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Crítica de Jessica Jones Temporada 3 - Ya en Netflix

Jesús Delgado

Jessica Jones Temporada 3
Jessica Jones Temporada 3 ya está en Netflix. Analizamos la última temporada de la última serie nacida de la colaboración entre Marvel Television y la plataforma de stream. Así es la despedida de las series nacidas en torno a The Defenders.

Se acabó. El feliz matrimonio entre Netflix y Marvel Televisión se ha terminado. Así concluye el ambicioso proyecto de llevar los héroes callejeros de culto de Marvel durante la década de los 2000 a serie televisiva. Y no precisamente de la mejor forma posible. Ha sido un desastre que se ha venido viendo desde lejos, ya desde el estreno de la primera temporada de Iron Fisty el lanzamiento de The Defenders hace tan solo un par años.

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La tercera temporada de Jessica Jones se acaba de estrenar en Netflix, convirtiéndose en el clavo final en el ataúd que da sepultura de este proyecto de Marvel en series. Al menos, en lo tocante a la gestión de estos proyectos de manos de Ike Perlmutter (CEO de Marvel Comics) y Jeph Loeb (jefe de la división de Marvel Televisión, dependiente de Perlmutter). Ya que, recordemos, el futuro de las series de Marvel pasará por Marvel Studios y su responsable, Kevin Feige, al que Disney debe sus éxitos de taquilla, culminados por Vengadores Endgame. Las futuras series de Marvel se verán en la plataforma Disney+.

De este modo, Jessica Jones temporada 3 llega como una suerte de epílogo o despedida del proyecto, en tanto se aclara el futuro de esta producción, de Daredevily del resto de títulos estrenados en la plataforma streaming. Y lo hace no como una despedida conjunta de sí y de todas sus series hermanas. Dice adiós como un punto y aparte independiente y propio, fiel al estilo que han caracterizado a la más individualista de las cinco series. 

En los siguientes párrafos, analizamos este final de etapa en un modo de entender a los superhéroes en la pequeña pantalla que, desgraciadamente, no ha dado para mucho más. 

Los riesgos de mezclar...

Hay una característica que ha destacado la producción de Marvel Studios desde el lanzamiento del Universo Cinematográfico de Marvel, al menos en sus películas. Una característica que también podemos decir ha sido una práctica aplicada también a las series de Marvel y a las de Netflix, con cierto atino: la producción de historias de género híbrido, en las que se mezcla un género cinematográfico consensuado y reconocido con el de los superhéroes. 

Aplicado a Jessica Jones, desde la primera temporada se ha intentado hacer una mezcla de serie de corte noir, con la premisa de una heroína fracasada y alcohólica, que vive a pie de calle mientras el resto de la "Brigada del Pijama" trata de salvar el mundo dos veces cada día antes del almuerzo. Pero, ¿qué ha fallado entonces?

Si esta fuera una mera serie neo-noir, con una detective malhablada, broncas y borrachina, no habría ningún problema al respecto. Se trataría de una serie de detectives que invierte los roles de género, habitualmente asociados a ciertos arquetipos de personaje y a tropos y recursos narrativos propios de este tipo de ficción. Y eso lo haría muy bien, por cierto.

Pero, como ocurre con las otras series de Marvel y Netflix, el fracaso de Jessica Jones se ha debido a no saber discriminar que, por mucho que se nos venda la moto de que es una serie de detectives de temática "adulta", esta no deja de moverse en el ámbito de los héroes de Marvel. Unos personajes cuyos rincones más sórdidos siempre contrastan con la vertiente más luminosa  del mundo de los superhéroes. Si bien es cierto que los héroes Marvel son los más humanos de la industria, los que tienen problemas reales (frente a los dioses-héroes de DC), también hay un enfoque mucho más inocente y ligero que contrasta su realidad.

Las cinco series no han sabido captar este contrapunto. Y Jessica Jones, no ha caído en que sin un reflejo en el que mirarse, su mensaje carece de sentido.

¿Conoces Alias, el cómic original de Jessica Jones?

El problema viene cuando Jessica Jones trata de presentarse como una heroína diferente y no hay realmente nada con lo que compararse. Al menos no en su propia serie y, muy de lejos, con los otros héroes de Netflix y Marvel. El espectador tiene que hilar mucho para entender que intentan contrastarla con el Superman o Los Vengadores (por poner dos estereotipos de superhéroes grandilocuentes). Que, para justificarlo, además, los propios diálogos de la serie traten de sentar paralelismos entre la heroína y, por ejemplo, el Capitán América, hace que el discurso y el planteamiento sea muy endeble. 

Esto se traduce no solo en una historia sin contrastes, en el que el heroísmo y la idea del superhéroe se toma desde un punto de vista maniqueo, blanco o negro, que pretende plantearse falsamente desde una óptima bastante cínica. E, incluso, este mensaje se diluye por la falta de credibilidad y convicción que sostiene la serie.

Esta falta de fuelle, trasladado al diseño de producción, resulta demencial, pues se percibe un anquilosamiento visual. Se constriñe a la estética de cuero y ropa de calle por uniformes, auspiciada de principios los años 2000. Un concepto caduco, que fue rescatado por Daredevil Temporada 3 y Iron Fist temporada 2, y que demostró ser tan ineficaz como poco vistoso en pantalla, añadiendo insulto a la injuria con los "easter-eggs" de trajes de licra chillona que, supuestamente, hacen referencia a los trajes originales del cómic. Un recurso tan sobado como facilón, que tuvo gracia las dos primeras veces, pero que a la décima cansa.

Y hablando de vicios adquiridos: Nuevamente, volvemos a tener la trampa de un villano tomado de los cómics que no consigue cuajar. La serie nos prometía en el tráiler que tendríamos un nuevo antagonista que convertiría a la heroína protagonista en una víctima y en el hazmerreír de la sociedad neoyorkina. 

El Exterminador de Tontos de Jeremy Bobb es mucho más refinado y eficaz que su homólogo de Marvel Comics, que es un mero matón con aires de grandeza, cierto. Pero no aporta entidad ni gancho suficiente como para ser considerado un hito del programa. Y el otro villano, cuya identidad no revelamos para no haceros spoilers, tampoco es gran cosa. Su caracterización se ampara nuevamente en el cliché de "he tomado el camino del crimen porque el mundo me ha hecho así" y el traumita de turno. Dos recursos que se vienen explotando de manera sistemática en TODAS las series de Marvel y Netflix. 

También podemos criticar las escenas de combate y de acción, en las que se podrían haber lucido más los personajes. Decir que son dignas de un corto amateur o de un recién graduado es ser generosos. No sabemos si se trata de desidia, de falta de presupuesto para contratar especialistas o qué... pero dejan mucho que desear y quitan gracia al asunto.

Para hacer más cruento el trance, volvemos a estar además en una serie que dura sus trece capítulos, bien densos y dilatados, que narran una trama que se podía haber resuelto con muchos menos episodios. En conjunto, podemos decir que todas sus numerosas deficiencias se deben a que esta serie como las otras han sido concebidas como series de los años 2000, no de la presente década. De ahí que haya mucho ruido en el mensaje y en el desarrollo. 

Posiblemente, si se hubiera realizado de acuerdo a las convenciones que actualmente se manejan y con las que el público está ya acostumbrado o dispuesto a permitir, sería harina de otro costal. 

Pero si te gusta el noir, puede que te guste

No todo van a ser palos. Las críticas negativas del anterior epígrafe vienen dadas en base a su consideración de "serie de superhéroes" y lo mucho que falla al intentar adaptar la esencia de Marvel en la pantalla. Ahora bien, ¿y si os da igual que no sea una buena serie de superhéroes? ¿Y si lo que la buscáis como una serie de detectives o un neo noir?

Entonces, en base a este planteamiento hemos de ser mucho más benévolos. A saber, la fotografía es muy interesante y limpia. Y los encuadres ofrecen imágenes y secuencias muy atractivos. Se aprovechan las localizaciones exteriores de forma óptima y los interiores llegan a ser un regalo para los ojos.

Y sí, lo hemos dicho ya, el ritmo es ampuloso y denso. Pero creemos que se debe a que muchas veces trata de ser fiel a la convención del noir, de hacer que la trama se vaya desparramando, como aceite sobre una superficie y que vaya goteando poco a poco, hasta extenderse. 

Jessica Jones temporada 3

Que, además, la historia de Jessica Jones temporada 3 logre salir del fango en el que se había metido hasta la cintura con la conclusión de la temporada 2 y lo haga con una fórmula ligeramente ágil tiene cierto mérito. Aun así, la construcción de los personajes se vuelva a dislocar para adaptarla a un guión bastante poco coherente, pero destinado a estirar el drama todo lo posible. Un punto que nos lleva a hablar de los actores y actrices y de su excelente labor.

El reparto... ¿qué podemos decir de él, salvo que es de lo mejor de la serie, como ocurre en la mayor parte de estos títulos? Krysten Ritter y compañía defienden a capa y espada, con uñas y dientes, hasta las incongruencias más grandes del guión (que las hay a raudales). Solo por su trabajo actoral ya merece la pena darle una oportunidad a esta serie.

Únicamente podemos esperar y anhelar que Jessica Jones y el resto de series de Marvel y Netflix regresen en un futuro. Y lo hagan con mejor espíritu y curadas de los vicios que han lastrado un proyecto que podía haber sido más grande, de haber contado con creativos más lúcidos y menos complejos a la hora de contar historias de superhéroes en formato de serie. 

VALORACIÓN:

Correcta temporada. Remonta la situación de la anterior entrega, sin llegar a emocionar. Su falta de punch y atrevimiento lastran este prometedor título neo-noir, reprimido por la falta de presupuesto y horizontes.

LO MEJOR:

El reparto y su calidad interpretativa, la fotografía, el intento de salir del embrollo de la anterior temporada. El tono neo-noir.

LO PEOR:

Su innecesaria duración. Las pobres secuencias de acción. La falta de concrección respecto a género y sus complejos. El diseño de producción.
Hobby

67

Aceptable

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