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Crítica de Marianne, la serie de terror de Netflix revelación de la temporada

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Recordar tu juventud a veces puede ser doloroso, especialmente si en ella había hueco para una bruja con mucha mala uva. Conoced una de las series de terror que más van a dar que hablar en las próximas semanas.

Cuando se trata de las series de Netflix, hay que probar. Lanzan muchísimas, así que como espectadores, a veces nos toca contemplar verdaderas decepciones. Pero ay, amigos, a veces nos llevamos sorpresas que no veíamos ver ni de lejos, como es el caso de la serie Marianne. La nueva serie de terror de Netflix ha llegado sin mucho boato, pero poco a poco todos comienzan a hablar de ella. 

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Marianne es una serie francesa de apenas 8 capítulos (y, en principio, no debería tener más), con unos 40 minutos de duración cada uno, y en ella se nos cuenta la historia de Emma, una exitosa y deslenguada autora de novelas de terror. En todas sus obras aparece como enemigo común la bruja Marianne, debido a que ese ente se le aparece en sueños desde que era joven y, de ese modo, Emma parece resarcirse de sus visiones. Sin embargo, varios indicios de su pasado apuntan a que Marianne podría ser algo más que simples visiones...

Cuando Emma viaja a Elden, el pueblo de su juventud, para juntarse con sus viejos amigos y sus padres, los demonios del pasado comienzan a tomar forma. No os diremos mucho más de la historia, porque lógicamente la gracia está en ir descubriendo poco a poco las miserias de la protagonista y los retorcidos secretos que hay a su alrededor. Lógicamente, en una serie tan centrada en el misterio como en los personajes hacían falta dos pilares clave. Por un lado, la actriz Victoire Du Bois, que con Emma da vida a un personaje muy complicado: al principio cae mal por hacerse tanto la borde, para después hacernos sufrir tensión, miedo e ira junto a ella de forma totalmente empática.

Pero también hay que poner muy de relieve la labor como director de Samuel Bodin (que también es co-guionista), el cual firma unos episodios llenos de personalidad, capaces de sorprendernos con unos golpes de montaje muy audaces, en los que nos apuñala con planos de apenas unos frames de duración, en los que imágenes siniestras apenas duran unos instantes pero se nos quedan clavadas en el cerebelo. En ese sentido, su estilo recuerda mucho al de Hideo Nakata, autor de The Ring (El círculo) o Dark Water.

Marianne

A esos impactos del montaje, se unen escenas realmente siniestras, con personajes poseídos que se quedan mirando durante segundos, con una sonrisa macabra y ojos en blanco, mientras su pobre víctima tiembla de terror. La medidísima iluminación (en la que las penumbras son cruciales) y una música llena de voces distorsionadas y tonos sombríos da un estilo único y marcado a cada capítulo. Como toque extra, las transiciones entre escenas se hacen mediante unas páginas de novela que pasan a toda velocidad. Son detalles pequeños, pero que juntos hacen que el espectador se sienta dentro de una narración con nombre propio.

Y entre toda esta tensión (puertas que se abren lentamente, reflejos que no se corresponden con lo que ven los personajes, familiares que se comportan como si estuvieran en trance), también hay pequeños momentos para escasos golpes de humor negro, que dejan ver la personalidad de Godin en esta serie de Netflix. Ver a Emma salir de una iglesia con un termo de agua bendita y un enorme crucifijo como el que lleva una escopeta para dar caña tiene su punto, desde luego.

Marianne

También hay momentos para planos más líricos, incluso nostálgicos, gracias sobre todo a la ambientación que proporciona el pueblo costero de Elden. Esos tonos más azulados y melancólicos tienen ese sabor propio de muchas producciones europeas y, de hecho, por momentos nos ha recordado a Dark, otra producción de Netflix que se ha ganado su buena ración de adeptos. Si no estáis entre ellos, tranquilos: Marianne es bastante más directa y fácil de digerir, aunque de vez en cuando se tome sus necesarias pausas.

Marianne Netflix

Uno de los escasos puntos negros de la serie es cuando se vuelve demasiado explícita al mostrar ciertas "apariciones", pues sus rostros quieren ser tan rematadamente tétricos que a veces están a punto de descarrilar por irreales. Por suerte, el montaje ágil hace que la tensión vuelva a flote enseguida.

Lo que está claro es que funciona, y muy bien, como serie de miedo y es una de las mejores series de Netflix de la temporada, hasta el punto de que no tenemos problema en colocarla al mismo nivel que la magnífica La maldición de Hill House, lo cual no es moco de pavo.

Aquí, más que de espíritus, la cosa va de brujas, ritos ocultos y demonios y, cuando terminéis de verla, acabaréis con una sonrisa de satisfacción, pero también con la necesidad de preguntar a todo el mundo: Marianne, ¿estás en el cuerpo de esa persona?

VALORACIÓN:

Sin duda, una de las grandes sorpresas del año y una muy sólida serie de terror que no debería pasar desapercibida.

LO MEJOR:

El montaje y la música, que construyen su propia atmósfera. La mitología que crea.

LO PEOR:

Cuando se vuelve demasiado explícita, pierde un poco de "punch".
Hobby

88

Muy bueno

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