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Crítica de El justiciero, remake de la película de Charles Bronson con Bruce Willis

El justiciero
Crítica de El justiciero, remake de la película de Charles Bronson El justiciero de la ciudad, con Bruce Willis dirigida por Eli Roth. En cines a partir del 28 de marzo.

Hace tiempo que Eli Roth perdió pegada. Su nombre ya no es el marchamo de calidad que solía ser y este remake de El justiciero de la ciudad, la película protagonizada por Charles Bronson en 1974, no será la película que le redima. Si habéis visto el tráiler de su próxima película,La casa del reloj en la pared, comprobaréis cómo parece ir dando tumbos a la hora de seleccionar los proyectos que dirige, al menos desde que ha dejado de lado el género del terror y está explorando nuevos registros.

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En El justiciero, el incombustible Bruce Willis da vida al mismo personaje de la original, Paul Kersey, un ciudadano normal de Nueva York que decide vengarse acosando a todos los delincuentes de la ciudad después de que su mujer y su hija sufran una brutal agresión en su domicilio. 

Este nuevo Kersey ejerce como cirujano de urgencias en un hospital (en lugar de ser arquitecto como en la original) y lleva una vida tranquila pero, a raíz de este suceso, comienza a experimentar sentimientos contradictorios: la policía está sobrecargada de trabajo, de modo que decide tomar la justicia por su mano e ir en busca de los agresores de su familia y de paso enfrentarse a todo tipo de criminales que se cruzan en su camino.

A medida que sus víctimas captan la atención de los medios, la ciudad se pregunta si este vengador es un ángel guardián... o un ángel justiciero. Y a partir de este momento es cuando la película empieza a meterse en arenas movedizas. Cuanto más avanza, más se hunde en ellas. 

El justiciero

El justiciero no consigue erigirse como una de esas películas sencillamente entretenidas en las que la violencia y la superioridad moral del protagonista permiten que nos dejemos llevar por su instinto para alcanzar una catarsis (un poco el rollo de En realidad, nunca estuviste aquí) ni tampoco plantea un debate serio acerca de los límites del individuo para actuar por su cuenta y riesgo para restablecer un orden. Nos ha traído mucho a la memoria El extranjero, aunque aquella al menos tenía más chicha política y social.

Es más, en Estados Unidos la crítica ha acogido El justiciero de Bruce Willis con una frialdad absoluta, en un momento en el que el debate por el uso de las armas está más en entredicho que nunca. Dicho de otro modo: los tiempos cambian y los relatos audiovisuales necesitan ofrecer al público algo nuevo: o un enfoque más fresco y distendido o más serio, pero desde luego no uno tan simplista.

El justiciero

Seamos sinceros, la premisa de la primera película, basada en la novela de Brian Garfield, no era de una originalidad excesiva y además se estiró todo lo posible en cuatro secuelas: Yo soy la justicia (1981), El justiciero de la noche (1985), Yo soy la justicia II (1987) y Venganza personal (1994).

Resumen: lo que tuvo sentido a lo largo de veinte años, ahora ya no lo tiene: el guión tiene grandes dosis de violencia gratuita, personajes planos y poco sentido de la espectacularidad. Y se apoya de forma muy endeble en las nuevas tecnologías para actualizar un relato rancio, que donde demandaba arrojo era en el argumento.

Death Wish
Death Wish

Llena de clichés y lugares comunes, El justiciero no consigue encontrar el tono por más que Bruce Willis se gane el sueldo con dignidad. Faltaría, no deja de ser un icono del cine de acción para toda una generación... aunque de seguir por este camino va a terminar por convertirse en una caricatura de sí mismo... Podéis estar oficialmente preocupados por el actor echándole un ojo a los próximos proyectos en los que vamos a verle en 2018: Reprisal y The Bombing. Por fortuna en 2019 parece que la cosa mejora con el debut de Edward Norton como director, Motherless Brooklyn, y Glass, la película con la que Shyamalan promete también rescatar a Bruce Willis de la mala racha. Crucemos los dedos.

VALORACIÓN:

El justiciero podría estar perfectamente en la lista de los remakes más innecesarios de los últimos tiempos: no tiene demasiado sentido ni una calidad abrumadora que justifique su existencia por la vía del mero entretenimiento.

LO MEJOR:

Bruce Willis es el punto más atractivo de la película, y eso a pesar de que su personaje también hace aguas en varias ocasiones.

LO PEOR:

No puede llegar en un peor momento y con un enfoque más desacertado: hay películas que sencillamente caducan.
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