Crítica de Capitán Phillips

Más de dos horas de drama para narrarnos el secuestro de un buque mercante que atraviesa aguas internacionales próximas al Cuerno de África podría parecer una pequeña tortura cargada de moralina pero Paul Greengrass consigue dos cosas: mantener el interés del espectador a lo largo de todo el metraje y hacernos ver el choque de dos civilizaciones totalmente diferentes: una sujeta a reglas (mejores o peores, pero reglas al fin y al cabo) y otra que lo arriesga todo porque no tiene nada que perder.

Para ello nos muestra con calma lo cotidiano: el capitán Phillips (Tom Hanks) charla con su esposa (Catherine Keener, El último cuarteto) de camino a su nueva misión que consiste en transportar una carga compuesta fundamentalmente por agua potable y alimentos a través del Océano Índico para finalmente verle embarcar en elMaersk Alabamajunto a una tripulación de apenas veinte hombres.

Por otra parte vemos el otro lado del problema: cómo las mafias reclutan a hombres dispuestos incluso a pagar para poder trabajar asaltando barcos, seguramente a cambio de las migajas. Ellos hacen el trabajo sucio enfrentándose a situaciones límite y armados hasta los dientes para que un señor de la guerra pueda seguir lucrándose de su desesperación.

Tras recibir varias alertas de ataques a embarcaciones por parte de piratas somalíes, el buque se enfrenta a la amenaza de dos lanchas motoras que se dirigen a toda velocidad hacia ellos. Ya conocemos a los hombres que las pilotan, sabemos cuál es su objetivo y que su método es muy violento. En ese momento el montaje se torna más picado, hay mucho movimiento de cámara y se muestra cómo los piratas están dispuestos a cualquier cosa sencillamente porque no tienen límites: solo quieren dinero.

La película viene rodeada de una gran polémica ya que se basa en parte en el libro que

Stephan Talty y el propioRichard Phillipsescribieron narrando su secuestro. Se titula "A Captain's Duty: Somali Pirates, Navy SEALS, and Dangerous Days at Sea" y fue publicado el 6 de abril de 2010.

Esto ha levantado ampollas en el resto de la tripulación, algunos de cuyos integrantes han señalado que ni Phillips fue el abnegado héroe que el libro y la cinta retratan ni los hechos sucedieron en la forma que se muestra en la gran pantalla. De hecho, hay quien ha señalado que el ataque podría haberse debido a una imprudencia del capitán al acercarse demasiado a la costa somalí.

No obstante, si nos atenemos a la película y entrecomillamos ese "basado en hechos reales", hay que decir que los engranajes de este drama están perfectamente engrasados. Tom Hanks interpreta uno de los mejores papeles de su carrera, y, sobre todo en el tramo final, gracias a la contención, consigue emocionar al espectador. Él es el eje central de la película y el protagonista absoluto, reto que asume con total naturalidad.

Magníficas también las interpretaciones de los cuatro hombres que tratan de secuestrar el barco y que son liderados por Muse (Barkhad Abdi). Con su presencia, su actitud y sus líneas de guión consiguen que un barco enorme parezca de papel. La diferencia: el uso de la violencia, ¿cómo enfrentarte a un grupo armado con tan solo mangueras de agua?

Entre las principales virtudes de la cinta, el hecho de que no es condescendiente ni con unos ni con otros, ni trata de juzgar su forma de actuar. 

Greengrass repite la fórmula de United 93, película por la que optó a un Oscar que recreaba el vuelo del único avión secuestrado en los ataques terroristas del 11 de septiembre que no llegó a alcanzar su objetivo y lo cierto es que la jugada le sale muy bien, incluso a pesar de la incursión de cierto tufillo patriotero que se desata con la actuación de los SEALS.

Capitán Phillips nos secuestra durante más de dos horas, aunque, por fortuna, nos libera para vivir junto a Hanks ese estado de shock que sigue a un hecho traumático.