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Crítica de Isla de perros, la nueva película de Wes Anderson

Isla de perros
Crítica de Isla de perros (Isle of Dogs), una nueva joya de Wes Anderson rodada en stop-motion que cuenta en su reparto vocal con Bryan Cranston, Edward Norton y Bill Murray, entre otros. En cines a partir del 20 de abril.

Wes Anderson no es solo un cineasta, es ya por derecho propio un sello de calidad y originalidad: cuando vamos a ver una de sus películas ya tenemos muy claro que nos va a sorprender y nos va regalar una experiencia cinematográfica diferente y arriesgada.

Isla de perros (Isle of Dogs) es además su segundo largometraje enstop-motion tras Fantástico Mr. Fox pero, como no podía ser de otra manera, el director no se conforma con hacer un uso "clásico" de esta técnica de animación, sino que entreteje en el metraje otros lenguajes con los que amplifica su calado. No has visto nada igual, y eso de por sí es un enorme valor positivo en el mundo en el que vivimos, saturado de calcos sin alma.

Empujar los límites de lo ya conocido y trillado es un regalo para los cinéfilos. A su paso por España aseguraba que "No hay nada en toda la película que se pueda clasificar como efectos visuales puros: todo está basado en miniaturas, grandes y pequeñas". Y a poco que sepáis de cine, os aseguramos que hay momentos que os van a dejar pensando: "¿cómo habrá hecho esto?".

¿De qué trata Isla de perros?

Isla de perros está ambientada en un Japón ficticio y se desarrollaría dentro de 20 años, a modo de distopía futurista, aunque cercana en el tiempo. La saturación canina ha alcanzado proporciones de epidemia en Megasaki. Un brote de gripe canina se propaga, por eso, el déspota Mayor Kabayashi dicta una orden de emergencia decretando la cuarentena.

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Todos los perros son evacuados sin remedio a Isla Basura, un lugar donde escasea la comida y abundan las reyertas caninas. Allí, un grupo de aterradores perros alfa, encabezados por Chief, han perdido toda esperanza de volver con sus dueños hasta que irrumpe en sus vidas un niño llamado Atari, sobrino del malvado Mayor, que llega hasta la isla pilotando un avión que él mismo ha construido. Su objetivo no es otro que encontrar a su perro Spots, aunque de paso terminará por convertirse en todo un símbolo de la rebelión que pretende conseguir que los perros regresen con sus dueños y se restablezca el equilibrio

¿Por qué es tan especial?

En primer lugar, porque es de lleno la película con mayor contenido político de Wes Anderson, lo que, al margen de la técnica y de la revolucionaria mezcla de estilos, que le ha llevado a conquistar al público de la Berlinale llevándose el Oso de Plata, supone una verdadera rareza en su cine. Los privilegiados que pudimos ver la película con antelación en el Cine Doré y disfrutar de su visita a Madrid lo escuchábamos decir lo siguiente: "Queríamos hablar de un gobierno criminal y para buscar inspiración buceamos en la Historia, pero el mundo cambiaba a medida que escribíamos y la película se fue haciendo cada vez más política".

Isla de perros

Que nadie se llame a engaño: no es una película infantil en absoluto y lo que busca es hacer una reflexión sobre la corrupción y sobre las consecuencias que puede tener un repunte de la xenofobia aunque no por ello abandona sus señas de identidad: Isla de perros tiene esos momentos de humor y candidez que son sus señas de identidad y está protagonizada por personajes entrañables que viven una aventura en la que son constantes la emoción y la sensibilidad.

La estética es otro de sus fuertes: la cinta cuenta con el mismo equipo de marionetistas que hizo posible Fantástico Mr. Fox y no deja un solo detalle sin atar bien atado. La cinta (sentaos para no caeros de culo) se compone de más de 130.000 fotogramas, y en el proceso se crearon a mano alrededor de 1.000 marionetas, 500 perros y 500 humanos, ya que cada personaje exigía varios títeres de tamaños diferentes. Todo este proceso de realización de la película le ha llevado años, a lo largo de los cuales, Anderson ha confesado estar enfrascado por completo en el proyecto. El resultado es excepcional; el viaje, una delicia.

Isla de perros

Pero es que hacer todo esto rindiendo un sentidísimo homenaje al cine nipón es para quitarse el sombrero. "A nuestro modo de ver las referencias abarcan todo un abanico de realizadores japoneses, a la vez que celebran la cultura japonesa, pero sin duda la mayor influencia cinematográfica se debe a Kurosawa". Se refiere a cintas como El ángel ebrioEl perro rabioso o Escándalo.

Si estáis atentos, encontraréis guiños más concretos al cine de Yasujiro Ozu o Seijun Suzuki además de pinceladas del maestro de la animación Hayao Miyazaki. Es un banquete para los sentidos, a lo que contribuye también la banda sonora del siempre inspirado Alexandre Desplat, que también compuso la BSO de La forma del agua con la que se ha llevado su segunda estatuilla en la pasada edición de los premios Oscar en su cuarta colaboración con el director.

Isla de perros

Es imposible hablar de Isla de perros sin hacer mención, además a su maravilloso reparto vocal trufado de estrellas cuyas voces son directamente maravillosas: Bryan Cranston, Scarlett Johansson, Jeff Goldblum, Edward Norton, Greta Gerwig, Harvey Keitel, Bill Murray o la recientemente oscarizada Frances McDormand prestan su voz a esos canes, que nos muestran la naturaleza humana con gran elocuencia y a algunos de los humanos con los que se relacionan.

En realidad, incluso los coescritores de la historia Jason Schwartzman, Roman Coppola o Kunichi Nomura interpretan distintos papeles con sus voces. Esto es a lo que Anderson llama "crear una pequeña familia" en torno a sus films. Nadie se lo puede negar: se nota que se genera una energía especial en torno a sus proyectos y consigue trasladárselo al público.

Cita obligatoria este viernes con Wes Anderson y su joya animada Isla de perros: no perdáis de vista que "Isle of Dogs" se lee exactamente igual que "I Love Dogs". Así que si os apetece algo radicalmente diferente y con corazón dejaos llevar por el humor inteligente de un cineasta único en su especie.

VALORACIÓN:

Isla de perros (lástima que en la traducción se pierda el matiz de que Isle of Dogs se lee exactamente igual que I love dogs), es en primer lugar una experiencia sensorial y en segundo lugar una de las mejores películas de Wes Anderson. Tiene corazón, humor inteligente y supone un nuevo concepto de stop-motion.

LO MEJOR:

¡Otra vez Desplat como compositor de la BSO, qué genio! La música se suma a su arriesgada propuesta estética y a su arrollador mensaje.

LO PEOR:

No es para todos los paladares: es una película muy poco convencional y tiene algún bajón de ritmo en el desarrollo que por fortuna recupera al final.
Hobby

85

Muy bueno

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