Crítica de Percy Jackson y el mar de los monstruos
Percy Jackson y el mar de los monstruos arranca de forma espectacular continuando dignamente la saga iniciada con Percy Jackson: el ladrón del rayo.
Los que no la hayáis visto, no os preocupéis porque una conveniente voz en off nos introduce en la acción explicando quiénes son los mestizos, esos jóvenes semidioses, y cómo se formó el campamento que los acoge, hecho en el que se sustenta la trama principal de la cinta.
El capitán del proyecto es en esta ocasión el director Thor Freudenthal (El diario de Greg), que no termina de rematar la faena en su tramo final, pero sí consigue entretener lo suficiente como para mantener la atención con sus critauras fantásticas y sus guiños a otras franquicias exitosas como Harry Potter o Piratas del Caribe.
De tapadillo hay también algunas alusiones a Firefly que a algún friki le harán bastante gracia, pero hay estar atento a Nathan Fillion y a los diálogos, que son bastante frescos al principio de la aventura.
De nuevo la mezcla es la clave de esta suerte de "Reader's Digest" de la mitología griega: lo que iniciara ya Disney con Hércules en 1997 encuentra aquí su máximo exponente: los papiros son ebooks; Hermes, el mensajero de los dioses, trabaja en UPS y las moiras conducen el taxi de la perdición pasándose de una a otra su único ojo, ¡qué difícil es llegar así a destino!
Hay que reconocer que como maniobra para acercar de una forma épica y divertida la cultura helénica a los jóvenes la película es bastante efectiva, aunque también hay que añadir que lo que les quedará en el recuerdo serán las fabulosas criaturas que pueblan la pantalla: unas veces del lado del bien como es el caso del hipocampo y otras del mal como sucede con la mantícora o el Toro de Cólquide, tuneado con acabado en bronce y plata y trayéndonos a la mente a los Transformers versión grecorrobot.
Atención a la guía de supervivencia que os hemos ofrecido hoy en primicia y en la que podéis ver a algunas de dichas criaturas.
La experiencia en 3D es interesante, sobre todo por el partido que se le saca al CGI, aunque en su contra juega una excesiva frialdad en algunos momentos. Tan épica y fantástica es que llega un momento en el que "todo vale", lo que echa al espectador fuera de la película al ver desde lejos cuál será el resultado de toda la aventura.
Molesta especialmente que para que el héroe se reivindique y recupere su autoestima se haya eclipsado tanto a Annabeth (Alexandra Daddario), a Grover (Brandon T. Jackson) o a Clarisse (Leven Ranbim), cuya evolución es injustificada.
Todo el protagonismo para un Logan Lerman que nos fascinó en Las ventajas de ser un marginado y que quiere aportarle muchos registros a un personaje que poco tiene que ofrecerle como actor. Al final da la sensación de estar muy desarprovechado.
Por supuesto, y para regocijo de los fans de la saga literaria de Rick Riordan, la trama deja abiertos varios interrogantes para ir preparando el terreno a las próximas adaptaciones y deja la historia en un punto interesante... Está por verse si Freudenthal revalidará el título de director en los créditos de la tercera película de Percy Jackson, cosa que, confieso, no me desagradaría en absoluto, sobre todo si el guión introduce más toques de humor.
VALORACIÓN:
Entretenida película para el público juvenil que pierde fuelle en el último tramo pero que hasta entonces hace un alarde encomiable de creatividad y consigue aportar un disfrute pasajero.LO MEJOR:
Las criaturas como el toro de Cólquide, el hipocampo o las moiras... muy divertidas.LO PEOR:
Los lugares comunes de la última media hora y la frialdad del CGI. Harryhausen, te echamos de menos.68
AceptableDescubre más sobre Raquel Hernández Luján, autor/a de este artículo.
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