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Crítica de La entrega (The Drop), la última película de James Gandolfini

Crítica de La entrega (The Drop), la última película de James Gandolfini
CRÍTICA DE: La entrega (The Drop) - DIRIGIDA POR: Michaël R. Roskam - PROTAGONIZADA POR: Tom Hardy, James Gandolfini, Noomi Rapace, Matthias Schoenaerts y John Ortiz. Ya en cines.   ARGUMENTO: El crimen organizado mueve su dinero negro de local en local y siempre hay alguien dispuesto a tratar de quedárselo. Bob y Marv regentan el bar en el que se dará la siguiente entrega durante la Super Bowl.

La entrega (The Drop) es un drama criminal que cuenta con un guión de Dennis Lehane (Shutter Island) basado en su relato corto "Animal Rescue" y que dirige el realizador belga Michaël R. Roskam (Bullhead). Tom Hardy (Mad Max: Fury Road) y Noomi Rapace (Dead Man Down) forman junto a James Gandolfini el trío principal. El intérprete nos dejó el pasado 19 de junio, tras sufrir un infarto durante sus vacaciones en Roma de modo que, estrenada de forma póstuma, la película nos permite despedirnos de este gran actor en cuya carrera ha habido un papel recurrente: el de mafioso que le iba como anillo al dedo.

 

Crítica de La entrega (The Drop), la última película de James Gandolfini

 

En esta película conocemos cómo el crimen organizado se vale de los bares de Brooklyn para actuar como buzones para el blanqueo de dinero. No son lugares especiales sino que son bien cotidianos, están a la vista de todos y en ellos se reúnen los parroquianos a diario para ver el fútbol o tomarse una copa a la salud de los que ya no están.

 

El punto de inflexión en la historia se produce cuando Bob Saginowski (Tom Hardy), un solitario barman que se gana la vida junto a su primo Marv (James Gandolfini), descubre un maltratado cachorro de pitbull al que salva de una muerte segura, entrando en contacto con Nadia (Noomi Rapace), una misteriosa mujer marcada por el pasado. Sin embargo, el perro ya tiene dueño: un desequilibrado peligroso que ha estado recluido y que reclama lo que dice ser suyo.

 

Crítica de La entrega (The Drop), la última película de James Gandolfini

 

Si el primer plano de la película es el del puente de Brooklyn reflejado en las aguas sobre las que se erige, podemos decir que esa misma imagen invertida es la que vamos descubriendo a medida que avanza la trama, puesto que nada es lo que parece y desde la realización Roskam nos tralada ese mismo sentimiento mostrándonos en varias ocasiones tiros de cámara que nos llevan a recorrer 180 grados. 

 

No estamos ante un thriller de ritmo demencial, sino que la trama se toma su tiempo para arrancar y llevarnos a situaciones límite hacia el final de la cinta pero ni siquiera en eso se puede decir que La entrega sea una película típica, porque a pesar del montaje paralelo de la Super Bowl (el punto que esperaríamos que fuera el álgido de la historia ya que es en el que el bar se convierte en banco de la mafia), y el in crescendo de la tensión narrativa de ese pasaje, no será hasta bastante después cuando lleguemos al clímax de la cinta: el momento en el que los personajes se quitan las caretas como si fuese el final de un baile de máscaras.

 

Crítica de La entrega (The Drop), la última película de James Gandolfini

 

Asistimos de esta manera a una reinvención del género del cine negro, que ya no necesita padrinos, ni trajes caros sino simplemente un rollo grande de papel de film para envolver miembros amputados como si de una barra de chóped se tratara y mucha sangre fría para hacer lo que es justo... "sin que lo veas venir".

 

Y es que es en la calma de lo cotidiano en la que se desenvuelven la extorsión, la tortura o la muerte misma sin que se acompañe de grandes estridencias o elocuentes discursos. Aquellos gánsteres de antaño quedaron para el recuerdo, como la banqueta favorita de Marv, ese capo venido a menos, en la que ahora se sienta una anciana alcohólica que no puede pagar la cuenta... Como metáfora de la sucia-sociedad en la que vivimos no está pero que nada mal.

VALORACIÓN:

Interesantísimo relato en el que conocemos lo más sucio de la ciudad en los lugares más cotidianos y reconocibles. La calle está ahí como testigo muda de lo que se oculta en ella.

LO MEJOR:

La justicia poética del final, ciertos movimientos de cámara y el juego del equívoco constante.

LO PEOR:

La estereotipación de los mafiosos chechenos.
Hobby

80

Muy bueno

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