Crítica de The Beach House, la película de terror independiente ya disponible en FilmIn

Filmin parece haber leído nuestras mentes porque desde el día 10 de julio se ha decidido a alimentar nuestras pesadillas estrenando una nueva sección de cine de terror independiente.

La colección se ha inaugurado con el estreno de tres películas inéditas en España que participaron en la última edición del Festival de Sitges y de las que vamos a hablaros en los próximos días: After Midnight, Riot Girls y la que nos ocupa, The Beach House, que ha recibido críticas mixtas, pero que sin duda tiene un punto de originalidad que la hace muy especial.

A ellas se unirán éxitos de años anteriores como Hounds of Love, Ana y el Apocalipsis, Hard Labor y la magnífica Babadook y, más adelante Peripheral y Lowlife. En suma, todo un festín para aquellos que huyan de blockbusters y busquen un cine algo más reposado aunque no por ello menos impactante.

The Beach House arranca mostrándonos a una pareja en crisis pasando un fin de semana juntos. Emily y Randall se encuentran en momentos vitales muy distintos: ella quiere hacer un postgrado en astrobiología para estudiar extremófilos e indagar acerca de los inicios de la vida en la Tierra mientras que Randall, desencantado con los círculos académicos, ha abandonado sus estudios y pretende tomarse un descanso disfrutando de la propiedad familiar a pie de playa, donde quiere instalarse de forma indefinida.

Cuando llegan allí, encuentran un verdadero remanso de paz: una extensión de terreno inmensa y vacía y una calma acogedora. Sin embargo, pronto descubrirán que no están solos en la propiedad y que una pareja se ha asentado en la casa.

Pero la gran amenaza que les acecha proviene del mar: allí una suerte de caos burbujeante se apodera del agua y la contamina, generando además una niebla nocturna que es peligroso inhalar. Para su desgracia se darán cuenta de lo que ocurre muy tarde y emprenderán una lucha sin cuartel por la supervivencia.

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The Beach House - Galería de imágenes (6 imágenes)

The Beach House es una película atmosférica y bien construida en el sentido de que, sin dar grandes explicaciones, consigue ser lo suficientemente insinuante como para crear un mal rollo en el espectador notable. Las relaciones entre los personajes y la forma en la que la naturaleza se va transmutando de paraíso en infierno mantienen al espectador al pie del cañón a la espera de saber por dónde saldrá la narración.

De hecho, uno de sus grandes puntos fuertes son los largos diálogos en los que, sin saberlo, la protagonista está de alguna forma describiendo lo que sucede a su alrededor.

Sin embargo, también es cierto que se vale de unos efectos especiales que son a veces sonrojantes. Es el caso de "la escena del pie", ahí lo dejamos para no hacer spoilers, pero resulta injustificable que en una película seria pretendan colar como real una prótesis tan cutre. Aunque esto pasa en las mejores producciones, que todos recordamos el bebé de plasticurri de El francotirador, por poner un ejemplo cercano en el tiempo y muy reconocible.

The Beach House tiene además un punto ecologista importante porque aunque resulta bastante críptica en lo que al argumento se refiere (nunca llegamos a saber el origen de la plaga: si es extraplanetaria o causada por los excesos del ser humano), sí que evidencia la insostenibilidad de nuestra forma de vivir no solo con alusiones a la cantidad de basura que generamos sino también al grave daño que causamos en los ecosistemas con nuestra sobreexplotación.

Algo de eso hay incluso en la dialéctica entre los dos personajes en lo que respecta a sus ambiciones personales: Emily aspira a más mientras que Randall quiere "bajarse del mundo". 

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En otro de los aspectos en los que esto se pone de manifiesto es en la forma de subrayar la fragilidad de la vida en general y del ser humano en particular. No solo parecemos ser un "accidente" por haber podido prosperar en un entorno en extremo especial y propicio para ello, sino que somos muy vulnerables por depender de sustancias muy concretas como son el aire y el agua.

Así que otra de las bazas de la película es la de aprovechar al máximo los espacios naturales muy abiertos y dejar de ellos surja el horror: una playa inmensa vacía, que está en nuestro imaginario colectivo asentada como uno de los mayores placeres terrenales, puede aquí convertirse en todo lo contrario, un escenario opresivo y letal.

De modo que, aunque The Beach House no es una gran producción, sí que tiene el potencial de despertar en la audiencia reflexiones muy interesantes que trascienden el relato de supervivencia. Puede que su tercer acto esté peor definido que el resto de la película (aquí es donde el guión descarrila más), pero aún con todo y con eso, arroja ciertos momentos desconcertantes que para nuestra desgracia pueden traernos a la cabeza desastres ecológicos que tenemos tan cerca como el Mar Menor.