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Crítica de Un pliegue en el tiempo, la nueva película de Disney

Un pliegue en el tiempo
Crítica de Un pliegue en el tiempo (A Wrinkle in Time), la nueva película de Disney dirigida por Ava DuVernay y protagonizada por Chris Pine y Storm Reid. En cines a partir del 9 de marzo.

La proyección del pase de prensa de Un pliegue en el tiempo ha arrancado con un mensaje de su directora, Ava DuVernay, dirigiéndose al público. Nos ha ofrecido algunas orientaciones antes de enfrentarnos a la película y un consejo: que nos dejáramos llevar por nuestro instinto aventurero regresando a nuestra infancia.

El público objetivo al que se dirige la película es, en sus palabras, los niños y jóvenes de la franja de los 8 a los 12 años de edad. Y he aquí su principal problema: resulta demasiado oscura para los más pequeños y probablemente cursi para preadolescentes, que encontrarán en el papel del joven Levi Miller (sí, sí, el Peter Pan de la espantosa Pan: viaje a Nunca Jamás), su dosis de sexualidad más o menos manifiesta (a veces no se sabe si es un tímido romántico o un acosador en potencia, lo cual resulta tan incómodo como desconcertante).

¿De qué trata la película?

Alex Murray y su esposa son dos brillantes científicos de la NASA que investigan la forma de viajar a través de una quinta dimensión plegando el espacio-tiempo. Tras presentar sus tesis ante la comunidad científica con un sonoro fracaso, Alex desaparece de forma misteriosa, lo que tiene un gran impacto en la familia. Tras cuatro años de espera, su hija Meg se decide a buscarlo con la ayuda de su hermano pequeño Charles Wallace y su amigo Calvin, que seguirán su rastro hasta los confines del Universo.

Hay que decir que Un pliegue en el tiempo (A Wrinkle In Time) es una cinta ambiciosa y grandilocuente, que ha contado con un amplio presupuesto para materializar la novela de Madeleine D’Engle de 1962 titulada “Una arruga en el tiempo”, un libro breve pero muy recomendable que se lleva a la pantalla con bastante fidelidad pero poco acierto. En gran parte, porque no consigue contar de forma satisfactoria y digerible qué es la tecnología del teseracto, un concepto propio de la física cuántica que fue, de hecho, parte de la inspiración de la autora, muy influenciada por los textos de Einstein y Planck.

Un pliegue en el tiempo

Puede que el reto fuera demasiado grande o que el enfoque no haya sido el óptimo, pero lo cierto es que funciona a medio gas, gozando solo de momentos puntuales de genialidad: destellos en un cómputo global irregular. Y es que, de hecho, Un pliegue en el tiempo roza el despropósito en varias ocasiones.

Descubre el libro en el que se basa la película

Todo lo espectacular que tiene la puesta en escena con esos viajes que nos llevan a viajar a otros planetas, se viene abajo por la farragosa línea narrativa y la falta de contexto para quienes no tengan como guía la lectura previa del libro. Incluso el lenguaje cinematográfico se antoja en ocasiones pobre e inconexo (del raccord ni hablamos, hay personajes que cambian de posición de un plano a otro).

Un pliegue en el tiempo

Por otra parte, esos “seres de luz” a los que dan vida Reese Witherspoon, Mindy Kaling y Oprah Winfrey (Qué, Quién y Cuál respectivamente) no consiguen nunca estar a la altura de las expectativas ni en su potencial inspirador para la heroína protagonista en busca de sí misma ni mucho menos en sus forzadas líneas de diálogo, en las que llegan a equiparar a Frida Kahlo con Marie Curie o Gandhi. Todo resulta forzadísimo, como el mensaje de amor infinito que sirve de trasunto a toda la aventura.

Música y color al rescate

Pero la función tiene dos chalecos salvavidas de lo más eficientes: el vestuario de Paco Delgado, de desbordante imaginación, y la banda sonora que provee al proyecto de una coherencia que para sí quisiera el guión. Dicho de otra manera: la historia te la cuentan mejor las canciones que la película misma. La ternura soul de la balada de Sade "Flower of the Universe" y los temazos de Demi Lovato y DJ Khaled, Sia, Khelani son parte de esos destellos en los que el espectador realmente tiene margen para disfrutar.

A rasgos generales, parece una apuesta arriesgada, pero si le revisamos las entrañas no dejamos de encontrar clichés: muchacha de padre ausente de corte nerd que es acosada en la escuela, hermano pequeño irritante y genial… y la aventura juvenil al margen del “universo adulto” que salva al mundo de la oscuridad manifiesta en los malos actos de los seres humanos. Nada que no nos hayan contado mil veces, ¿verdad?

En el plano de las interpretaciones, poco que objetar: Chris Pine y Gugu Mbatha-Raw, aunque tienen un reducido tiempo en pantalla, cumplen su cometido y lo mismo cabe decir de Storm Reid, a pesar de la falta de carisma que le imprimen a su personaje.

Un pliegue en el tiempo recuerda a los telefilms de Disney que solían aterrorizarnos de pequeños. Si te quedabas hasta el final y te tragabas la moralina, se supone que se restablecía el equilibrio. Si no, las pesadillas estaban aseguradas. Aquí hay mucho de eso, con una escrupulosa cuota de pantalla de etnias representadas. Y ahí patina hacia lo ridículo. Lo mismo tendrían que haberse complicado menos la vida y haber trazado una línea argumental más natural y fluida… Entonces, sí que nos habrían embarcado como a niños pequeños, ávidos de hazañas más allá de las estrellas.

VALORACIÓN:

Un pliegue en el tiempo tiene mejores intenciones que calidad en su factura final: de ritmo irregular y evolución titubeante, no se contará entre los mejores trabajos de la factoría Disney.

LO MEJOR:

La banda sonora, el imaginativo vestuario y las interpretaciones.

LO PEOR:

Oprah gigante y el momento col voladora. Los efectos especiales (chromas cantosos) y los estereotipos en los que abunda. Desaprovecha buenas ideas.
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