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Crítica de Hunter Killer, con Gerard Butler y Gary Oldman

Hunter Killer
Reseña de Hunter Killer: Caza en las profundidades, dirigida por Donovan Marsh. Gerard Butler protagoniza una nueva película de acción y thriller acompañado de un reparto en el que resuenan los nombres de Gary Oldman, Toby Stephens y Michael Nyqvist, entre otros. Estreno en España: 31 de octubre de 2018.

 El cine de Hollywood parece —en ciertas ocasiones— arder en deseos de cimentar las bases para el estallido de la Tercera Guerra Mundial; el enfrentamiento que, sea como fuere, siempre tendrá a los henchidos de orgullo americano como salvadores de un mundo que desde la cuna hasta la tumba se les ha dicho que les pertenece.

A lo largo de la historia tenemos infinitas demostraciones de ese poder patriótico tan arraigado en la sociedad americana, incluso con desvirtuaciones que han procurado convertir en héroes a aquellos que han arrasado con miles de vidas en aras de que sus barras y sus estrellas sigan brillando con fulgor. Tiempos pasados que confluyen en la irrupción de la sórdida figura presidencial que podría convertir esos deseos de ficción en una realidad.

Cuando la realidad supera a la ficción

En los tiempos de Donald Trump y Vladimir Putin llega a la gran pantalla Hunter Killer: Caza en las profundidades, la última película del sudafricano Donovan Marsh (Spud), basada en la novela original "Firing Point" de Don Keith y George Wallace del 2012. Su historia nos cuenta cómo el capitán Joe Glass (Gerard Butler), al mando de un submarino "Hunter Killer" (cazador asesino), y un grupo reducido de Navy Seals dirigido por Bill Beaman (Toby Stephens, de Black Sails) tendrán que rescatar al mismísimo Presidente de Rusia que ha sido capturado como prisionero tras un golpe de Estado militar cuyo único objetivo es... el estallido de la Tercera Guerra Mundial.

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De una y otra parte, es particularmente interesante ver cómo ese espíritu de crispación entre rusos y americanos sigue latiendo con fuerza entre dos pueblos que parecen alimentarse de su propio odio. Hunter Killer viene con la intención de prodigar un mensaje de fraternidad; alejarse de fantasmas del presente para recordar que son aquellos que lucen trajes, corbatas y el poder como un complemento más los culpables de la manipulación que los lleva a matar y morir. La lástima es que termine convertida en una rutinaria cinta de acción y suspense más.

Hunter Killer

Hunter Killer no escapa de las manidas fórmulas de enaltecimiento patriótico que, sin intención directa, ahí están. Un submarino y cuatro marines son capaces de enfrentarse a un golpe de Estado dirigido desde una base militar en una posición estratégica formidable y un poder armamentístico que podría hacer temblar a toda la flota americana y salvar no sólo su propia integridad, sino al mundo entero. El juego para la taquilla doméstica está servido.

La película arranca un tanto desdibujada, llevándonos entre lo que parecen cientos de localizaciones para crear el contexto de la arriesgada misión en la que Glass y Beaman están a punto de embarcarse.

Serán cuatro líneas que terminan convergiendo: las de los dos líderes que se lanzan a la búsqueda y rescate, la del secuestro del Presidente ruso Zakarin (Alexander Dyachenko) a manos del Ministro de Defensa (Mikhail Gorevoy) y la del Jefe del Estado Mayor, Charles Donnegan (Gary Oldman, La hora más oscura), que pugnará por mover sus piezas militares en un juego de ajedrez que con poca sorpresa utiliza en su argumento por convencer a la Presidenta de los Estados Unidos (Caroline Goodall).

Hunter Killer

Donovan Marsh, a pesar de su juventud y de que sus trabajos previos distaban mucho de una gran producción, crea un entorno submarino tan realista como absorbente, llevándonos a sufrir en nuestra propia piel los cambios de presión y las corrientes que arrastran a la tripulación del USS Arkansas.

Las escenas de acción bajo el agua y en tierra tienen suficiente ritmo como para que sus dos horas de duración sean todo lo entretenidas que le podemos pedir a un producto de este tipo, a pesar de que tengamos que lidiar permanentemente con discursos de enaltecimiento, clichés y una absoluta falta de compromiso con la audiencia, contándonos una aventura que transcurre en tierras tan lejanas como nos sentimos desde nuestras butacas de espectadores. Cuando cuentas en tu reparto con estrellas como Gary Oldman, Gerard Butler o el propio Toby Stephens, que conforman per se el único atractivo de la película, ya son discurso suficiente como para sostener una narración que se desarrolla tan genérica como el cartel que la precede.

Gerard Butler (Juego de ladrones), al que desde su maravilloso trabajo en películas como 300o Un ciudadano ejemplar todos queríamos tender puentes para convertirlo en nuestro próximo héroe de acción favorito, parece haber caído en un círculo de películas olvidables en las que sus personajes tienen más de testosterona y miraditas con intensidad que de carisma y virtuosismo. Su Joe Glass funciona, especialmente cuando comparte pantalla con su homólogo ruso, el capitán Andropov (interpretado por Michael Nyqvist en el que ha sido su último trabajo y a quien está dedicada la película); cumple con su trabajo con la rutina de aquel que ha repetido una misma mecánica infinidad de veces, pero es una lástima que su carrera vaya encaminada a caer, precisamente, en la repetición de la misma fórmula.

Hunter Killer

Siendo francos, Hunter Killer: Caza en las profundidades es una de esas películas que podríamos sentarnos a ver de fondo al mediodía, de las que les gustan a nuestros padres y que conseguirían evitar que cayesen rendidos a los placeres de Morfeo. Todo lo que expone ya lo hemos visto cientos de veces y, por desgracia, también de una forma mucho más brillante, pero la ejecución es efectiva y puede cumplir con el entretenimiento y la escasa expectativa que promete de antemano. Suspense y acción genéricos, pero disfrutables.

VALORACIÓN:

Hunter Killer: Caza en las profundidades recupera el conflicto ruso-estadounidense para promulgar un mensaje de fraternidad que queda desdibujado por clichés y una narración genérica de la que poco recordaremos en unos meses.

LO MEJOR:

Su reparto es estimulante, a pesar de las escasas opciones que permiten sus personajes. Las escenas submarinas son un espectáculo.

LO PEOR:

El conflicto es tan lejano como parece: nuestra implicación como espectadores y la tensión que debemos esperar nunca llegan.
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