Crítica de Presas de Caza - Netflix regresa con un nuevo terror alemán

Netflix ha estrenado recientemente Presas de Caza, ya disponible en su plataforma streaming. Un nuevo paso de terror germano dentro de su amplio catálogo.

No es la primera vez ni será la última que una producción de Alemania reluce considerablemente en Netflix, especialmente después de los éxitos de los años precedentes.

Hablamos de series y películas alemanas en Netflix como Dark, Bárbaros, Los Vencidos, Unorthodox, Biohackers o La Isla Negra, por recordar algunas pocas.

Ahora es el turno de Presas de Caza, película escrita y dirigida por Thomas Sieben, conocido anteriormente por trabajos como El Secuestro de Stella (2019) y The Dam (2013). 

¡Aquí os dejamos el tráiler de Presas de Caza para que le echéis un vistazo!

Aprovechando la llegada de este filme a Netflix, ya hemos visto la película y... ¡Aquí va nuestra crítica de Presas de Caza sin spoilers!

Imagina que tú y tus amigos decidís pasar un día en el campo. Preparáis los bártulos, os vais a pescar, os perdéis por el bosque, contáis anécdotas, creáis nuevos recuerdos y, en definitiva, disfrutáis del fin de semana libre.

Ahora imagina que, en mitad de ese bosque, comenzáis a escuchar disparos. Lo primero que pensáis es que hay alguien cazando allí, pero os resulta extraño porque no hay ningún coto de caza en esa zona. Habrá que ir con cuidado, por si acaso.

Pero, de pronto, un disparo se escucha más fuerte, más claro. Uno de vuestros amigos recibe un impacto de bala en el brazo. Nuevos proyectiles vuelan en vuestra dirección. Tenéis que esconderos, tratar de llegar al coche y huir.

Sin embargo, descubrís que os han pinchado las ruedas del vehículo. El móvil no tiene cobertura. Estáis solos. Perdidos en el bosque. Perseguidos por un enemigo invisible. Os habéis convertido en presas. Y un cazador anda suelto.

Esta es la premisa de Presas de Caza, la película de terror en Netflix de origen alemán que está siendo todo un éxito en nuestro país.

Una entretenida propuesta audiovisual que basa toda su potencial aceptación popular en la tensión que genera, evocando ciertos rasgos de Los Juegos del Hambre, mezclado con Funny Games.

Lamentablemente, aunque la superficie es ciertamente atractiva, el magnetismo inicial se convierte en indiferencia conforme avanza el metraje.

Un largometraje que, por otro lado, no adolece de aburrimiento o excesos, ya que apenas llega a la hora y media de duración, y evita el bostezo de qué maneras.

Sin embargo, Presas de Caza no convence por la superficialidad de sus personajes. El deseo de hacer que todo avance, que se mantenga la tensión, que el terror funcione, provoca que el desarrollo de los protagonistas sea prácticamente inexistente.

Pronto olvidas que tienen nombre y familia, historia y pasado, un tono de voz concreto o una forma de ser. La personalidad de todos ellos se difumina de una manera brutal, a merced de una acción nada efectista y mucho menos efectiva.

Uno podría decir que es un ejercicio de empatía con el cazador. Así es como la persona que está detrás de ellos ve al grupo de hombres: seres sin identidad que solo son carnaza para su diversión. Pero nada más lejos de la realidad.

Presas de Caza no olvida premeditadamente a sus protagonistas, sino que, sencillamente, elige la marcha, el vals de tensionado terror boscoso, por delante de los personajes. Es allí donde el espectador, seguramente, termine perdiéndose.

Es fácil entrar al juego de cazador y cazado, de perseguidor y perseguido, de asesino y superviviente. Pero es difícil emocionarse con la supervivencia o la muerte de los personajes si apenas eres capaz de recordar cómo se llaman.

Sea como sea, Presas de Caza es una película de Netflix lo bastante curiosa como para recomendarla si no tienes nada que ver. Porque, a pesar de sus defectos, debemos reconocer que hemos disfrutado con su visionado, a pesar de todo.

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