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Crítica de Justo antes de Cristo, la nueva comedia de Movistar +

Justo antes de Cristo
Analizamos Justo antes de Cristo, una serie cómica compuesta de seis episodios dirigidos por Borja Cobeaga y Pepón Montero para Movistar + como parte de su producción original. Disponible bajo demanda desde el 5 de abril de 2019.

Se acerca la Semana Santa y, además de que es de ley ir soñando con las torrijas y el bacalao, tampoco puede faltar una de romanos. Quienes nos brindan la ocasión de remontarnos al año 31 AC son Juan Maidagán y Pepón Montero, los creadores de Justo antes de Cristo, una comedia que Movistar + lanza el 5 de abril y que está compuesta por seis breves episodios de unos 25 minutos de duración de media.

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La serie nos presenta al protagonista, Manio Sempronio, un acomodado patricio, que mata accidentalmente a un senador y es condenado a muerte. Incapaz de acabar con su propia vida, pide que le conmuten la pena por alistarse en el ejército. Así, es enviado como legionario a Tracia, la tierra donde su padre, apodado el Magnífico por sus memorables gestas, forjó su leyenda como militar.

Con la finalidad de recuperar el honor familiar, en primer lugar tendrá que hacerse cargo de su cambio de posición social y lidiar con su esclavo Agorastocles que tiene una crisis de identidad y ambiciones propias que le llevan a desear vivir no solo a través de su amo.

En Tracia reina la calma desde hace décadas, pero eso está a punto de cambiar. El campamento es gobernado por el General de la Legión, un anciano al cuidado de su hija Valeria, mujer acostumbrada a los tejemanejes de Roma que lleva a su padre por donde quiere. La la llegada de Manio, desesperado por ser un héroe, pondrá patas arriba, en un tiempo récord, tanto la estabilidad militar de la zona como la vida cotidiana de todos los allí destinados. Pronto enciende la chispa de la guerra contra los bárbaros y precipita un conflicto de liderazgo en el campamento.

Están locos esos romanos

Aunque la referencia inmediata que se viene a la cabeza (por las coordenadas temporales y la subversión de las mismas) es la de La vida de Brian, el regustillo de Justo antes de Cristoentronca más con el humor de Gila que con el de los Monty Phyton. Otro modo de verla es cómo podría uno imaginar que vivirían los soldados acampados al lado del poblado de Astérix y Obelix ya que a fin de cuentas, como en los tebeos de Uderzo y Goscinny, ellos mismos se boicotean con su propia incompetencia y sus traiciones internas.

Todo en la serie de Movistar + es delirante, al punto de que es difícil tomarle el pulso. ¿Es Manio el verdadero protagonista? ¿Adónde va la narración? Hay que señalar que quien espere estar riendo a mandíbula batiente va a encontrar el guión de Maigadán y Montero un tanto perezoso. Hay gags realmente divertidos y algunos hallazgos bien explotados, como esa criada que no domina el idioma y de la que solo escuchamos sus pensamientos o los sicarios frustrados de Valeria, pero los gags están muy repartidos y a veces llegan a destiempo. Esa es la clave que hace que a veces pierdan efectividad.

Es más, es muy probable que la serie hubiera funcionado mucho mejor como colección de sketches o estampas humorísticas que como narración lineal, habida cuenta además de que cada episodio es un poco "de su padre y de su madre". Inevitablemente, es bastante irregular, con un arranque y un desenlace más satisfactorios que los episodios intermedios en los que la comedia queda muy disuelta.

Repartazo lleno de caras conocidas

Por lo demás, es un gustazo ver en el mismo proyecto a los intérpretes que compusieron el reparto de Camera Café: César Sarachu, Arturo Valls o Carlos Chamarro, entre otros, se dan cita en una serie que además no está exenta de cierta crítica hacia el "aparentoneo". Manio, a quien da vida un chanante Julián López al que últimamente tenemos la sensación de ver en todas partes (Superlópez, Perdiendo el este, Dolor y gloria), es el ejemplo ideal del típico incompetente con pico de oro, preocupado de mover a las masas con eslóganes pero que en el fondo no sirve para nada y solo consigue meterse en charcos.

Por otra parte, quien detenta el poder en el campamento es un hedonista desmemoriado al que todo el mundo, especialmente su hija, manipula a su antojo, así que los mandos tampoco salen bien parados. Pero la serie tiene cera para todos y también Agorastocles, ese tracio con marcado acento gallego al que da vida Xosé Antonio Touriñán (Fariña, Pequeñas coincidencias), tiene un cierto arrebato patriótico que le sale por la culata que viene a ser buena y sutil colleja a los nacionalismos.

Y ojo, que el reparto no puede ser más coral con Cecilia Freire, como Valeria; Priscilla Delgado, como Ática; Eduardo Antuña como Antonino; Aníbal Gómez como Corbulón; Manolo Solo como Gabinio y Marta Fernández Muro como Domicia. Pero ninguno de ellos es suficiente para aupar una trama que, a todas luces, es demasiado lenta y no consigue acertar con los gags en muchas ocasiones.

Está claro que a Justo antes de Cristo le hace falta afinar más los guiones (y la velocidad en la que deben emerger los gags), pero el concepto tiene encanto y el diseño de producción es impecable, así que es seguro que en una segunda temporada sabrá exprimir mejor las cualidades de su esmerado reparto.

VALORACIÓN:

La nueva comedia de Movistar es radicalmente diferente a Vergüenza y Mira lo que has hecho. Por ella desfilan grandes actores y actrices de la comedia española a los que emociona ver juntos en pantalla, por más que el ritmo no sea uniforme.

LO MEJOR:

La ambientación, el diseño de producción y los secundarios. Que Movistar siga apostando por la comedia y que además sea de una forma original.

LO PEOR:

Funcionaría mucho mejor como una colección de sketches que con la narrativa lineal que genera muchos vacíos entre los gags.
Hobby

62

Aceptable

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