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Crítica de Snowpiercer, la serie inspirada en la película de Bong Joon-Ho

Snowpiercer
Crítica de Snowpiercer, la serie inspirada en la película de Bong Joon-Ho que a su vez se basa en el cómic de ciencia-ficción postapocalíptica "Le Transperceneige". En Netflix a partir del 25 de mayo de 2020.

El 25 de mayo llega a Netflix la serie Snowpiercer, ambientada siete años tras la partida del convoy de 1001 vagones que forma el Rompenieves que circunnavega la Tierra en un invierno nuclear.

Como bien recordaréis, ésta es la historia que sirve como punto de partida y que nos narra la novela gráfica de ciencia-ficción postapocalíptica de 1982 "Le Transperceneige" firmada por Jacques Lob, Benjamin Legrand y Jean-Marc Rochette.

En 2013 el ahora archiconocido y laureado director surcoreano Bong Joon-Ho que se alzó recientemente con tres premios Oscar gracias a Parásitos, se atrevió a volcar las viñetas en una ecléctica y multicultural película en la que contó con un reparto excepcional encabezado por Tilda Swinton, Chris Evans, Song Kang-ho, Jamie Bell, Octavia Spencer y Ed Harris, entre otros.

Ahora llega la serie creada por el canadiense Graeme Mason, el showrunner de Orphan Black también conocido por el guión de Cube, la joya de la filmografía de Vincenzo Natali.

El primer episodio arranca con un breve prólogo animado que cuenta cómo una crisis climática global inició una guerra que provocó un sobrecalentamiento del planeta. Con la intención de enfriarlo se tomaron medidas que desembocaron en una glaciación, a la cual solo supo anticiparse el visionario Wilford.

Él vendió pasajes de tres categorías para viajar en una "máquina eterna", es decir, un inmenso tren equipado como rompenieves y completamente autónomo en el que todo se aprovecha capaz de realizar una ruta circular por la Tierra recorriendo los paisajes helados como última oportunidad para la humanidad.

Lo que no supo predecir fueron las revueltas de las clases menos acomodadas, que conseguirían irrumpir por la fuerza en la cola del tren y que tratarán periódicamente de romper el equilibrio ideal de Wilford.

Si os gustó El hoyo, una magnífica película que se ha convertido en la primera producción española en encabezar la taquilla surcoreana, os daréis cuenta de que es la traslación vertical de Snowpiercer. La perspectiva de la posición de los individuos varía en función de la extracción social a la que pertenezca: los de abajo, también denominados "colistas" o "escoria" en referencia a los desechos de la quema del carbón, quieren ascender, al igual que los de tercera y segunda clase. Los de primera solo se preocupan de defender su posición privilegiada.

Ellos sí conocen las condiciones de vida del resto del pasaje mientras que los que sufren una mayor desinformación y viven en unas condiciones deplorables sin saber siquiera lo que hay más allá de las puertas que les separan del resto son esos polizones aspirantes a salir de allí a toda costa y a los que incluso se esteriliza para que no puedan tener hijos.

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Hay aspectos de la novela gráfica y la película que se mantienen en la serie Snowpiercer y otras que cambian de forma considerable. La primera y más importante es que la lucha de clases se suaviza bastante en pro de una trama más detectivesca que entronca con ciertos aspectos de las novelas policiacas al uso. El protagonista, André Layton (muy apropiado el apellido, por cierto), líder de los "colistas", es requerido por Melanie Cavill, la mano derecha de Wilford, para hacerse cargo de un asesinato brutal que incluye la amputación de todos los miembros del cuerpo (brazos, piernas y pene) de un hombre. Su pasado como investigador lo convierte en una pieza clave para comprender lo que ha sucedido.

Con estos mimbres ya imaginaréis que el grado de crudeza y deshumanización que caracterizaba ciertos pasajes de la película, se mantienen intactos. También veréis el brutal castigo que se inflige a los rebeldes de la cola cuando intentan revertir su situación.

La serie nos permite indagar más en la idiosincrasia de determinados personajes y conocer mejor las responsabilidades con las que cargan y las relaciones que hay entre ellos. Y es fundamental, claro está, el casting. Jennifer Connelly, Iddo Goldberg, Katie McGuinness y Annalise Basso brillan con luz propia pero nadie puede hacerle sombra a la polifacética y camaleónica Tilda Swinton, que en la película daba vida al rol más repugnante de todos: Mason. Alison Wright se encarga de un papel similar, aunque con muchos matices distintos.

Tampoco parece que sea el fichaje idóneo para el papel más importante de la serie el actor, cantante y rapero Daveed Diggs, a quien le falta fuerza y carisma como para liderar al elenco.

Por lo demás, es cierto que la producción es bastante ambiciosa y funciona muy bien. Se ha trabajado duro desde la dirección artística para crear entornos muy específicos que generan sensaciones encontradas: desde la angustiante parte final del tren donde no hay ventanas, hasta el enigmático tren nocturno pasando por los vagones de agricultura donde se custodian los cultivos y el ganado o los temidos cajones en los que los presos quedan suspendidos. Aunque hay que ponerle una pega: a veces no parece que estemos dentro de un tren porque los espacios son demasiado grandes. También cantan un poco los efectos especiales en los planos exteriores, en los que el CGI choca con el aspecto realista del interior de los vagones. Y se ha perdido el elemento multicultural que hacía del rompenieves una pequeña Torre de Babel, aunque sí siga vigente el mensaje ecologista de lo imprescindible que resulta la sostenibilidad.

En cualquier caso y a pesar de todos los cambios y los peros, Snowpiercer es una serie muy recomendable que intenta explorar otros temas más allá de los de las dos obras precedentes como el peso de la responsabilidad, la necesidad de encontrar cierto grado de equilibrio y de preservar ese "Arca de Noé" rodante tomando drásticas decisiones. El microcosmos del tren hace que los individuos pierdan su humanidad con tal de mantener su posición: estamos ante una eterna huida hacia adelante.

A menudo, nada es lo que parece en un principio y abundan los giros de guión que nos llevan a estar atentos en todo momento a los detalles, así que se consume rápido. El principal misterio que subyace más allá de hallar al culpable de los asesinatos, es la identidad de Wilford.

La máquina no puede detenerse, así que esta primera temporada compuesta por diez episodios ya ha sido renovada por una segunda a la cual se unirá el actor británico Sean Bean. Si no hay retrasos debido a la emergencia sanitaria, verá la luz en 2021.

Para la elaboración de esta crítica hemos visto los cinco primeros episodios de la serie. Netflix estrenará los dos primeros el 25 de mayo y posteriormente uno por semana, siguiendo el estreno en Estados Unidos vía TNT.

VALORACIÓN:

La serie Snowpiercer cuenta con una atractiva ambientación y se acoge al género del suspense de la vieja escuela (al más puro estilo Agatha Christie) que le sienta bien, aunque avanza despacio en su crítica a la estratificación de la sociedad y las reivindicaciones de los "colistas".

LO MEJOR:

La decisiva influencia del cine negro en la ambientación, el suspense derivado del asesinato y la lucha de clases que ya se mostró en la película.

LO PEOR:

El protagonista, interpretado por Daveed Diggs carece de carisma como líder de la rebelión de la cola. Es el personaje más flojo.
Hobby

75

Bueno

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Etiquetas: Netflix