Crítica de Song to Song, con Rooney Mara, Michael Fassbender, Ryan Gosling y Natalie Portman
¿No os da la sensación de que todas las películas de Terrence Malick a fin de cuentas hablan de lo mismo? La música sirve de pretexto para mostrar la evolución emocional de los personajes de Song to Song que pasan por épocas oscuras hasta llegar a un luminoso bautismo que les lleva a conectar con la naturaleza y el amor o de forma irremediable hasta una muerte redentora. Todo esto lo hemos visto ya antes en sus últimas películas, desde To the Wonder hasta Vida oculta.
Uno de los aspectos de su filmografía, criticado a menudo por muchos y venerado por otros, es el hecho de la importancia que Malick le da a la belleza. Al punto de que consideran que lo suyo, más que cine es videoarte. Puede que sus películas sean duras y aborden facetas destructivas y dolorosas para sus personajes, pero no se puede decir que no se preocupe de mostrarlas de una forma elegante y hermosa. Idealizada, en cierta manera.
Si hay algo que ha definido el "sello Malick" es la fotografía de Emmanuel Lubezki ganador del Oscar tres años consecutivos por su trabajo en Gravity, Birdman y El renacido, unida a su narrativa casi etérea y sus ópticas deformadas de gran angular. Nada de esto es ajeno a esta película, que por cierto llega a España rescatada por Avalon bastante tarde... se filmó en 2017.
Ambientada en la escena musical de Austin, en Texas, Song to Song es una historia de amor protagonizada por dos parejas cuyas vidas se entrecruzan: una integrada por los compositores Faye y BV, y la otra por el magnate de la música Cook y una profesora que se gana la vida como camarera de la que se encaprichará.
Para sacar adelante la película, ha contado con la inestimable colaboración de un cuerpo interpretativo envidiable compuesto por Rooney Mara, Michael Fassbender, Ryan Gosling, Natalie Portman, Cate Blanchett y Holly Hunt (ahí es nada), a quienes se une en un breve cameo Val Kilmer y, sobre todo, adicionalmente grandes figuras de música que parecen estar improvisando sus diálogos hablando de su propia vida y su relación con el arte y el amor: Patti Smith, Iggy Pop, John Lydon de los Sex Pistols, Florence and the Machine, Flea de Red Hot Chili Peppers y Lykke Li.
Las películas que ha ido filmando Malick a lo largo de estas dos últimas décadas son auténticas experiencias sensoriales, aunque en esta ocasión se dejan llevar más por el plano auditivo por medio de la música y de los parlamentos de voz en off en los que los personajes tratan de contar, echando la vista atrás, aquello por lo que pasaron. Como sucede con la memoria, todo está fragmentado, incompleto, conectado pero a la vez formado de retazos e impresiones.
Esto implica que en Song to Song hay pasajes sublimes y otros que no tienen tanta fuerza, poniendo a prueba la paciencia de la audiencia con su ritmo moroso y su (aparente) falta de rumbo.
El carácter sagrado del amor (la llama de la vida) y la comunión casi panteísta con la naturaleza aflora al final, después de habernos internado en muchos mundos liberadores a veces, opresivos otros. Escuchamos tecno, pop, rock, punk, música clásica y hasta el mayor de los silencios y eso nos ayuda a componer un puzle complicado en el que al espectador medio no le será fácil entrar y mucho menos componer.
Como siempre, hay un juego constante de la cámara con los actores, ajenos a sus movimientos, que recorren los sets de rodaje a veces en momentos de pura improvisación. Hay mucho de teatro entendido como ensayo a través de la gesticulación y de la utilización del lenguaje corporal en una película que presta una atención muy especial a los espacios y las interacciones de los personajes. Le pesa eso sí, la sensación general algo plomiza de estar viendo algo que ha terminado tomando forma en la sala de montaje y que probablemente podría habernos ahorrado un tiempo precioso.
¿Se puede contar un pasaje de nuestras vidas yendo de canción en canción? Seguro que sí, Song to Song se lo propone y de paso nos regala una de las interpretaciones más viscerales y memorables de Natalie Portman.
VALORACIÓN:
¡Menudo repartazo tiene Song to Song! Terrence Malick consigue una de las mejores y más atormentadas interpretaciones de Natalie Portman en un papel secundario difícil de olvidar, mientras se recrea, como siempre en sus paisajes y primeros planos de ópticas deformadas.LO MEJOR:
La fotografía, las interpretaciones y la elegancia con la que se abordan incluso las más bajas pasiones de los personajes.LO PEOR:
La película recorre todos los leit motiv de Terrence Malick: desde la obsesión hasta los pecados, pasando porla expiación de los mismos.65
Aceptable
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