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Crítica de The Politician, la nueva serie de Ryan Murphy

The Politician
No nos libramos de las elecciones ni en la ficción: crítica de The Politician, la primera serie de Ryan Murphy (Glee, American Crime Story) para Netflix, disponible en la plataforma desde el 27 de septiembre de 2019.

Desde el pasado 27 de septiembre está disponible en la primera serie de Ryan Murphy para Netflix. The Politician lleva al cien por cien el sello del creador de American Horror Story, con muchos de las señas de identidad que se dan cita en sus anteriores trabajos: fotografía y vestuario muy trabajado y una forma de rodar muy particular en la que Brad Falchuk toma el relevo en dos ocasiones para quedarse con los episodios más "musicales".

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Y es que la estrella del show es el cantante y compositor Ben Platt que, aunque dista de ser un excelente actor, es ese hombre de paja al que rellenan sus asesores para que se convierta en un fenómeno de masas. O no. La idea central de la serie es la de jugar con el concepto de qué es ser un buen político: ¿hay que dejar de sentir para triunfar o por el contrario es imprescindible tener sentimientos para llegar a la gente?

En el arranque de la serie de Netflix nos presentan a su personaje, un ambicioso joven adinerado de Santa Bárbara cuya gran meta es la de cimentar una carrera política en base a una rotunda victoria en las elecciones estudiantiles. Por supuesto, se trata de ver en sus tácticas comunicativas, en su campaña y en su forma de luchar por la victoria una representación a pequeña escala de lo que supone la carrera hacia la presidencia y es ahí donde la sátira florece para llevarnos a pasar por momentos completamente desconcertantes: el uso que se le da a la información personal, cómo influir y/o manipular a los pequeños colectivos y qué pasos razonados dar para alcanzar la meta.

Por desgracia, todo es oportunismo, desfachatez, golpes de timón de última hora para enderezar encuestas y predicciones y cálculo electoral...  Vamos que, aunque se trata del consejo estudiantil, se parece mucho a la política real.

The Politician, no obstante, cae en su propia trampa en un episodio bastante insultante para el espectador medio. En "El votante" se supone que se retrata al indeciso que aún no se ha formado una opinión ni está en exceso interesado en lo que se cuece en los debates. Y es demoledor... Sin hacer una lectura en exceso profunda, es humillante la forma en la que se concibe a quienes no se decantan por ninguna opción antes de una votación.

Otro de los problemas de la serie es que da muchísimas vueltas para llegar a la meta en un episodio final que es mucho más significativo que buena parte de los anteriores.

Introduce mucha paja con personajes que aportan poco o nada a la trama pero en los que se regocija: tal es el caso de la extenista checa Martina Navratilova, icono lésbico, que introduce algunos momentos divertidos, eso sí, o el de Jessica Lange, la diva de Murphy que aquí también se reserva un papel explosivo, aunque en una subtrama con menor peso específico.

Latente en esta comedia de Netflix hay una brutal crítica a las élites, su forma de entender la vida y sus infladas aspiraciones, tal y como lo demuestra el matrimonio de conveniencia de los padrastros del protagonista o sus acomodados y descerebrados gemelos. Gwyneth Paltrow (Vengadores Endgame) representa además a ese selecto grupo que gasta ingentes cantidades de dinero en chamanes y curación con cristales (algo que por cierto no está lejos de la realidad si tenemos en cuenta la afición de la actriz por las dietas milagro).

The Politician es una buena serie para maratonear, aunque algunos episodios se hacen algo largos: realmente una reducción de la duración de los capítulos amputando relleno le habría sentado de maravilla. Por supuesto, quienes admiren a Platt podrán disfrutar de sus actuaciones ya sea cantando o al piano, al resto de los mortales lo que nos pide el cuerpo es pulsar FF para pasarlos lo más rápido posible y regresar de las digresiones musicales para saber hacia dónde nos lleva la ficción.

Queda apuntada, por cierto, una segunda temporada que, si consigue dejar de lado las zarandajas, puede tener pegada. La irrupción de Judith Light y Bette Midler en el último episodio eleva el listón y las expectativas. Y ya si consiguen integrar al personaje de Lange de una forma más orgánica en la trama principal será todo un festival...

VALORACIÓN:

The Politician será una serie muy divisoria: satisfactoria para quienes adoren el estilo de Ryan Murphy y exasperante para los menos acostumbrados a sus historias. Le cuesta avanzar en las tramas y tiene mucho relleno aunque la idea central es buena.

LO MEJOR:

Quienes admiren el talento musical de Ben Platt tendrán ocasión de gozar de su música. El diseño de producción es tan kitsch como impecable.

LO PEOR:

El episodio "El votante" resulta bastante insultante: traspasa la línea de la sátira política y destruye el espíritu de la serie.
Hobby

65

Aceptable

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Etiquetas: Netflix