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Crítica de Drácula, la miniserie de Netflix y BBC sobre el vampiro

Drácula Netflix
Drácula siempre acaba volviendo y esta vez lo hace al territorio del streaming con un "remix" de sus mitos más clásicos y nuevas ideas. Veamos qué "bouquet" corre por las venas de esta producción de BBC.

Mucho se estaba hablando de la llegada de la serie de Drácula a Netflix. A fin de cuentas, este conde, como epítome de los vampiros que es, sigue ejerciendo unas fascinación irresistible sobre todos nosotros, por mucho que el concepto de los chupasangres se reinvente con héroes brillantes o versiones viscerales como la de V-Wars. ¿Cuál sería la apuesta de la nueva serie producida por BBC, que ya había reinventado con tino otro clásico con Sherlock? Vamos a verlo... Sin spoilers, claro.

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El Drácula de Netflix (también concebida por Steven Moffat) es una miniserie de solo tres episodios, aunque cada uno dura una hora y media, eso sí. Cada uno de ellos tiene un enfoque muy claro y diferenciado, pero todo arranca con un concepto relativamente tradicional de la historia creada por Bram Stoker: el castillo siniestro en Transilvania, el desprevenido Jonathan Harker acudiendo a conocer al conde... Tanto la historia como la estética buscan que nos sintamos "en casa" en estos primeros compases, apoyándose en las concepciones que todos tenemos a raíz de películas como Bram Stoker's Dracula o las películas protagonizadas por Christopher Lee en la Hammer.

De hecho, es innegable el parecido con la caracterización de Lee la que vemos por parte de Claes Bang, el contundente actor que encarna a Drácula en esta miniserie. Por momentos tiene un porte animal y temible, pero en otros parece el más refinado de los aristócratas. Su figura es la protagonista absoluta de la historia y hay tiempo para bucear en los matices de sus conflictos interiores, pero también en sus manierismos como monstruo y como ser que lleva cientos de años maquinando cómo prolongar su vida.

Pero claro, la historia no sería tan interesante sin sus personajes secundarios, entre los que destaca la hermana Agatha, una monja obsesionada con dar con las debilidades del conde Drácula. Su personaje tiene diálogos y acciones muy interesantes que dan frescura a la historia, pero precisamente en ella estriban algunos de los matices de esta serie de Netflix que seguramente echen para atrás a muchos espectadores.

Dracula en Netflix

Y es que, aunque la historia arranca de una forma, como decíamos, relativamente "familiar", hay ciertos giros de guión y revelaciones que aportan nuevas perspectivas sobre el mito vampírico. Aquí es donde la producción se lanza a un salto mortal que da pie a nuevas normas en la mitología de Nosferatu.

El concepto que más va a dividir a los fans es el del valor de beber la sangre de las víctimas por parte de Drácula. No solo lo rejuvenece (hasta aquí, todo normal), sino que también tiene otros efectos... La idea es muy interesante y tiene su gracia en ciertas escenas, pero a veces parece que se lleva demasiado al extremo. Cuando lo veáis, lo entenderéis. La otra gran apuesta narrativa de la historia son las normas en torno a los puntos débiles de los vampiros. Ya sabéis: la luz del sol, los crucifijos... Todas estas normas tienen un peso enorme en los acontecimientos y, de nuevo, van a provocar mucho debate y pueden dar pie a que muchas personas queden desencantadas con el resultado... Y hasta aquí podemos leer, para no hacer spoilers.

Dracula en Netflix

Visualmente, esta miniserie de Netflix hace gala de los contrastes propios de muchas producciones de BBC: a veces, los escenarios y la puesta en escena parecen de bajo presupuesto, mientras que en otras hay un refinamiento mayor. Los movimientos de cámara se obsesionan demasiado por ser efectistas al principio, lo cual puede resultar cansino, pero a medida que avanzan el episodio 1 y 2, el planteamiento visual se pone más interesante.

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A ello ayuda que la serie no se corte al mostrar la parte más sucia y monstruosa del mito vampírico, que de nuevo a veces se ve algo más "de videoclub", pero la mayoría del tiempo cumple su cometido de incomodarnos e incluso hacernos sentir algo de miedo.

Dracula en Netflix

En su conjunto, la serie de Drácula supone una experiencia con el suficiente atractivo como para que todos nos lancemos a un visionado, aunque habrá quien acabe descontento con sus licencias más extremas (sin duda, funciona mejor en sus dos primeros episodios que en el último). Nosotros aplaudimos que se atrevan con algunas ideas frescas, si bien algunas han quedado mejor rematadas que otras. ¿Habrá una temporada 2 de Drácula? Hay margen para ello, pero con buenas patatas calientes de por medio. Nosotros tenemos fe en que la historia no se nos acabe repitiendo como el ajo, que no solo sienta mal a los vampiros.

VALORACIÓN:

Un interesante e incluso valiente intento de aunar el Drácula más clásico con perspectivas más nuevas, que en algunas ocasiones tiene más tino que otras. Sin duda, merece la pena un visionado.

LO MEJOR:

La propia interpretación de Claes Bang y algunas apuestas arriesgadas de la historia.

LO PEOR:

A veces, su esfuerzo por ser efectista cae en lo casposo. El tramo final es un poco extremo y puede decepcionar a muchos.
Hobby

74

Bueno

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Etiquetas: Netflix