Crítica de Patrick Melrose, la serie original de Sky que llega hoy a Movistar+

Hoy se estrena en Movistar+ la miniserie de cinco episodiosPatrick Melrose con la emisión del primero de ellos, titulado "Bad News". Los próximos jueves llegarán los siguientes: "Never Mid", "So Hope", "Mother's Milk" y finalmente "At Last", lo que significa que, si eres uno de esos usuarios que se considera adicto a las series y quieres consumirla del tirón en forma de maratón, tendrás que esperar al 20 de mayo para poder tenerla completa y disfrutarla sin interrupciones.

Patrick Melrose es una serie con un tono muy peculiar que lleva a su protagonista a moverse por la cuerda floja entre la tragedia personal y un radical (e hilarante) proceso de autodestrucción que lo lleva a ingerir todo tipo de sustancias, convirtiéndolo en una persona en extremo volátil. Puede pasar de la apatía a la extenuación o la euforia en cuestión de segundos... Los que le lleva "meterse" lo que quiera que encuentre.

Narcisista, esquizoide y alcohólico suicida

Así se define el propio personaje, víctima de una historia desgarradora adaptada de las cinco homónimas novelas semiautobiográficas de Edward St. Aubyn.

Patrick Melrose comienza en 1982, con Patrick a punto de volar a Nueva York para recoger los restos de su padre. A partir de ese momento, da comienzo un viaje que hace parada en la Francia de los años 60, el Nueva York de los 80 y Reino Unido a principios de los 2000. En el trayecto, nos asomamos a la vida de un personaje traumatizado por una infancia marcada por un padre inflexible y una madre negligente y alcohólica de quien hereda los mismos vicios (y a los que añade otros cuantos). Todo para sobrevivir a esa figura paterna cruel y despiadada.

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Esos acontecimientos marcarán de por vida a Patrick Melrose, un adulto ya, adicto a la droga y al alcohol, sustancias que utiliza para apartarse de una clase social a la que tiene tanto apego como desprecio.

La producción fue nominada a cinco premios Emmy en 2019, con Benedict Cumberbatch optando al galardón de Mejor Actor de Miniserie, sumado a las nominaciones de Mejor Miniserie, Mejor Guión, Mejor Director y Mejor Casting aunque, por desgracia, la serie no materializó ninguna de sus opciones a premio como tampoco fue posible que el actor recogiera el Globo de Oro. Sí se alzó en los BAFTA, entre los asociación de críticos británicos consiguiendo un total de 13 galardones.

Repartazo y actuaciones memorables

Decir que Benedict Cumberbatch se deja la piel en su papel no es nada nuevo. Lo sabemos desde que lo vimos en El topo, en The Imitation Game en el papel de Alan Turing que le valió la nominación al Oscar o en otros papeles más palomiteros como el deDoctor Strange o la reinvención televisiva de Sherlock. ¿Hace algo mal este hombre? Desde luego, no en un escenario o set de rodaje. Pero el caso es que también tiene una vis cómica de lo más curiosa, como ya dejó entrever en su cameo en Zoolander 2.

En esta serie sabe explotarla, sin dejar de lado las tormentosas relaciones famiiares que martirizan a su personaje, consiguiendo que la mezcla de géneros de la serie resulte de lo más extravagante, como su propio personaje. El guión de David Nicholls resulta, en este sentido, tan brillante como agridulce y Edward Berger (que se encargó de The Terror, otra de las entradas televisivas más fuertes de su año de estreno) termina de redondear el círculo con una realización atrevida que nos deja en la retina imágenes tan potentes como la de Patrick sumergido en la bañera, rodando por el suelo o en pleno ataque de euforia propiciado por un chute. Pocas series o películas han conseguido mostrar así el efecto de un colocón... puede que solo Trainspotting o Spun hayan sido tan explícitas en esa voluntad a la hora de trasladarle al espectador las sensaciones físicas del subidón.

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Ojo, que Cumberbatch está muy bien acompañado por intérpretes de la talla de Hugo Weaving y Jennifer Jason Leigh, también perfectos en sus respectivos papeles. Pero tampoco hay que perder de vista a Indira Varma (Juego de tronos), Holliday Grainger (Cormoran Strike) o Pip Torrens (Predicador). 

Por supuesto, es tan importante seguir los mordaces diálogos de la serie como su subtexto, puesto que hay una premeditada intención de lanzar una crítica mordaz y demoledora hacia las clases más adineradas, más preocupadas por sus propias ínfulas y bagatelas que por lo que en realidad importa. A fin de cuentas, todo son apariencias y brillos tras los cuales se esconden muchas inseguridades y podredumbres personales.

Patrick Melrose se merece un visionado sin lugar a dudas y, os lo advertimos, puede generar estados de ansiedad en la audiencia por querer ver más tras cada episodio...