Crítica de Her, con un excelente Joaquin Phoenix
Ambientada en un futuro cercano, la nueva película escrita y dirigida por Spike Jonze, el autor de cintas tan personales y peculiares como Cómo ser John Malkovich, Adaptation o Donde viven los mostruos, nos presenta a un hombre de lo más peculiar que trabaja redactando cartas personales para los seres queridos de los demás.
Él es Theodore (Joaquin Phoenix) y trata de salir adelante tras una ruptura sentimental con Catherine (Rooney Mara), lo que le está costando bastante. Un tanto desubicado, no consigue encontrar la compañía que necesita hasta que aparece un software revolucionario basado en los principios de la inteligencia artificial. Se llama OS y tiene la particularidad de ir aprendiendo de sus experiencias, evolucionando constantemente.
Pronto Theodore descubre que le resulta más placentero y enriquecedor redescubrir el mundo a través de Samantha, el nombre que adopta su OS y de cuya voz se encarga Scarlett Johansson, que relacionarse con otros humanos, y eso mismo comienza a sucederle a todo el mundo a su alrededor de forma progresiva.
Jonze explora los límites de las relaciones hombre/software hasta sus últimas consecuencias narrando una sucesión de fases aparentemente inevitables en cualquier relación: enamoramiento, colmación de expectativas, crisis, superación de los baches, desencantamiento... pero ahondando en la enorme diferencia que existe entre un ser limitado como el ser humano y otro que es pura potencialidad gracias a una capacidad de procesamiento de datos múltiple.
Samantha en un principio se siente de alguna forma inferior por el hecho de no ser corpórea y carecer de fisicidad (de hecho trata de suplirlo incluso de la manera más evidente, a través de un avatar humano) pero pronto se cambian las tornas cuando se da cuenta de que por una parte tiene la gran ventaja de la longevidad y por otra es totalmente libre y capaz de experimientar de forma paralela mucho más que Theodore.
Y, en el fondo, hay cierta proyección de uno en el otro: Theo en su trabajo es capaz de escribir por una multitud de otras personas que no pueden hacerlo por sí mismas, lo que le lleva a estar próximo a la capacidad multitarea de Samantha, mientras que ella, al descubrirse a sí misma y buscar su identidad confiesa algo tan humano como necesitar ser libre.
Los hilos fundamentales que guían la película son por tanto la identidad, la forma en la que nos relacionamos entre nosotros y con la tecnología, que a priori está concebida para satisfacer nuestras necesidades pero si tuviera la capacidad de evolucionar emocionalmente nos dejaría rápidamente en pañales y, sobre todo, el sentimiento de pertenencia al que nos lleva el estar compuestos por carne y hueso.
Hablemos ahora de la puesta en escena brillantísima y tremendamente original en la que se aprecia un aire retro muy familiar a la par que se conjugan planos con muchísimo color (sobre todo el rojo y amarillo de la vestimenta de Theo) y un encuadre perfectamente perfilado. Estamos en el futuro sí, pero olvida todos los clichés a los que estamos acostumbrados: la revolución está en el software y en la forma de proyección de imágenes y de interactuar con él, pero no en el habitual minimalismo diáfano que suele ser la tónica.
En este sentido la atmósfera de la película es envolvente y creíble y dota incluso a una relación aparentemente extraña de una calidez asombrosa. No podemos ver a Scarlett Johansson pero podemos sentirla como si fuera una presencia más a lo largo del metraje. En una película en la que la sonoridad es una pieza clave, también la música nos ayuda a implicarnos en lo que estamos viendo.
Completan el reparto con papeles breves pero muy interesantes Amy Adams, Olivia Wilde y Chris Pratt que vienen a componer la reducida esfera de personas con las que se relaciona el protagonista y nos dan buena cuenta de su "desengaño" hacia las relaciones interpersonales.
En suma Her es una magnífica mezcla de géneros cinematográficos (comedia, drama sentimental, ciencia-ficción) que tiene el empuje de contar con un guión atrevido que no marca límites y nos habla de sexo, de pasión, de deseo, de amor y de candor pero también de realización personal y del yo en su estado puro. Colmado de lirismo en más de una ocasión.
Y para todo ello, la cinta se apoya en Joaquin Phoenix, un actor cuyo rostro es fundamental gracias a cada una de sus expresiones y enormemente efectivo incluso con sus pausas dubitativas. Silencios elocuentes y brillantes líneas de diálogo hacen que las dos horas de metraje se esfumen sin que el espectador deje de querer descubrir más sobre una historia que no se parece a nada visto antes.
Spike Jonze nos ha permitido enamorarnos de una entelequia y hasta comprender sus partida para progresar: "es como si estuviera leyendo un libro muy despacio y en los infinitos huecos entre las palabras, me estoy encontrando a mí misma". ¿Qué se puede añadir?
VALORACIÓN:
Con gran sentido poético Spike Jonze realiza una mezcla de géneros inusual: ciencia-ficción, drama sentimental y un aire cómico de lo más peculiar se unen para dar a luz a esta curiosísima película que te hará pensar.LO MEJOR:
La valentía del guionista y realizador y la maestría de Joaquin Phoenix como intérprete.LO PEOR:
Su radical originalidad incluso en la puesta en escena desconcertará a más de uno.90
ExcelenteDescubre más sobre Raquel Hernández Luján, autor/a de este artículo.
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