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Crítica de ¡La serie de Cuphead!: Netflix ha hecho una obra maestra

The Cuphead Show!

La adaptación del videojuego Cuphead por parte de Netflix es un regalo para la vista para todos aquellos que amamos la animación más clásica. ¡Menuda obra de arte!

Todavía no sabemos cómo enfocar esta crítica. ¿Vamos a hablar de la serie de Cuphead en Netflix o de un clásico de animación de la época de Walt Disney que se ha colado en la plataforma streaming? No lo tenemos nada claro. Desde luego, si algo debemos reconocerle a esta nueva propuesta animada, es que nos ha dejado literalmente sin palabras.

¡La serie de Cuphead! no sólo ha tenido la fortuna de contar con sus creadores, Chad y Jared Moldenhauer (además del Studio MDHR), sino que ha penetrado en el catálogo de Netflix en el momento adecuado. Una etapa de la compañía que ha posibilitado el tratamiento preciso, correcto, para que la traslación del videojuego haya tenido lugar de esta manera.

Hay que reconocer que Netflix, poco a poco, se estaba convirtiendo en la Charlize Theron de las plataformas streaming. Después de muchos y titubeantes intentos para consolidarse en un mercado tan volátil como los servicios de vídeo bajo demanda online, ahora la empresa estadounidense se ha forjado una identidad que combina lo mejor de cada casa.

Por un lado, tenemos a Netflix apostando claramente por un catálogo blockbuster con el que satisfacer al público de masas, centrándose en producir películas y series de televisión impactantes o con un reparto estelar. Es el caso de los recientes éxitos de Alerta Roja y El juego del calamar, dos sólidos proyectos que se centran en uno u otro aspecto.

Sin embargo, la plataforma streaming también está dando espacio a pequeñas producciones cuyo propósito principal va mucho más allá de la recepción, la acogida y el impacto mediático. No desea la inmediatez y el comentario en redes sociales. Preguntad si no por El poder del perro a Jane Campion. Sus 12 nominaciones a los Oscars están más que justificados.

Por eso decimos que Netflix es como Charlize Theron. Ha logrado constituirse y consolidarse en el mercado cinematográfico y audiovisual como una plataforma en la que pueden seleccionar tanto productos de consumo de masas como otros con un tono y una naturaleza más independientes. Un balance perfecto para el futuro de la compañía.

En ese equilibrio es donde series de animación como Arcane (League of Legends) se han hecho fuertes, permitiendo encontrar un espacio antaño reservado a otros proyectos y desatando todo el talento de nombres, estudios, cineastas y demás. Todos nosotros estamos siendo testigos de este cambio. Y lo estamos disfrutando con creces.

Este contexto que describimos no es casual para la crítica que nos ocupa. ¡La serie de Cuphead! en Netflix surge en el entorno idóneo para desplegar su idea. Una idea que ya constituía en su titánico y recomendable videojuego, a pesar de todos los mandos rotos, las uñas mordidas y la amargura provocada por la dificultad de sus enloquecidas pantallas.

¡La serie de Cuphead!, por fortuna, no obliga a "meterse en la zona" o tener una habilidad casi japonesa para disfrutar de principio a fin. En ese sentido, es mucho más abierta que el videojuego, sobre todo si entiendes la dinámica de los personajes, aceptas su contenido naif y comprendes la importancia que tiene su propuesta con respecto al mundo de la animación actual.

La industria ha desarrollado una devoción casi profética por el 3D, herencia del éxito de Pixar y de cómo los más pequeños han acostumbrado su ojo al modelo animado moderno. Esto ha significado la tumba del 2D, llegando a perder por el camino incluso la identidad de instituciones tan relevantes como Studios Ghibli, aunque van apareciendo brotes verdes.

El videojuego de Cuphead ya fue un grito de auxilio a los clásicos de la animación. Homenajeando el trabajo original de Walt Disney en los primeros pasitos de la animación audiovisual de corte mainstream, los personajes y el universo propuesto eran un delicado traslado de aquella época de hace casi un siglo al mundo presente, con todo lo que conlleva.

La serie de Netflix de Cuphead hace exactamente lo mismo, pero el agravante se multiplica. Ahora no sólo es un videojuego, sino que regresa a su medio original. La animación se despliega aquí con un carácter genuino, con un derroche de ingenuo, de individualidad, de carisma, de talento desbordante, que sólo puedes aplaudir con los párpados ante tal impacto visual.

Netflix ha desarrollado una obra de arte. No porque sea una gran adaptación (que lo es, ya que la acción nos mete de lleno en pequeñas secuencias de "plataformeo" que son guiños al videojuego), sino porque es un derroche bestial de inteligencia y capacidad a la hora de dominar el mundo de la animación. Es una serie prácticamente imposible, impensable.

Este sueño hecho realidad es de 2022 porque ha salido en 2022, pero si viajáramos en un DeLorean hasta el pasado, colocáramos esta serie en una televisión de tubo y observáramos la reacción de la audiencia, comprobaríamos con estupefacción que no son capaces de identificar que es una producción realizada setenta, ochenta años en el futuro.

Incluso el "grumo" de las imágenes está presente en ¡La serie de Cuphead! Netflix ha cuidado todos los detalles, hasta el punto que uno puede perder completamente de vista la realidad y perderse en la belleza de la animación, de los diseños, de la estética, del color, de este viaje al pasado que nos ha arrancado del presente durante unos instantes.

Y es que lo único "malo" que podemos decir de esta serie es que es muy corta. Se acaba pronto y nos deja un vacío tremendo. Su visión es tan poderosa, tan magnética, tan sugerente que no queremos abandonarla así como así, a las primeras de cambio. Y eso que su historia es lo de menos, pero es que cómo se cuenta, cómo llegas a ella... ¡es para quitarse el sombrero!

No nos queda nada más que hacer eso y aplaudir. Vivimos en una época que nos ha permitido disfrutar de proezas animadas como Arcane y ¡La serie de Cuphead! en menos de un año. Ojalá el público, incluso el que no conoce el videojuego y no sabe de qué va este asunto, descubra el poder que hay detrás de la animación, de una producción con tanta identidad como ésta.

Ojalá ¡La serie de Cuphead! en Netflix permita recuperar la animación 2D más clásica, aunque sea a cuentagotas y a modo de homenaje o guiño a épocas del pasado. Es tanta la belleza que destila, es tanto el encanto que atesora en su metraje, que sólo podemos ver esta serie con un cariño tanto o más grande que la nostalgia que nos genera.

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Tenéis que ver esta serie. Tenéis que viajar al pasado. El trayecto merece la pena, de verdad.

VALORACIÓN:

¡La serie de Cuphead! no sólo es una gran adaptación de un videojuego que homenajeaba la animación clásica, es un clásico animado desde sus primeros segundos. Una obra de arte que nos traslada a tiempos que ya no existen y nos recuerdan por qué nos enamoramos tan profundamente de la mejor técnica cinematográfica de todos los tiempos.

LO MEJOR:

La animación. Todo lo que envuelve el trabajo animado es tan majestuoso que nos deja sin respiración.

LO PEOR:

Nos gustaría decir que han adaptado incluso la dificultad del videojuego, pero lo cierto es que no. No tiene nada de malo. Que es muy corta, ya.
Hobby

90

Excelente

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Etiquetas: Netflix