Crítica de Millenium Actress, el clásico de Satoshi Kon que vuelve por su 20 aniversario

Al igual que sucede con la protagonista de esta historia, la trayectoria profesional del director japonés Satoshi Kon fue más corta de lo que nos habría gustado, aunque en esta caso se debió al triste fallecimiento de este cineasta, hace ya una década. Por el camino, nos dejó grandes obras como Tokyo Godfathers o Perfect Blue, aunque para el que aquí firma hay una clara favorita: Millenium Actress, una película que ahora cumple 20 años.

Para celebrarlo, Selecta Visión la reestrenará en los cines españoles, restaurada en 4K para que podamos disfrutarla en toda su belleza. Y de eso no le falta, además de un mensaje hermoso, invisible pero capaz de penetrar en el espectador más duro.

Millenium Actress nos cuenta la historia de Chiyoko Fujiwara, una actriz de la primera edad de oro del cine japonés, que asombraba a su público por sus sentidas actuaciones en películas de corte histórico. Años después de que se retirara, un ferviente admirador suyo, ahora director de documentales, quiere entrevistarla para conocer mejor su vida.

Chiyoko le narra cómo su historia ha sido un constante drama, pues justo antes de convertirse en actriz, conoció a un rebelde artista del que quedó prendada. Este le dejó una llave "que abre lo más importante", con la idea de que se la devolviera cuando volvieran a verse. Perseguido por las fuerzas opresoras de Japón, el misterioso joven desaparece sin dejar rastro y Chiyoko dedicará su vida a dar con su gran amor, a la par que se convierte en una actriz admirada por todos.

El aspecto de esta película de anime que más llama la atención es que su narrativa mezcla los recuerdos de la propia Chiyoko con las películas que ella protagonizaba. Así, la vemos convertida en kunoichi o en astronauta a la par que continúa la búsqueda de esa amor que no regresa. El director y su operador de cámara también se ven "arrastrados" a la narración, de tal forma que acaban formando parte de la historia.

El aspecto más divertido es que, mientras el director (que, recordemos, es un "friki" de las películas de la actriz) se deja llevar por la historia y disfruta ayudando a la heroína, el operador de cámara no entiende qué está pasando y por qué ellos están dentro de la historia.

Lejos de suponer un mero alivio cómico o visual, la forma en la que presente, pasado y ficción se entremezclan resulta fundamental para comprender la historia en su conjunto y, sobre todo, para ahondar en la psique de la protagonista, algo en lo que era experto Satoshi Kon. ¿Por qué esa obsesión en encontrar a alguien del que desconoce hasta el nombre? ¿Por qué no se contenta con la esplendorosa vida cinematográfica que tiene a su alrededor?

El tratamiento del personaje protagonista es crucial, pues la vemos pasar de la joven idealista y enérgica a una mujer madura e inteligente, que poco a poco va comprendiendo lo que sucede a su alrededor. Los momentos en los que la vemos flaquear nos hacen conmovernos igual que al director del documental.

Te detesto más de lo que puedo soportar, pero también te amo más de lo que puedo soportar

Ni qué decir tiene que esta mezcla de realidades también da pie a muchos momentos, literalmente, surrealistas, en los que no faltan personajes recurrentes que actúan a modo de metáfora. La actriz veterana que la zancadillea constantemente, la bruja que insiste en la condena de la heroína... Son secundarios cuya verdadera importancia nos golpea como un camión en los minutos finales de la historia, del mismo modo que lo hace la impactante conclusión.

Todo esto se ve potenciado por un apartado audiovisual exquisito. Quizá Millenium Actress no tenga unas animaciones tan tremendamente fluidas como las de Studio Ghibli o como las que vimos en Akira, pero tiene las justas y necesarias para dar vida a un entorno mágico, casi delirante, en el que la hermosa paleta de colores y el elegante diseño de personajes se ven arropados por las melancólicas y emocionantes melodías de Susumu Hirasawa.

Todos estos ingredientes, remezclados por los muy bien estudiados giros de guión, se dirigen como una saeta a tu pecho y tus glándulas lacrimales, de tal forma que es casi imposible acabar llorando como una Magdalena ante la catarsis a la que asistimos.

Millenium Actress es una pequeña maravilla del cine de animación que supone, por supuesto, un homenaje a la convulsa historia de Japón y una declaración de amor al cine como válvula de escape, pero sobre todo es un canto a la energía, a la pasión por lo que de verdad nos motiva. Si tenéis ocasión de revivirla en pantalla grande, no la desaprovechéis. Y ahora disculpadnos, que se nos ha metido una cosa en el ojo...