emma Stone en estado de gracia. Es un gran mix de géneros: comedia, cinta de denuncia social, drama deportivo y también una película profundamente romántica. Un caramelo.

LO MEJOR:

Emma Stone se convierte en Billie Jean King asimilando su aspecto, su forma de caminar y su estilo de juego. La actriz apunta de nuevo al Oscar.

LO PEOR:

La banda sonora de Nicholas Britell no resulta especialmente brillante y hay personajes que han sido muy exagerados.
Hobby

77

Bueno

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