Crítica de La maniobra de la tortuga, thriller protagonizado por Natalia de Molina y Fred Tatien

Había mucha curiosidad por saber cómo iba a avanzar la carrera de Juan Miguel del Castillo tras su notable debut en 2015 con Techo y comida. Han pasado siete años desde aquel drama y en su segunda película repite con la actriz Natalia de Molina y apuesta por el casi debutante Fred Tatien.

Sin abandonar la denuncia social, en esta ocasión nos encontramos ante un thriller en las calles de Cádiz en el que se cuentan dos tramas narrativas que funcionan en paralelo: el asesinato de una joven y la vida de una mujer que vive atemorizada tras la salida de prisión de su maltratador.

Como se puede observar, la historia se centra en la violencia contra las mujeres desde ángulos distintos. Es sincera en las intenciones y para conducir su discurso utiliza un género siempre interesante con el del suspense.

La maniobra de la tortuga está basada en la novela homónima escrita por Benito Olmo y en algunos momentos de la película se puede presentir esta base. Hay diálogos muy literarios y escenas que en ocasiones están planteadas de un modo algo básico, como si fuese un peaje a cumplir con el libro.

Este guion adaptado no solo tiene puntos conflictivos, también es muy completo al afrontar desde distintos frentes las situaciones y conseguir que al terminar la película quede la sensación de que ha sido más larga y contundente.

Pero antes de seguir vayamos con la sinopsis. El protagonista es Manuel Bianquetti, un inspector que ha terminado degradado a un puesto de archivo en Cádiz tras una carrera cada vez más autodestructiva. La muerte de su hija fracturó su vida personal y laboral, y arrastra problemas para llevar una rutina.

En la misma ciudad encuentran a una joven asesinada y, tras una situación algo extraña que luego quedará explicada, empieza a investigar por su cuenta el caso ante la aparente inactividad de sus compañeros. Trabaja con sus métodos, sin retener la violencia que siempre parece estar cerca de explotar.

A la par que avanza este caso se cuenta la situación de una vecina del detective, una enfermera que recibe continuas llamadas en las que nadie habla. Ella es de Granada y acabó en Cádiz para empezar una nueva vida tras los maltratos sufridos que llevaron a su marido a la cárcel. Pero este acaba de salir y ella cree que la ha encontrado.

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La maniobra de la tortuga (5 imágenes)

La violencia contra las mujeres en los distintos frentes

Las dos tramas convergen a mitad de película, aunque no se llegan a cruzar del todo más que en la relación que tienen los personajes interpretados por Natalia de Molina y Fred Tatien. Ambos actores resultan más que convincentes en sus interpretaciones y junto a la experiencia que ofrece el entorno es lo más convincente de La maniobra de la tortuga.

En el cine español de suspense sobran ejemplos en los que los espacios abruman al espectador, desde La isla mínima a Que Dios nos perdone, y aquí el lado más crepuscular y marginal de Cádiz también se impone como estado de ánimo claustrofóbico y presente en cada escena.

Con un tono seco en la puesta en escena y el control del marco cromático, lejos de lo que podría parecer tras su primera película, el director se encuentra mucho más dinámico y eficaz en la investigación que en la intimidad de los personajes. En algunos momentos hasta opta por licencias artísticas con la cámara en su búsqueda de expresividad.

Queda cierta sensación de que hay dos películas en una, sobre todo al encontrarse las historias en el minuto 50, ya a mitad de metraje. Además, existe la problemática de encuadrar la que concierne a la violencia doméstica en el thriller. Hubiese merecido su propio estilo y queda subyugada por una historia más prometedora y profunda.

Es evidente que la denuncia se mantiene constante en La maniobra de la tortuga y al observar el breve recorrido del director parece indisoluble de sus trabajos, pero en esta ocasión se lleva a cabo de una forma más gruesa. Algo que se ejemplifica sobre todo en un final que es más efectista que efectivo y donde no explota la emoción que se quiere transmitir.

Todo esto que se describe provoca que la película quede como irregular al sumar las piezas, con interesantes aciertos, pero también evidentes problemas que le restan algunos puntos. Aun así, La maniobra de la tortuga es otro avance en la carrera de un director al que seguiremos en próximos proyectos y del que, repetimos, esta es su segunda película.

Loable en ambiciones y algo defectuosa en su forma, La maniobra de la tortuga es una película que merece ser vista, pero que adolece de algunos problemas y un mensaje en ocasiones demasiado evidente.

Un último detalle a apuntar también es el descubrimiento de Fred Tatien, actor casi desconocido cuyo trabajo en la película demuestra que nos encontramos ante alguien con futuro ante las cámaras.