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Crítica de Star Wars Episodio 9: El ascenso de Skywalker, sin spoilers

Star Wars Episodio 9
Enfrentarse al miedo es el destino de todo Jedi. Rey llega al clímax de su historia con el Episodio 9 de Star Wars. En esta crítica sin spoilers, os contamos qué tal luce en pantalla la jugada maestra del emperador Palpatine.

Siempre que las luces se apagan y en pantalla vemos el gigantesco logo de Lucasfilm, un cosquilleo especial recorre nuestro cuerpo cinéfilo. Con Star Wars Episodio 9: El ascenso de Skywalker, la sensación se acentúa, pues estamos ante una entrega muy especial, la que cierra toda la saga de los Skywalker, posiblemente la última numerada que veremos jamás... Y sí, la siguiente después de un Star Wars Episodio 8 que dividió a los fans con la arriesgada apuesta de Rian Johnson. El director J.J. Abrams tenía la patata caliente de reconducir la acción hasta un cierre que resultara satisfactorio para todos, desde los que vieron como niños en el cine Una nueva esperanza hasta los que son "hijos" de la nueva trilogía. Buenas noticias: lo ha conseguido.

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La acción arranca poco tiempo después del episodio anterior, pero con un cambio muy importante: todos sabemos que el emperador Palpatine (un Ian McDiarmid que vuelve al papel desde ese ya lejano Episodio III de Star Wars) ha vuelto a la carga y estaba detrás de las tribulaciones de la Primera Orden. Ahora, los escasos supervivientes de la resistencia, con Rey (Daisy Ridley) como gran promesa gracias a su entrenamiento Jedi, deben enfrentarse al remanente de la Primera Orden... Y a lo que sea que está pergeñando Palpatine...

Tranquilos, no vamos a contaros nada que entre en spoilers, más allá de la presencia anunciada a bombo y platillo de actores como Billy Dee Williams en la piel de Lando Calrissian o el uso de metraje inédito de Carrie Fisher para presentar una conclusión satisfactoria a la historia de la princesa Leia. Todos ellos, unidos a los personajes que han ido llegando desde Star Wars Episodio VII: El despertar de la Fuerza (a saber: Maz Kanata, Rose Tico, el general Hux...) conforman una obra muy coral, pero que en esta entrega está más centrada que nunca en los personajes clave de la nueva trilogía: Rey, Finn (John Boyega) y Poe (Oscar Isaac) son los protagonistas absolutos de la aventura principal, con unas aportaciones mucho más equilibradas y orientadas a esas líneas maestras que hasta ahora estaban más difusas: la relación de amistad y hermanamiento entre los tres, la necesidad de estar unidos hasta el final, la búsqueda de una nueva generación de líderes...

Difícil de ver el futuro es

La idea de pasar el testigo está muy presente en todo el metraje... Pero claro, para eso, hace falta que haya una generación previa dispuesta a ello. En ese sentido, ¿hasta qué punto son relevantes la presencia o el legado de Leia Organa, Luke Skywalker o Darth Vader? Todos, en mayor o menor medida, son importantes en el desarrollo de los acontecimientos, pero lo que queda claro es que Star Wars Episodio IX ha hecho justicia con las películas clásicas, hasta el punto de que muchos de los que seáis más veteranos os descubriréis a vosotros mismos soltando lagrimones de alegría y nostalgia.

¿Y qué hay de este Emperador Palpatine que ha obtenido tanta atención en la promoción de la película? Pues sí, aunque se nos mete un poco a capón en esta entrega (un poco más de contexto para reintroducirlo en la trama se habría agradecido) es tremendamente importante en la historia y su presencia nos depara más de una sorpresa. Y es que el lore de Star Wars aumenta en muchas direcciones con esta película, desde los momentos de acción hasta los acontecimientos y revelaciones que se nos hacen. Hay que ir con ganas de dejarse llevar y sorprender porque, aunque esta es una película para todo tipo de público, el fan service está ahí, sin duda. Hay muchos momentos pensados para recompensar al fan de la saga, pero nunca parecen sobrar ni estar forzados (eso sí, ya veremos cómo se toman algunos fans más puristas ciertos usos de la Fuerza). Ya lo hemos dicho antes: nos parece la película más equilibrada en sus "dosis" dentro de la nueva trilogía. Y, por el camino, hasta se permite lanzar alguna puyita a las jugadas arriesgadas de Rian Johnson en el Episodio VIII, usando sus propias armas, pero a la vez, hace que todo tenga sentido. Tras ver este episodio 9, NECESITAMOS revisitar los anteriores para disfrutar de cómo encajan las piezas del puzzle.

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El ascenso de Skywalker nos presenta todo lo que cabe esperar en una producción de este calado: momentos de introspección muy intensos, más de un duelo con espada de luz, mastodónticas batallas espaciales al estilo J.J. Abrams... Las películas de Star Wars tienen cogido el pulso a su fórmula narrativa y a la estructura de sus arcos argumentales. Esto nos lleva a una duda que seguramente muchos tengáis: ¿esta es una nueva versión de El Retorno del Jedi, del mismo modo que se criticó que el Episodio VII se pareciera demasiado al IV? Bueno, algo de eso hay, en el sentido de que el Emperador Palpatine es el pez gordo y que se es muy conservador a la hora de construir la acción, pero pasan tantas cosas y a un ritmo tan rápido que casi no tenemos tiempo de pararnos a ponernos haters.

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Y es que el ritmo es uno de los grandes puntos fuertes de Star Wars 9: no paran de suceder cosas, desde el minuto 1 de la película, hasta el final. No tenéis margen para aburriros y sus 2 horas y 21 minutos de duración se pasan casi sin que nos demos cuenta. En ese sentido, combinar a todos estos personajes para que todo lo que sucede llegue a una culminación satisfactoria, a la vez que se atan los múltiples cabos sueltos de entregas previas y se mantiene en alto el interés del espectador es toda una labor de ingeniería cinematográfica por parte de J.J. Abrams y su equipo. Nosotros, como espectadores, sentiremos el sufrimiento y la intensidad de los personajes.

En el éxito de ese ritmo hay tres tramas fundamentales: por un lado, la de los tres amigos protagonistas; por otro, la de la pléyade de secundarios de la que ahora hablaremos; por último, esa relación de interés-odio que han mantenido Kylo Ren y Rey durante sus tres películas (ese "Reylo" que tanto ha hecho volar la imaginación de la generación de espectadores más reciente). A propósito de esta última, la historia sigue un camino lógico y bien planteado por el guión, apoyada por la intensidad física de Daisy Ridley pero, también, por un Adam Driver absolutamente entregado a su papel (ya nos ha demostrado su poderío interpretativo en películas como Historia de un matrimonio). Muchos se han reído de Kylo Ren en el pasado, acusándolo de ser un "villano de segunda", pero nosotros siempre lo hemos defendido por ser un personaje polifacético, torturado, pero también tremendamente poderoso. Driver lleva su actuación al extremo para mostrarnos a un personaje con más capas de lo que muchos quieren reconocer.

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Nunca subestimes a un droide

El otro palo que nos faltaba por tocar es el de los numerosos secundarios. Personajes como Chewbacca, el general Hux (que protagoniza uno de los golpes más buenos de la película) o las nuevos Jannah y Zori Bliss tienen momentos de lo más interesantes, mientras que otros no han acabado de desatar todo su potencial. Ahí tenemos, por ejemplo, a Maz Kanata, que prometía mogollón en el Episodio VII y ha acabado sin tener un rumbo claro, como si los responsables de la franquicia no supieran muy bien qué hacer con ella. O el nuevo droide D-O, que tiene algún momentito simpático, pero si hubieran cedido sus gags a BB-8, no habría pasado nada. Los Caballeros de Ren que tanto han dado que hablar aparecen bastante en pantalla, pero da la sensación de que se les podría haber sacado muuuucho más partido en acción.

Sin embargo, esta película nos ofrece algo casi mágico: la "resurrección" de C-3PO como un secundario de lujo. Tal y como comentaban los rumores, su aportación a la trama de la película es sorprendentemente relevante y, gracias a ello, el droide al que ha dado vida Anthony Daniels desde aquel lejano Episodio IV protagoniza momentos realmente divertidos y hasta hay algún tramito emotivo. Chapeau por el tratamiento de este personaje, aunque su eterno compi R2-D2 no acabe teniendo tanta chicha como nos habría gustado. También hay algún pequeño descubrimiento en forma de personaje animatrónico muy divertido, ya veréis. Jannah o el pérfido general Pryde también ayudan a dar variedad y épica a la historia.

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Vale, hay muchos personajes importantes y la trama llega a buen puerto, pero... ¿Qué hay del apartado más técnico? Sin llegar al grado de excelencia que presentaba el Episodio VIII en ese sentido, aquí hay algunos planos realmente portentosos, gracias a un diseño artístico muy acertado. Sin duda, nuestra parte favorita es la relativa a la "fortaleza" desde la que Palpatine orquesta su plan, que tiene un aspecto sobrecogedor y muy cinematográfico. Los duelos a espada también están muy acertados, con algunos trucos de montaje muy originales.

J.J. Abrams también ha manifestado sentirse muy orgulloso de la forma en que presentan los destructores y las naves más grandes desde ópticas novedosas. Y es cierto, hay momentos de batalla galáctica que merecen ser vistos en pantalla grande, con el Halcón Milenario incluido, como era de esperar.

Star Wars 9

Por supuesto, la música de John Williams está a la altura de las circunstancias y, aunque no se presenta ninguna partitura nueva que vaya a romper moldes en la historia del cine, todas consiguen llevarnos de la mano por la intensidad de cada escena, con remezclas de temas clásicos que nos ayudan a rememorar referencias a personajes concretos que quizá no están ahí, pero siempre llevamos con nosotros.

Tu enfoque determina tu realidad

De cerrar el círculo va la cosa. Los protagonistas son Rey, Kylo, Finn, Poe y, si nos apuráis, el Emperador, pero Star Wars Episodio 9 no olvida su papel como película final de una saga Skywalker que comenzó hace más de 40 años. Como no podía ser de otra forma, Luke Skywalker y Leia Organa (es tremendo lo que han conseguido que haga este personaje a base de metraje "sobrante" tras la muerte de Carrie Fisher, por cierto) son enormemente homenajeados.

Ellos representan la esperanza, la forma de purificar un legado que parecía irremediablemente oscuro... Y sí, también representan nuestra nostalgia y todo lo que amamos de Star Wars, ya hayamos nacido hace 50, 30 o 15 años. Dependiendo de la generación en la que hayamos nacido, sentiremos más como "la nuestra" la trilogía original, la de las precuelas o la más reciente (dependiendo de aquella en la que nos encuadremos, quizá nos choquen más algunos acontecimientos de la película, mientras que otros harán palmas con las orejas), pero hay algo que debemos tener claro: Star Wars es algo más grande que cada uno de nosotros y existen muchas perspectivas desde la que disfrutarla. Se quedan algunas preguntas en el aire (¿quizá para futuras películas?), pero con el precioso epílogo que nos propone este Episodio 9, se hace justicia con la forma en que empezó todo y, cuando la majestuosa música de los créditos finales arranque, sentiremos que mil generaciones de Jedi viven en nosotros.

VALORACIÓN:

Sin duda, el episodio más sólido y equilibrado de la nueva trilogía de películas. J.J. Abrams consigue orquestar una historia coherente con su legado y centrada en lo que de verdad tiene que contar. Hay fan service, humor, acción y drama y nada sobra.

LO MEJOR:

Lo bien que se combina la relevancia de los personajes principales y el ritmo tan intenso que mantiene en el metraje. Visualmente, es muy robusta.

LO PEOR:

Ciertos personajes agradecerían algo más de contexto. Otros personajes secundarios no brillan tanto como deberían.
Hobby

91

Excelente

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