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Crítica de El juego de Ender

Crítica de El juego de Ender
ARGUMENTO: El juego de Ender es la adaptación de la popular novela de ciencia-ficción de Orson Scott Card. Setenta años después de una guerra entre seres humanos y los extraterrestres llamados insectores, un niño es enviado a una escuela militar espacial con el fin de ser preparado para una futura invasión que podría poner término a la amenaza más grande de todos los tiempos.2013 - DIRIGIDA POR: Gavin Hood - PROTAGONIZADA POR: Asa Butterfield, Harrison Ford, Abigail Breslin, Ben Kingsley, Hailee Steinfeld y Viola Davis. En cines a partir del 8 de noviembre.

ACTUALIZADO: Hoy se estrena El juego de Ender, así que refrescamos la crítica para que no os perdáis nada y compartáis con nosotros vuestras impresiones, ¡os esperamos en el foro de debate!

TEXTO ORIGINAL: Vaya por delante que adaptar la polémica novela de Orson Scott Card, no era en absoluto una tarea fácil. El juego de Ender plantea en términos muy específicos la instrumentalización de la natalidad y la búsqueda de un gran talento militar entre los niños que permita alcanzar el objetivo que vencer a los insectores, una especie alienígena que atacó la tierra setenta años antes de que comience el relato.

De este modo se ponen sobre la mesa toda una serie de conflictos éticos (niños soldado, ataques preventivos, doblegación de la voluntad para conseguir un fin) que se van entremezclando incluso con tramas políticas que directamente se han ignorado en un guión tan falto de ambición que resulta de lo más insulso. Da la sensación de que se hubiese tomado la parte más atractiva de la novela ¡de 1985! y que toda la enjundia se hubiese esfumado. ¿Estábamos más preparados para digerir la trama hace 28 años que ahora?

Aunque como película de ciencia-ficción el nivel de calidad es más que aceptable, el guión coescrito por el propio director de la cinta Gavin Hood y el escritor de la novela original, deja bastante que desear por su búsqueda del espectador medio. Vayamos por partes.

Crítica de El juego de Ender

El proceso de evolución de Andrew Wiggin

Para comprender en su plenitud al personaje interpretado magistralmente por un Asa Butterfield que rezuma verdad por los cuatro costados, hay que conocer su historia y su relación con sus dos hermanos que sintetizan su lado más compasivo y amable (su hermana Valentine, Abigail Breslin) y su faceta más oscura y violenta (su hermano Peter, Jimmy Pinchak).

Por otra parte, y he ahí la culminación de esta metáfora, Andrew es "un tercero" es decir, un hijo nacido con un permiso especial para ser adiestrado desde los seis años en una sociedad con restricciones de natalidad por el exceso de población en el que las familias no pueden tener más de dos hijos. Esto supone para él una enorme condena porque su libertad individual y su albedrío están comprometidos desde la cuna.

Crítica de El juego de Ender

Él tiene que adoptar de sus hermanos sus mejores capacidades. Aunque en la película esa dualidad se esboza al comienzo, pronto le perdemos la pista a esos dos personajes, de los que no volvemos a saber nada más. ¡Y eso que la cinta dura prácticamente dos horas!

Aun justificando una jugada muy clara: mostrar esa baza en la próxima entrega para desarrollarla en profundidad, no deja de resultar uno de los grandes talones de Aquiles de la película ya que por un lado nos escamotea información sustancial sobre el conflicto interno de Andrew y por otro lado, deja de lado toda la trama que sigue sucediendo en la Tierra mientras él completa su entrenamiento y que sigue ahondando entre su enfrentamiento dialéctico.

Estrategia y capacitación para doblegar al enemigo

Andrew Wiggin es especial, como pone de manifiesto Hyrum Graff (Harrison Ford) tanto al comienzo de la novela como de la película: "He mirado con sus ojos, he escuchado con sus oídos, y te digo que es el indicado: o por lo menos, lo más adecuado que vamos a encontrar".

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Los adiestradores de Ender y, en general todos los personajes incluyendo al propio protagonista han sufrido un proceso de edulcoración en su traslación a la gran pantalla que hace que incluso peligre a veces su coherencia. El ambiente en el que el niño es adiestrado es muy cruel y siempre está sometido a situaciones límite por expresa voluntad de quienes quieren llevarle a un determinado punto.

En la película, sin embargo, la manipulación que sufre de forma permanente no es tan manifiesta, lo que hace que el punto de giro final del guión pierda su efectividad y no golpee al espectador como lo hace la novela.

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Tampoco el personaje legendario de Mazer Rackham (Ben Kingsley) ataviado con un tatuaje facial que viene a mostrar origen maorí llega a explotarse en la parte final del relato ni queda excesivamente cuál es el legado que le transmite a Ender.

Ciencia-ficción de calidad pero sin sustrato

El tratamiento visual de la película entronca a la perfección con lo que se esperaba de ella, otro de los grandes retos que tenía por delante Gavin Hood. Uno de los grandes temores que puede generar la cinta es cómo se mostrarán las simulaciones en gravedad cero. Teniendo en cuenta la complejidad que eso conllevaba, lo cierto es que el resultado final es notable (aunque claro está no tan óptimo como en Gravity).

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De nuevo el problema surge del guión, que muestra una dificultad enorme a la hora de agilizar el relato con un montaje lento y que opta de nuevo por la tijera para aligerar el proceso de crecimiento de Ender y su relación de camaradería con sus compañeros privándonos de algunos momentos entrañables en su paulatino ascenso y la forma en la que se va ganando uno por uno a sus futuros colaboradores.

En su lugar, la relación con Petra Arkanian (Hailee Steinfeld) es más estrecha, y, aunque no cae en la sensiblería, sí que chirría un poco que un personaje tan fuerte se muestre de una forma tan tibia.

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¿Y qué hay de los insectores? La película arranca con una cita de Ender "En el momento en que entiendo verdaderamente a mi enemigo, en el momento en que le entiendo lo suficientemente bien como para derrotarle, entonces, en ese preciso instante, también le quiero". Sin embargo y a pesar del epílogo final, apenas llegamos a atisbar esa empatía de Ender hacia los insectores. La traslación del juego de fantasía en el que él accede a comprenderles es también bastante simplista.

Qué esperar de El juego de Ender

A la adaptación de El juego de Ender le falta una buena dosis de arrojo, un montaje mucho más ágil y una mayor crudeza. Es inconcebible que la película pase de puntillas por encima de algunas de las tramas más brillantes de la novela, lo que hace que como adaptación sea una película fallida aunque como cinta de ciencia-ficción el resultado pueda calificarse como aceptable.

Crítica de El juego de Ender

Su atractivo visual y sus aciertos en el apartado técnico son innegables, con una correcta simbiosis entre efectos especiales, fotografía y sonido pero quizás los únicos personajes que brillan con luz propia son Ender y Bean (Asa Butterfield y Aramis Knight). Pecado capital el tratamiento de Bonzo Madrid y que no se cuente toda la trama ¡otra vez!

Pero lo más grave es que los profanos que no se hayan acercado a la novela van a perderse reflexiones muy interesantes: a ellos les invito a abrir el libro y dejarse llevar por las páginas que les ofrecerán lo que la pantalla no ha conseguido reflejar.

VALORACIÓN:

La adaptación de El juego de Ender no podría ser más descafeinada, dándole la espalda a los conflictos más interesantes que plantea la novela de Orson Scott Card. También se le puede achacar falta de ritmo y de efusividad final.

LO MEJOR:

La recreación de la Escuela de Batalla y Asa Butterfield, magnífico en su papel protagonista.

LO PEOR:

Se obvia una línea argumental entera y casi se suprimen personajes fundamentales.
Hobby

67

Aceptable

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